Industria 4.0: no es una revolución más
Examen sorpresa de historia: ¿cuántas revoluciones industriales ha habido? Todos recordamos las lecciones escolares en las que se detallaba la transición de la agricultura a la producción industrial: la otra revolución industrial que introdujo la producción en masa con la ayuda de la electricidad y la reciente revolución TI que llegó con la electrónica y la tecnología para automatizar procesos. Y ahora, que la digitalización se afianza, es probable que estemos frente a la cuarta revolución industrial.
Pero ¿de verdad la digitalización es tan crucial? Efectivamente lo es, porque supone nuevas maneras de responder eficazmente a las necesidades con métodos que resuelven los problemas (casi) automáticamente. ¿Y cómo se hace? Combinando tecnología y estrategias enfocadas al cliente.
En primer lugar, la llegada de Internet de las Cosas y los sistemas ciber-físicos, (como sensores o tecnología wearable), ha dotado a las máquinas, a los ordenadores y a los datos propiamente dichos, de un papel protagónico en la fabricación y en los procesos de producción.
En segundo lugar, el desarrollo de Big Data y de otras potentes analíticas ha permitido que esos sistemas procesen una enorme cantidad de datos y que se traduzcan rápidamente en decisiones inteligentes.
Por último, la infraestructura de comunicación en las que esas ‘conversaciones’ confían ha llegado a ser tan segura que goza de la confianza necesaria incluso en temas tan críticos como la producción industrial.
Esta combinación de tecnología y estrategia empresarial ha sido bautizada como Industria 4.0. Un nombre que ya es global.
En Alemania, Industria 4.0 se refiere a una iniciativa que promueve la informatización de industrias tradicionales como la de fabricación industrial. En Estados Unidos, existe un organismo similar, Smart Manufacturing Leadership Coalition (SMLC). En España, se intenta traer de vuelta la fabricación, procesos que antes se deslocalizaban en busca de mano de obra barata.
No es una etiqueta más
Desde una perspectiva empresarial, es vital entender que Industria 4.0 no es una nueva tecnología o una nueva disciplina de negocio como tal. Es más un enfoque que permite alcanzar ciertos resultados que eran impensables hace una década. Las empresas no piden soluciones industriales 4.0, y la industria tecnológica no debería crear una etiqueta para ello. Más bien se necesita que haya un enfoque 4.0 que responda a las demandas de los clientes sacando el máximo partido de la tecnología existente.
Pongamos un ejemplo en el que el objetivo es aumentar la velocidad en los procesos de negocio y ejecutar algunos procesos de forma semi-autónoma para producir de forma más eficiente. U otro en el que se busque ofrecer productos a medida o en pequeñas cantidades sin poner en peligro la productividad ni aumentar los costes de producción.
Para ambas necesidades sólo es necesario identificar algunos elementos, como la comunicación entre máquinas o el análisis de grandes volúmenes de datos, para optimizar los procesos y asegurar la unión entre diseño y producción. Se requiere una estrategia integral que lo agrupe todo a través de aplicaciones de software modernas que abarquen estas conexiones y ofrezcan los datos necesarios para el análisis.
En el desarrollo de software hay dos aspectos sobre los que más se hace presión. El primero de ellos, la velocidad: los plazos para la innovación son cada vez más cortos. Por ello, hay que desarrollar software más rápidamente que nunca. En segundo lugar, la complejidad: debido a la alta automatización e interconectividad, cada proceso tiene más “partes variables”. Por consiguiente, el software tiene que ser más flexible.
No es una tecnología más
Desde una perspectiva empresarial se necesita reclutar, retener y desarrollar un conjunto específico de habilidades para resolver problemas de forma colaborativa. Desafortunadamente, muchas de esas habilidades son difíciles de encontrar.
En términos generales podemos catalogar los desafíos en tres categorías: de mercado, de negocio y tecnológicos. Desafíos de mercado son la entrada de un nuevo competidor o una expansión en una nueva área geográfica. Los retos de negocio suelen ser más “internos”, un cambio en el modelo de negocio o amenazas u oportunidades de los socios o los proveedores. Los retos tecnológicos están relacionados con los beneficios que pueden obtenerse con una mejor gestión de los componentes digitales de los sistemas existentes.
Esa gestión depende de la integración sólida pero flexible de los sistemas. Es imprescindible contar con un entorno que ofrezca la base tecnológica necesaria para construir procesos de negocio y flujos de trabajo en toda la fábrica inteligente. Además, la interfaz entre el usuario y le tecnología debe ser rápida, intuitiva y fiable.
Además, la gestión del cambio será una parte vital del éxito de la Industria 4.0. A medida que la responsabilidad de los empleados cambie desde la gestión de tareas ordinarias a la monitorización de procesos automatizados y detección de errores para solventarlos, el personal deberá solucionar problemas, por lo que requerirá una significativa formación.
Estos son los retos principales. Gracias a la Industria 4.0 este cambio es menos una revolución y más una evolución paulatina hacia una transformación profunda de la industria.