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Hacia una economía circular

La problemática de los RAEE y opciones para su gestión responsable

Alejo Calatayud Álvarez, director de Comunicación y Relaciones Institucionales en Revertia08/10/2015
Es de todos conocido las agresiones que, desde hace ya largo tiempo, viene sufriendo nuestro planeta, objeto de numerosas y verdaderas amenazas como vertidos incontrolados, emisiones crecientes de gases de efecto invernadero, aumento indiscriminado en el consumo de recursos naturales, pérdida importante de biodiversidad o crecimiento desmesurado de residuos, entre otras. Entre los tipos de residuos que más están creciendo con diferencia a nivel mundial destaca el derivado de los aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), llegando en los últimos años a cifras realmente alarmantes de generación de basura o chatarra electrónica.

Situación actual

La industria electrónica de consumo -una de las mayores del mundo y de mayor crecimiento- genera cada año unos 45 millones de toneladas de residuos, de acuerdo con los últimos datos del Programa de Naciones para el Medio Ambiente (PNUMA). Es el tipo de residuo que, con diferencia, más está creciendo en todos los países y la tendencia indica que esta cifra podría llegar a 50 millones de toneladas de residuos en 2017.

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A nivel europeo y según las estadísticas facilitadas por organismos oficiales, el 4% de la basura generada en el continente ya es electrónica. En España, se están generando una media de 800 mil toneladas de basura electrónica por año, lo que equivale a unos 18 kilos por habitante y año. Como motivos principales de este aumento creciente destacan la constante innovación tecnológica y la sustitución cada vez más frecuente de aparatos eléctricos y electrónicos por otros más avanzados con nuevas prestaciones, lo que sumado a la cultura de usar y tirar y a un consumismo no del todo responsable, provoca que año tras año vaya en aumento la generación de este tipo de residuo.

Una gran parte de ellos no son gestionados correctamente por los distintos agentes implicados, por lo que hay una primera derivada medioambiental importante en esta cuestión; pero también existe una dimensión económica en el problema, dado el alto valor y escasez de muchos de los materiales con los que estos equipos están fabricados.

Muchos de estos residuos contienen sustancias como fósforo, mercurio, cadmio o bromo y no acaban siempre cómo y dónde debieran, lo que provoca daños muy graves al medio ambiente y a las personas que los manipulan. Y aquí es donde reside la grave problemática con la que nos encontramos en la actualidad, que no todos se recuperan y reciclan correctamente cuando por Ley hay obligación de hacerlo.

De hecho y en base a la investigación realizada en el marco del proyecto CWIT (Countering WEEE Illegal Trade) formado por organismos europeos como la Interpol, United Nations University o WEEE Forum (Waste of Electrical and Electronic Equipment), se ha desvelado que en Europa, durante 2012, solo el 35% de todos los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos –3,3 millones de toneladas– fueron gestionados por los sistemas de recogida y reciclaje.

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El resto, más de seis millones de toneladas de RAEE, fueron exportados (1,5 millones de t), reciclados en Europa de manera inadecuada o irregular (3,15 millones de t), desmontados para obtener los materiales valiosos (750.000 t) o simplemente enviados a los vertederos (750.000 t).

1,3 millones de toneladas partieron de la UE en exportaciones indocumentadas. Estos envíos suelen clasificarse como ilegales, pues no se adhieren a las directrices para distinguir los equipos usados de simples residuos.

Esta recogida irregular generalizada de productos y componentes y la extracción de valiosos componentes como circuitos y metales preciosos de los residuos electrónicos revelan que existe una importante pérdida económica de materiales y recursos en Europa.

La Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) ha denunciado el desvío de RAEE a países de África y Asia con “escasas o nulas medidas de protección personal o de control de la contaminación”. En concreto, la AEMA señala que muchas veces se queman al aire libre y emiten partículas de cenizas volantes con metales pesados y otros materiales tóxicos para la salud, el suelo y las aguas superficiales. Por tanto, una de las premisas básicas para mejorar los procesos de tratamiento es la vigilancia y la persecución de las prácticas fraudulentas.

