El balance de la temporada de incendios forestales 2025 revela un desafío estructural que exige prevención y corresponsabilidad
Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios (Tecnifuego)
30/10/2025
España ha cerrado una de las campañas más graves de los últimos diez años. Según los datos provisionales ofrecidos por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, durante la VII Jornada de Lucha contra Incendios Forestales organizada en octubre por Tecnifuego, se han registrado 4.696 siniestros entre el 1 de junio y el 14 de septiembre, un 18% más que la media histórica, con 337.920 hectáreas arrasadas, más del triple de lo habitual.
Aunque el número total de incendios ha descendido un 14% respecto a 2024, la superficie afectada se ha disparado, especialmente durante los meses de verano, lo que evidencia la creciente virulencia y complejidad de los fuegos. Sesenta grandes incendios forestales (GIF), cuatro veces más que en un año medio, se han declarado en distintos puntos del país, muchos de ellos con condiciones extremas y comportamientos imprevisibles. El fuego encuentra condiciones cada vez más favorables, y el reto ya no es solo apagarlo, sino prepararse mejor ante fenómenos simultáneos y de gran extensión.
El cambio climático como multiplicador del riesgo
La explicación de esta nueva realidad es compleja, pero hay consenso científico. El cambio climático está modificando profundamente el comportamiento del fuego. Los técnicos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) lo confirmaron durante la citada jornada. La primavera de 2025 fue inusualmente húmeda, lo que favoreció un crecimiento explosivo de la vegetación. Ese exceso de biomasa, unido a un verano extremadamente cálido, con una temperatura media peninsular de 24,2 °C y 33 días de ola de calor, generó el escenario perfecto para la ignición y la propagación extrema del fuego. La combinación de calor extremo, humedad muy baja y viento crea condiciones ideales para incendios fuera de capacidad de extinción.
Las proyecciones climáticas de la AEMET apuntan a un futuro preocupante: más calor, menos humedad y periodos secos más prolongados, lo que se traducirá en campañas cada vez más largas y peligrosas.
El fuego de hoy no se comporta como el de hace veinte años. Cada vez más, los servicios de extinción se enfrentan a incendios sobrealimentados, con velocidades de propagación tres o cuatro veces superiores a lo habitual. Los llamados incendios de sexta generación, capaces de generar su propia meteorología. Frente a estos escenarios extremos, la capacidad de extinción es limitada; la clave está en gestionar el paisaje antes de que arda.
Este escenario de riesgo creciente subraya la necesidad de reforzar los protocolos de intervención, asegurar la formación continua de los equipos y mejorar la coordinación entre administraciones. El estrés térmico, los cambios bruscos de viento y la simultaneidad de grandes incendios ponen a prueba la capacidad de respuesta de los servicios de emergencia, por lo que la protección de los profesionales debe seguir siendo la prioridad absoluta.
El territorio como primera línea de defensa
Muchos de los grandes incendios de este verano demostraron que hay zonas donde, aun destinando todos los medios disponibles, el fuego no puede apagarse. En gran parte, se trata de territorios sin población rural ni gestión activa. Resulta inaplazable, pues, poner en marcha políticas que favorezcan la recuperación del mosaico rural, esa combinación de bosques, cultivos y pastos que tradicionalmente actuaba como cortafuegos natural.
El abandono del campo, la pérdida del aprovechamiento agrícola y ganadero y la expansión desordenada de urbanizaciones en zonas de interfaz urbano-forestal han generado un paisaje continuo de combustible que facilita incendios cada vez más intensos. Frente a ello, la planificación territorial, la restauración ecológica y la participación local son pilares fundamentales para reducir la vulnerabilidad y fortalecer la resiliencia del territorio.
La prevención empieza en el paisaje y continúa en los hogares. Mantener despejados los accesos, limpiar la vegetación en las inmediaciones de las viviendas, sustituir setos inflamables, revisar tejados y canalones o disponer de puntos de agua accesibles son medidas sencillas pero decisivas para limitar la propagación del fuego.
La cultura de la autoprotección debe consolidarse como un pilar de la estrategia nacional frente al fuego. Los municipios, especialmente los situados en zonas de interfaz urbano-forestal, deben mantener actualizados sus planes de emergencia y autoprotección, garantizando su aplicación en centros sensibles como residencias, colegios u hospitales.
Una responsabilidad compartida
El mensaje que deja la campaña 2025 es inequívoco, los incendios forestales son un problema nacional, transversal y persistente. El fuego es una gran amenaza ambiental, social, económica y de seguridad civil. Afrontarlo exige políticas a largo plazo, coherencia territorial y compromiso ciudadano.
Tecnifuego considera prioritario impulsar una estrategia nacional integral que unifique prevención, extinción, restauración y planificación territorial. Es necesario reforzar la gestión forestal preventiva, recuperar la economía rural y aprovechar la innovación tecnológica como herramienta de detección, análisis y apoyo a la toma de decisiones. La coordinación interinstitucional y la cooperación público-privada deben servir para optimizar recursos y mejorar la eficiencia.
La experiencia de 2025 demuestra que los incendios de gran magnitud son cada vez más frecuentes y destructivos. No se trata solo de apagar fuegos, sino de construir un territorio resiliente. La verdadera solución pasa por anticiparse, reduciendo el combustible, diseñando paisajes más seguros, educando en autoprotección y manteniendo una vigilancia activa durante todo el año.
"La cultura de la autoprotección debe consolidarse como un pilar de la estrategia nacional frente al fuego"
"Tecnifuego considera prioritario impulsar una estrategia nacional integral que unifique prevención, extinción, restauración y planificación territorial"















