Entrevista a Stef Wertheimer, fundador de Iscar
Stef, como la gente de Iscar se refiere a él, está ahora mismo en un nivel diferente, quiere acabar con el conflicto con un modelo distinto. A eso se dedica el que hace 52 años fundó Iscar en una cabaña de la parte trasera de su casa. Le gustaba la mecánica, incluso arreglaba bicis. Un empleado de Iscar relató a este periodista cómo recordaba cuando, de pequeño, fue al taller de Stef a reparar la bici de su padre. Arreglaba, afilaba y empezó a inventar herramientas de corte y, según fue necesitando más espacio, fue comprendiendo lo que podía llegar hacer. “Visitando clientes empecé a ejercer también de profesor, porque me gustaba dar ideas de cómo mejorar, cómo hacer una pieza más precisa”.
Stef Wertheimer nació en la Selva Negra alemana y desde siempre, desde que tuvo la cabaña, estuvo decidido a llevar la sobriedad y el gusto por lo bien hecho a su empresa. Creó Iscar, luego el grupo IMC, fue piloto, parlamentario, asesor del Ministro de Economía, amigo personal de Isaac Rabin y creó una empresa diferente, en la que desde la forma de desarrollar nuevos productos hasta su proyección al mercado, llevan un sello diferente.
Stef, desde siempre, ha querido hacer las cosas bien, ha preferido hacer pocas cosas y hacerlas bien. Pero ahora mismo Iscar ya no es lo que le mantiene ocupado. A sus 84 años está empeñado en buscar la paz. Y buscarla con un mediador excepcional: la industria. Para ello está creando parques industriales por todo Israel que acogen a empresas con vocación de producir productos innovadores para exportarlos. Estos parques, en este mundo ideal, dan trabajo a empleados de diversos orígenes, entre otros desde luego árabes e israelíes. Y estas dos sociedades tan enfrentadas a lo largo de tantos años, con un objetivo común, el de sacar adelante la empresa, con un salario que les permita pensar en llevar una buena vida, siembra en la raíz de la sociedad una inquietud por una vida pacífica, en la que los enfrentamientos dejan paso al protagonismo de una vida en paz.
En estas se encuentra Stef Wertheimer cuando Interempresas le entrevista. “Prefiero hablar de mi proyecto de parques empresariales” solicita desde el principio. Es un hombre de principios, que quiere hacer patria y busca una inédita relación entre la industria y la paz.
“Fui parlamentario, pero nunca entendí lo que decían. Volví a casa y me dije: voy a hacer lo que sé; formar gente, crear industria para judíos y árabes”.
Cuando empezó, ¿alguna vez pensó que llegaría a crear lo que ha creado?
No, al principio sólo quería comenzar un negocio que me diera para vivir y que me gustara. Y la mecánica, me gusta mucho, era para mí casi un hobby en el cual quería ser bueno. Al principio hice herramientas para madera y piedra, pero lo dejé porque no era suficientemente bueno. Así que me dediqué a las herramientas de metal, un sector que sí conocía y en el que he estado involucrado desde siempre.
Pero sí tendría la ambición de internacionalizar sus productos, dado lo reducido del negocio del mecanizado en Israel…
Sí, desde luego, siempre quise exportar mis productos a otros países. Sabía que haciendo las cosas bien, podía conseguirlo.
¿Y cómo se consigue hoy en día competir con tantos otros fabricantes, darle al cliente una mayor productividad?
Hay que pensar más en fabricar un buen producto que en ganar dinero. Durante mucho tiempo, creo que el mundo empresarial, la sociedad en general, ha estado demasiado pendiente de ganar dinero y se nos ha olvidado centrarnos en lo importante. Se lo digo a mis alumnos: no os preocupéis por lo que ganáis sino por el producto que hacéis. Lo importante en nuestro caso es hacer una herramienta buena, que le aporte beneficios al cliente. Si logras esto, lo demás viene solo. Hay que concentrarse en lo que se sabe hacer y no dispersarse.
De todas formas creo que estamos regresando de esa cultura de mirar solo al dinero y estamos volviendo a la tendencia a fabricar productos de calidad.
¿Qué ha cambiado con la entrada de Warren Buffet en el capital?
No ha cambiado nada internamente desde que entró en nuestro accionariado. Ha visto que esta empresa funciona y no ha cambiado nada. Es un buen socio. Además nos ha facilitado la penetración en el mercado de Estados Unidos.
Usted siempre ha tenido una voluntad pedagógica en su trabajo…
Muchos de nuestros trabajadores son también ex alumnos míos, porque siempre he dado mucha importancia a la formación y he ejercido de profesor. Esto es aún más importante aquí, en Galilea, donde antes sólo había agricultura. Además había poca cultura de industria, una realidad que siempre he querido combatir.
¿Cómo va la creación de parques industriales?
Actualmente tengo ya cuatro, incluso uno de ellos en Turquía. Todo se puede mejorar pero estoy satisfecho. En ellos siempre hay una escuela en la que los jóvenes se pueden interesar por la técnica. Normalmente son empresas jóvenes y pequeñas de todo tipo, fabricantes de algo que se pueda exportar. Queremos empresas que produzcan y que tengan intención de vender en el extranjero.
¿Ha conocido una crisis como la actual?
Creo que la crisis que estamos padeciendo es muy severa y desde luego también nos ha afectado a nosotros, como a todo el mundo.
¿Volveremos a lo de antes?
No, creo que nunca será igual, pero se nos presenta un buen futuro, porque hemos aprendido cosas. Por ejemplo, hemos aprendido a ahorrar y a no malgastar.