Un fabricante de quesos aplica el diseño higiénico de ACO en sus instalaciones
Las industrias alimentarias que se dedican a la fabricación de quesos y de otros productos lácteos son especialmente sensibles en la elección del equipamiento industrial de sus instalaciones. Su objetivo es siempre mejorar la eficiencia de los procesos productos, pero con la garantía de inocuidad del producto y que el mantenimiento sea lo más sostenible y eficiente posible. Por esta razón, una fábrica de quesos vallisoletana ha decidido aplicar el diseño higiénico a sus instalaciones incorporando diferentes sistemas de recolección de aguas residuales, tuberías y sistemas de drenaje que forman parte de la gama de productos Hygiene First de ACO.
La limpiabilidad y fácil desinfección de los equipos e instalaciones que intervienen en el proceso de fabricación de productos lácteos son aspectos fundamentales para garantizar la seguridad alimentaria y la calidad del producto final. Entre los diferentes materiales de construcción a valorar para conseguir estos objetivos, figuran todos aquellos que tienen que ver con el drenaje y las redes de tuberías. Una fábrica de quesos ubicado en la provincia de Valladolid ha ampliado recientemente sus instalaciones. Por indicaciones del mismo, el proyecto de ingeniería especificaba incorporar medidas para optar por un equipamiento de diseño higiénico que redujeran los costes de mantenimiento y se garantizara la seguridad higiénica para evitar la contaminación de los productos a manipular.
Soluciones higiénicas empleadas
En el planeamiento de las nuevas instalaciones, en las zonas próximas a las cadenas de montaje y en otras áreas habilitadas donde transitas empleados y mercancías, se instalaron metros lineales de canales de drenaje ACO Box. Se trata de una solución modular con anchura estándar de 200 mm y muy versátil que es capaz de drenar grandes cantidades de agua a través de sus soluciones sifónicas integradas. Cuentan con un cestillo de sedimentos que evita que las partículas sólidas terminen en tuberías u obstruyan los sifones de los sumideros. Estos canales de drenaje industrial están certificados de acuerdo a EN 1253. Sobre los canales se han colocado rejillas higiénicas de barras que son fáciles de limpiar y que cuentan con un acabado decapado y pasivado con superficie antideslizante para aumentar la seguridad en el lugar de trabajo. Están certificadas de acuerdo a normativa EN 1672.
En las zonas de procesamiento en seco donde se llevan a cabo limpiezas húmedas, se han colocado sumideros higiénicos ACO con tapas estancas y a prueba de olores. Este accesorio separa herméticamente la superficie del pavimento de encima del sumidero del espacio que hay en su interior. Las tapas están probadas y certificadas según EN 1253.
Tanto los canales como los sumideros de ACO y las tuberías instaladas se fabrican con acero inoxidable austenítico 1.4302 o 1.4404 según EN 10088 (304 O 316L según AISI) que es resistente a productos químicos agresivos utilizados durante los procesos de limpieza. Las soluciones de ACO tienen las siguientes características:
- Esquinas y bordes redondeados con un radio interno mínimo de 3mm que evitan el alojamiento de sólidos y aumentan considerablemente la eficacia de la limpieza.
- Disponen de un fondo completamente drenable para evitar la acumulación de agua estancada, los olores y el crecimiento microbiano.
- Se han diseñado en una sola pieza, con mínimas interrupciones y sin contacto metal con metal gracias la colocación de elastómeros y juntas higiénicas que evitan la formación de grietas que puedan acabar albergando bacterias.
- Los sifones son extraíbles. Esto permite el acceso directo a los conductos en caso de obstrucción y se elimina la necesidad de colocar arquetas, focos peligrosos de contaminación.
- Todas las piezas, reciben un tratamiento de electropulido y de pasivado. El electropulido busca la rugosidad mínima para que incluso después de los procedimientos de limpieza, no queden restos que puedan generar contaminación mediante la proliferación de biofilms. La pasivación es el procedimiento por el cual los productos están bañados en ácido nítrico para que queden protegidos del cloro, el gran enemigo del acero inoxidable.
Finalmente, la red de tuberías se ha resuelto con el sistema ACO PIPE que cuenta con un sistema de montaje de ajuste a presión que facilitan la instalación y manipulación in situ. Al estar fabricadas en acero inoxidable, son muy resistentes a choques térmicos, y ello facilita, por ejemplo, la limpieza interior mediante sistemas a presión con agua caliente. Tampoco se flexionan cuando se someten a la fuerza de la gravedad, por lo que se pueden instalar suspendidas del techo y en secciones más largas sin soportes adicionales. El acero inoxidable es también un material impenetrable para roedores y es resistente al fuego por lo que evita la propagación del mismo a otras estancias.
Filosofía Hygiene First
Los productos y soluciones Hygiene First de ACO cumplen con los requisitos de diseño higiénico que proporciona y recomienda el EHEDG (European Hygienic Engineering and Design Group). Esta entidad es un consorcio de fabricantes, industrias alimentarias, institutos de investigación y autoridades públicas sanitarias que promueve la higiene durante el procesado y envasado de alimentos y que en España está representada por el Centro Tecnológico Ainia. Además, los productos de ACO también son los primeros en aplicar las normativas EN 1672 y EN ISO 14159, estándares normalmente reservados a los equipos en contacto con los alimentos.
ACO, empresa especializada en la gestión y tratamiento de aguas pluviales y residuales, es consciente que las instalaciones de procesamiento de alimentos son ambientes extremadamente sensibles con respecto a la seguridad alimentaria. Y es que la seguridad alimentaria, la higiene y el control de los costes son factores vitales a tener en cuenta en el diseño o en la mejora de las instalaciones que precisan las empresas del sector agroalimentario para desempeñar su actividad. Un diseño deficitario puede provocar, en el mejor de los casos, una limpieza y mantenimiento de las instalaciones con costes elevados. Pero, en el peor de los casos, podría generar una contaminación alimentaria que comportaría el cierre temporal de algunas instalaciones con las consecuentes pérdidas económicas, o incluso el cierre definitivo del negocio.