Pakistán, India, Ghana o Nigeria son algunos de los países sub-desarrollados más afectados por el creciente problema de la basura electrónica. Su reciclaje clandestino entre la población más pobre representa un medio de vida, si bien a un costo ecológico elevadísimo. Además, muchos de los trabajadores que desmantelan estos residuos, algunos de ellos niños y niñas, son expuestos a un cóctel de sustancias químicas tóxicas gravemente perjudiciales para su salud. Así lo denuncia el documental ‘Ciberbasura sin fronteras’ del programa ‘En Portada’ de TVE, en el que se explica cómo anualmente los países desarrollados generan gran cantidad de basura electrónica que acaba acumulada en los vertederos de lugares empobrecidos. Vertederos envueltos por el humo tóxico donde principalmente jóvenes y adolescentes, sin ser conscientes de la peligrosidad de los elementos que manejan, destripan los aparatos para sacarles el cobre, el plomo y otros componentes que venden por unos pocos euros.

Abordar la cuestión de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos y de su adecuada gestión se convierte, por tanto, en una compleja tarea que nos concierne a todos. Abarca numerosos y diferentes aspectos desde un punto de vista legal, técnico, económico y educativo. Como todo lo relacionado con la concienciación medioambiental, el tema educativo es clave para cambiar hábitos de comportamiento poco sostenibles, de ahí que sean las Administraciones Públicas las que, en primer lugar, tengan la responsabilidad de impulsar efectivas campañas de concienciación dirigidas tanto a ciudadanos y consumidores como a profesionales sobre la necesidad de gestionar sus residuos eléctricos y electrónicos de una forma responsable, incidiendo especialmente en las graves consecuencias que conductas inadecuadas pueden tener sobre el entorno (pérdida de recursos naturales, disminución de la biodiversidad, contaminación atmosférica, etc…) y sobre la salud y la calidad de vida de muchos de sus habitantes.

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Para luchar contra estas prácticas fraudulentas, es necesario aumentar el control de los flujos nacionales y transfronterizos de residuos electrónicos así como la adopción de normativas estrictas que sancionen dichas prácticas y endurezcan las condenas por su infracción.

Economía circular

El auténtico reto que tenemos todos por delante no es tanto dejar de producir estos bienes, sino trabajar para evolucionar desde un modelo de economía lineal (producir, usar y tirar) hacia un modelo de economía circular, basado en una sociedad del reciclado, con el fin de reducir la producción de residuos y utilizarlos de nuevo como recursos. Que los residuos de unos se conviertan en materias primas recicladas para otros.

Estamos ante un principio económico en el que se integra la dimensión ambiental y la sostenibilidad, y que persigue la producción de bienes y servicios con la utilización de menos recursos, materias primas, agua y energía, haciendo “más con menos”. En este sentido, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente hace un llamamiento para cambiar la perspectiva para entender el concepto de residuo: pasar de un problema puramente ambiental y de salud hacia un uso de los mismos que permita el crecimiento económico.

El sistema lineal de nuestra economía (extracción, fabricación, utilización y eliminación) ha alcanzado sus límites. Se empieza a vislumbrar, en efecto, el agotamiento de una serie de recursos naturales y de los combustibles fósiles. Por lo tanto, la economía circular propone un nuevo modelo de sociedad generadora de empleo, en donde los residuos y los subproductos entran de nuevo en el ciclo de producción como materias primas secundarias

Cada vez son más los modelos de negocio basados en la economía circular que hacen de la responsabilidad su eje central de actuación. Éste es el caso de Revertia que trabaja desde su nacimiento, en el año 2010, en la idea de la economía circular, al considerar los aparatos al final de su vida útil como un recurso y devolverlos al circuito productivo. Revertia es una empresa gestora de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos especialmente centrada en la gestión de equipos informáticos obsoletos que apuesta por la reutilización de los mismos como la mejor de las opciones de tratamiento. La mayoría de estos equipos pueden tener a menudo una segunda vida por lo que la filosofía de esta empresa es que los bienes se vuelvan a usar, se recuperen o, en caso de no ser posible, se desmantelen y se reciclen en un círculo continuo.

