Detectan bacterias multirresistentes en carne fresca comercializada en España
Un equipo de la Universidad de León (ULe) ha identificado en carne y preparados cárnicos vendidos en supermercados españoles cepas bacterianas del género Empedobacter resistentes a múltiples antibióticos, incluidos algunos de último recurso como los carbapenémicos y la colistina, lo que pone de relieve la necesidad de reforzar la vigilancia microbiológica en la cadena alimentaria.
La resistencia antimicrobiana, un desafío creciente
La resistencia a los antibióticos constituye uno de los principales retos para la seguridad alimentaria y la salud pública mundial. La presencia de bacterias resistentes en alimentos de origen animal puede favorecer la transmisión de genes de resistencia entre microorganismos, contribuyendo a la propagación de patógenos difíciles de tratar.
En este contexto, investigadores del Departamento de Higiene y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de León (ULe) han desarrollado un estudio que aporta nueva evidencia sobre la circulación de bacterias multirresistentes en productos cárnicos de consumo habitual en España.
Un hallazgo inesperado en productos de supermercado
El trabajo, publicado en la revista Current Research in Food Science, analizó 89 muestras de carne de cerdo, vacuno, pollo, pavo y productos cárnicos procesados adquiridos en establecimientos minoristas.
En ellas se aislaron 62 cepas del género Empedobacter, principalmente de las especies E. falsenii y E. brevis, además de un caso de E. tilapiae, nunca antes detectado en carne destinada al consumo humano.
Los resultados muestran que el 90,3% de los aislados fueron resistentes al antibiótico meropenem y todas las cepas presentaron resistencia a la colistina, un antibiótico de último recurso. Más del 60% se clasificaron como multirresistentes, al mostrar resistencia frente a tres o más familias de antimicrobianos, incluidos aminoglucósidos, quinolonas, tetraciclinas y amfenicoles.
Genes de resistencia con potencial de transferencia
Mediante técnicas de secuenciación genómica, los investigadores identificaron genes de resistencia de especial relevancia sanitaria.
Entre ellos, el gen blaEBR-1, asociado a la resistencia a carbapenémicos, apareció en todas las cepas de E. falsenii y en la de E. tilapiae.
Asimismo, el gen tet(X2), capaz de inactivar tetraciclinas, se detectó en ocho cepas de E. falsenii, siete de las cuales lo portaban en plásmidos, lo que incrementa el riesgo de transferencia horizontal entre bacterias.
Un aislado adicional presentó el gen ere(D), relacionado con resistencia a macrólidos.
Un reservorio poco conocido
Aunque Empedobacter no forma parte del grupo ESKAPE —los seis patógenos considerados prioritarios por su resistencia y virulencia—, el estudio alerta sobre su potencial papel como reservorio de genes de resistencia en la cadena alimentaria.
“Nuestros hallazgos sugieren que estas bacterias, tradicionalmente consideradas de bajo riesgo, podrían contribuir a la diseminación de la resistencia antimicrobiana desde el entorno alimentario hacia humanos”, señalan los autores.
Las cepas fueron inicialmente detectadas mediante un medio selectivo diseñado para identificar Acinetobacter resistentes a carbapenémicos, lo que llevó a una identificación errónea en un primer momento. La confirmación del género Empedobacter se realizó posteriormente mediante espectrometría de masas y análisis genómico.
Hacia una vigilancia más amplia en el sector cárnico
Los autores insisten en la necesidad de ampliar la vigilancia microbiológica a bacterias no convencionales presentes en alimentos de origen animal, con el fin de comprender mejor su papel en la diseminación de la resistencia antimicrobiana.
Esta línea de trabajo se alinea con las estrategias europeas de ‘Una sola salud’ (One Health), que promueven un enfoque integrado entre salud humana, animal y ambiental.
“La resistencia antimicrobiana es un fenómeno complejo que requiere una visión global. La detección de nuevos reservorios en alimentos evidencia la importancia de mantener sistemas de control y de investigación coordinados”, concluyen los investigadores.

