El 35% de los europeos están dispuestos a comer carne cultivada
El 35% de los consumidores europeos están dispuestos a comer carne cultivada y el 23% probaría alimentos que hubieran sido impresos en 3D, según revela un estudio de la red europea EIT Food. Además, cerca del 43% muestra interés por los productos lácteos obtenidos a través de una fermentación de precisión, aunque por otro lado solo el 26% dice estar a favor de los alimentos modificados genéticamente.
En una industria cárnica europea que enfrenta crecientes presiones —ambientales, de bienestar animal, de recursos naturales y de cambio en la demanda del consumidor— las tecnologías de proteínas alternativas y, en particular, la carne cultivada (también llamada ‘carne de cultivo celular’) emergen como una vía de transformación. Entender el impacto, las oportunidades y los retos técnicos, de mercado y regulatorios resulta esencial para los operadores del sector.
En este marco, EIT Food presentó un estudio que indica que el 35% de los consumidores europeos estaría dispuesto a consumir carne cultivada. La cifra, aún lejos de representar una mayoría, sí evidencia una apertura creciente hacia las proteínas producidas mediante biotecnología, en un contexto marcado por la presión medioambiental, la necesidad de diversificar fuentes proteicas y el escrutinio sobre los sistemas de producción convencionales.
Este mismo informe señala que un 23% de los encuestados probaría alimentos impresos en 3D, mientras que un 43% se muestra interesado en productos lácteos obtenidos mediante fermentación de precisión. En cambio, solo un 26% se declara a favor de los alimentos modificados genéticamente. La aceptación, por tanto, varía según la tecnología y el grado de intervención percibido.
Perfil del consumidor: jóvenes y formados, más receptivos
La disposición a aceptar alimentos producidos mediante biotecnología es notablemente superior entre los consumidores jóvenes y con mayor nivel educativo. El 34% de los jóvenes de entre 18 y 34 años estaría dispuesto a probar este tipo de productos, frente al 17% de los mayores de 55 años. También se aprecia una ligera diferencia por género: el 28% de los hombres frente al 23% de las mujeres.
Este patrón demográfico apunta a un relevo generacional en los hábitos de consumo, con implicaciones directas para la industria cárnica, especialmente en términos de desarrollo de nuevos productos y adaptación de mensajes. Las empresas del sector deben anticipar que una parte creciente del mercado —urbana, joven y con alta sensibilidad climática— podría integrar las proteínas alternativas en su dieta habitual.
¿Oportunidad o amenaza para el modelo cárnico tradicional?
La carne cultivada, al replicar tejido animal a partir de células en entornos controlados, promete reducir el impacto ambiental asociado a la ganadería convencional y ofrecer una fuente proteica con menor huella hídrica y de carbono. No obstante, la tecnología aún enfrenta retos de escalabilidad, coste y percepción pública.
El informe de EIT Food refleja esta ambivalencia: aunque muchos europeos reconocen el potencial de la biotecnología para afrontar desafíos como el cambio climático o la seguridad alimentaria, también temen consecuencias negativas, como un posible aumento de precios, la concentración del poder en manos de grandes corporaciones o el desplazamiento de los productores tradicionales.
Para el sector cárnico, esto implica una doble lectura. Por un lado, la carne cultivada no sustituirá a corto plazo la producción tradicional, especialmente en mercados donde el vínculo cultural con la carne es fuerte. Por otro, puede representar una vía complementaria, especialmente en gamas premium, productos híbridos o segmentos donde se prioricen credenciales sostenibles.
La confianza, eje del futuro regulatorio
EIT Food insiste en que la confianza ciudadana será clave para el despliegue de estas tecnologías. En palabras de Lorena Savani, portavoz de la red: “Creemos que la biotecnología puede desempeñar un papel transformador impulsando la innovación alimentaria, fortaleciendo la resiliencia climática y mejorando los resultados de salud global. La confianza y la participación ciudadana son esenciales para aprovechar este potencial, lo que significa que el informe es un paso crucial hacia la construcción de un futuro sostenible, seguro y saludable para todos”.
Con la futura Ley de Biotecnología en preparación por parte de la Unión Europea, el informe alerta de la necesidad de abordar los temores del consumidor y de implicar especialmente a las generaciones mayores y a regiones con escepticismo cultural. Solo así será posible crear un entorno regulatorio que, sin dejar de ser riguroso, permita la innovación en proteínas alternativas.
Conclusión: adaptar la estrategia sin perder identidad
El avance de la carne cultivada no debe entenderse como una amenaza inmediata, sino como una transformación incipiente que exige al sector cárnico capacidad de adaptación, inversión en conocimiento y claridad en la comunicación. Las empresas que exploren esta vía —ya sea como productoras, inversoras o integradoras de nuevas tecnologías— podrían posicionarse en un futuro en el que la demanda de proteínas será más diversa, más exigente y más consciente.