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Marco legal

La primera regulación que se aprobó en la Unión Europea para el flujo de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos fue la Directiva 2002/96/CE, de 27 de enero de 2003, iniciando las bases de un modelo de gestión que, por primera vez, planteaba la necesidad de diseñar aparatos más eficientes y menos contaminantes, que fueran más fáciles de tratar cuando se convirtieran en residuos, y que aplicaba el principio de la responsabilidad ampliada del productor de estos aparatos, como sujeto responsable de los costes que derivan de la gestión de este tipo de residuos.

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Pese a ello, los residuos procedentes de los aparatos eléctricos y electrónicos continuaron incrementándose, siendo los ciclos de innovación cada vez más breves y acelerándose la sustitución de los aparatos. La gestión de estos residuos requiere, pues, intensificar las medidas y esfuerzos de todos los Estados miembros de cara a una gestión más responsable.

Como consecuencia de esta evolución, la Directiva 2002/96/CE fue sustituida por la Directiva 2012/19/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 4 de julio de 2012, que incorpora importantes mejoras en la gestión de RAEE en Europa y cuyos objetivos principales son contribuir a la producción y consumo sostenibles mediante, de forma prioritaria, la prevención de la generación de RAEE y el fomento de técnicas de tratamiento como la preparación para la reutilización, esto es, la manipulación de un producto para que vuelva a servir al mismo fin para el que fue creado.

Hay que tener en cuenta que las dos opciones prioritarias de la jerarquía de residuos son la prevención y la preparación para la reutilización, por lo que resulta especialmente importante avanzar en un tipo de diseño y producción de Aparato Eléctrico y Electrónico que tenga plenamente en cuenta y facilite la reparación de estos productos y su posible actualización, así como su reutilización, desmontaje y reciclado.

Por lo que respecta al marco normativo vigente en España, el Gobierno español aprobó a comienzos del 2015 el Real Decreto 110/2015, de 20 de febrero, de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) con el que se da adecuado cumplimiento a la transposición de la Directiva 2012/19/UE, sobre RAEE mencionada.

La trasposición de esta norma comunitaria a nuestro ordenamiento jurídico interno se hacía necesaria para mejorar la gestión de este tipo de residuos en España ya que, hasta ahora, el marco normativo era insuficiente para abordar la complejidad y diversidad de los sectores y residuos afectados, lo que ha dificultado el cumplimiento del objetivo comunitario de recogida separada de 4 kg/habitante/año de RAEE. Los objetivos que se pretenden conseguir con el vigente Real Decreto se pueden resumir en los siguientes:

  1. Lograr el adecuado cumplimiento de los objetivos y obligaciones comunitarias en materia de gestión de RAEE mencionados.
  2. Articular un nuevo modelo de gestión de RAEE que permita corregir las deficiencias detectadas en los últimos años que suponga lograr un sistema más eficiente y coordinado y que delimite claramente las responsabilidades de cada uno de los actores que intervienen en la vida de los RAEE.
  3. Facilitar la trazabilidad, la contabilización y el control de estos residuos, en línea con los principios de transparencia, de simplificación administrativa y de tramitación electrónica, a través del cumplimiento de las obligaciones de información que estipula el Real Decreto.
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Si bien la industria del reciclaje ha ido abriéndose poco a poco un hueco cada vez mayor en la llamada economía circular, la reutilización había sido, hasta ahora, la gran olvidada en nuestro país. Tradicionalmente, los objetivos europeos y nacionales no distinguían entre reutilización y reciclaje. Esto ha llevado hacia un modelo en el que la logística y las instalaciones de tratamiento de residuos son totalmente inadecuadas para la preparación de artículos para su posterior reutilización.

El nuevo marco normativo fomenta tratamientos como la preparación para la reutilización dedicándole un apartado específico y estableciendo objetivos concretos separados de los de reciclaje. Así, contempla objetivos de preparación para la reutilización del 2% para grandes electrodomésticos y del 3% para equipos informáticos en 2017. Estos objetivos se elevarán al 3 y 4%, respectivamente, en 2018.

