La ingeniería, el motor de la reactivación industrial

La sociedad está viviendo momentos clave, como la descarbonización de la industria, el desarrollo de los ferrocarriles, el hidrógeno verde o la nueva movilidad, y es por ello por lo que la ingeniería se torna indispensable para llevar a cabo estos procesos. Los ingenieros, en el centro de todas las transiciones, son eje vertebrador en la orientación y puesta en marcha de los proyectos industriales, y son, sin duda, garantes de su calidad.

Los ingenieros, y especialmente las empresas de consultoría de ingeniería y tecnología, han demostrado su valor en la industria durante décadas gracias a que proporcionan una mayor agilidad y capacidad de adaptación a los diferentes entornos, pues es precisamente una mayor flexibilidad y adaptabilidad lo que esperan los clientes, independientemente de su sector de actividad, opciones tecnológicas o tipo de organización. Esta diversidad permite también a los ingenieros detectar las primeras señales de cambio y acelerar los procesos.

Los ingenieros también tienen un papel clave que desempeñar en la reubicación de ciertos sectores de actividad. Una reubicación basada, en particular, en una reflexión profunda sobre la optimización de la herramienta industrial. La Inteligencia Artificial al servicio de la robotización, así como la formación de los operadores en realidad virtual nos permitirá, por ejemplo, mejorar la productividad de nuestras fábricas. De la misma manera, las herramientas de rendimiento industrial desarrolladas por la ingeniería y el gran conocimiento de los procesos industriales, y su optimización, pueden ayudar a acelerar la reubicación de las industrias clave.

En estos tiempos difíciles, es esencial que la consultoría en ingeniería se identifique plenamente como un motor de crecimiento y cambio, no sólo por los fabricantes sino también por las instituciones públicas. No sólo como proveedores de competencias flexibles, sino también como especialistas en la gestión de proyectos complejos (tecnología, medio ambiente, reglamentación, cadena de suministro, financiación...), incluyendo también las dimensiones sociales (aceptación, impacto en el empleo, soberanía...), con total independencia.

Es decir, los ingenieros deben estar y participar ya en las fases iniciales de los proyectos de fabricantes e instituciones. Estar en el momento de la toma de decisiones estratégicas de inversión, evaluación de opciones tecnológicas y planificación operativa. Actualmente, las empresas de ingeniería ocupan el 30% del I+D de los principales fabricantes de productos y equipos industriales en todos los sectores. Multidisciplinarios por naturaleza, son muy activos en sus campos de intervención. Para sus necesidades internas, interactúan con los actores más innovadores en materia de organización del trabajo y de recursos humanos (teletrabajo, reclutamiento, etc.). Y para el servicio a sus clientes trabajan con laboratorios, universidades, startups, clústeres de competitividad, centros de I+D de grandes empresas, clientes piloto...

¿Sabías que de los 32.000 ingenieros que se gradúan en Francia cada año, 10.000 eligen unirse a una empresa de ingeniería? Lo que demuestra el atractivo de nuestro sector, que se percibe claramente como un trampolín para la carrera de los jóvenes porque combina interdisciplinariedad, innovación, diversidad de objetivos y clientes. Todo ello acompañado de una intensa formación continua, alimentada no sólo por los desarrollos científicos académicos, sino también por la experiencia de los clientes y socios más innovadores.

La ingeniería responde directamente a las tres prioridades establecidas por el plan de recuperación: competitividad, ecología, cohesión. Y el ingeniero es una pieza fundamental del puzle que aporta un dinamismo y talento claves para la innovación. Y estamos aquí, listos para apoyar a nuestros socios industriales y enfrentar los desafíos de transiciones tan trascendentales como la que estamos experimentando. Juntos, tendremos éxito en esta nueva revolución industrial.