Esto supone una verdadera y convencida apuesta por los principios de la jerarquía europea de gestión de residuos donde, como ya se ha apuntado, se debe fomentar, por este orden, la prevención, la preparación para la reutilización, el reciclaje y la valorización. De hecho, España se ha convertido (junto con la región belga de Flandes) en el primer país de la UE que recoge en su normativa objetivos específicos de preparación para la reutilización.

Según datos de la Unión Europea, se calcula que alrededor del 25% de los aparatos eléctricos que desechamos podrían reutilizarse.

Otras ventajas adicionales de establecer objetivos específicos de reutilización serían las siguientes:

  • Generación de inversiones, mejora de metodologías y desarrollo de I+D+i en este ámbito.
  • Consolidación y desarrollo de nuevos centros y redes de reutilización.
  • Mayor y mejor recopilación de información sobre reutilización.
  • Mayores barreras a actividades ilícitas.

Una vez finalizado el proceso de preparación para la reutilización y pasados todos los controles de calidad pertinentes, el residuo pasará a ser un Aparato Eléctrico y/o Electrónico Reutilizado (AEER) o un componente recuperado aplicándose, en este caso, la normativa vigente sobre comercio interior.

Los RAEE que no hayan sido destinados a la preparación para la reutilización, así como los RAEE o los componentes que hayan sido rechazados tras la preparación para la reutilización, se tratarán en instalaciones de tratamiento específicamente autorizadas para cada caso, priorizándose los procesos de reciclaje.

Generación de empleo verde

La reparación, la reutilización y el reciclaje de aparatos eléctricos y electrónicos son sectores generadores de empleo que, sin duda, seguirán evolucionando por su valor social y económico. Según el último número de ‘Análisis y prospectiva. Serie Medio Ambiente’, publicado el 6 de mayo de 2014 por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA), el sector de la gestión de residuos es el mayor generador de empleo verde en España y representa un 27% de los puestos de trabajo asociados al medio ambiente.

Uno de los puntos clave para mejorar la gestión de los RAEE y que supone un mayor crecimiento del empleo es la potenciación de la preparación para la reutilización y el desmontaje manual para una mayor recuperación de componentes. Un estudio financiado por la Fundación Biodiversidad estimó que la cantidad de puestos de trabajo que puede generar el impulso a la preparación para la reutilización de RAEE puede alcanzar los 4.700 empleos directos.

Beneficios ambientales y sociales de la reutilización

Pueden destacarse los siguientes:

  • Reducción de la cantidad de residuos generados garantizando un uso más racional de los recursos naturales.
  • Alargar el ciclo de vida de los dispositivos al volver a ponerlos en uso y que puedan prestar de nuevo el servicio para el que fueron creados.
  • Reducción de la extracción de recursos naturales.
  • Ahorro en las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), pues desde el momento en el que se apuestan por acciones de reutilización alargando la vida útil de los equipos frente a la adquisición de unos nuevos, estamos ahorrando en emisiones de CO2 a la atmósfera al volver a poner en uso equipos inicialmente desechados por el usuario final.
  • Consumo responsable.
  • Creación de empleo verde.
  • Acceso a las personas con menos recursos a equipos informáticos.
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Proyecto LIFE ecoRaee

Interesa destacar el interesante proyecto ecoRaee, financiado con el Instrumento LIFE + de la Unión Europea, liderado por la Universidad de Vigo formando consorcio con Energylab como centro tecnológico y Revertia como empresa gestora de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, que nace con la ambición de resolver el problema de una categoría de RAEE, el derivado de equipamiento informático, de un modo viable desde un punto de vista no sólo económico y técnico sino también ambiental, pretendiendo así ofrecer soluciones que permitan superar las barreras que están impidiendo que se alcancen con éxito objetivos de reutilización de equipos informáticos.

Tras más de tres años de duración este proyecto acaba de llegar a su fin con una clara conclusión: la reutilización de los aparatos eléctricos y electrónicos es económica, ambiental y socialmente viable.

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