AITEX trabaja en la circularidad y revalorización de fibras técnicas y textiles para una economía circular
Con esta pregunta de fondo nace FIBERSPIN, un proyecto del Centro de Investigación e Innovación AITEX que apuesta por la circularidad de fibras técnicas y textiles. Su meta es clara: transformar lo que hoy se considera residuo en nuevos materiales de alto valor añadido, alargando la vida útil de recursos que, de otro modo, terminarían en vertederos o incinerados.
Materiales sostenibles con alto valor añadido
Las fibras de carbono y vidrio son imprescindibles en sectores como la automoción, la aeronáutica o el transporte. Su resistencia y ligereza las hacen insustituibles en muchas aplicaciones, pero su producción exige un consumo energético muy elevado.
Paralelamente, la industria de la moda es responsable de millones de toneladas de residuos al año. El denim, tejido estrella del vestuario global, se ha convertido en un símbolo del problema: prendas con ciclos de vida cada vez más cortos y desechos que crecen sin freno.
En ambos casos, el patrón se repite: recursos que requieren mucha energía y agua para producirse, pero que se descartan sin aprovechar todo su potencial.
La apuesta de FIBERSPIN: innovación circular
Desde AITEX, el proyecto FIBERSPIN plantea un camino alternativo: aprovechar la tecnología para reincorporar estas fibras al ciclo productivo, reduciendo el impacto ambiental y generando nuevas oportunidades industriales. El proyecto ha desarrollado, por ejemplo, hilos híbridos elaborados a partir de fibras de carbono recicladas, combinadas con termoplásticos e ignífugos como el PPS. Este avance resulta especialmente prometedor para sectores como el transporte, la automoción o la aeronáutica, donde la ligereza y la resistencia de los materiales son esenciales, pero también lo es su capacidad para responder a exigencias de seguridad y durabilidad.
La investigación también ha explorado la revalorización de la fibra de vidrio mediante el diseño de no-tejidos hibridados destinados a composites termoestables. Estos materiales, además de dar una segunda vida a un recurso que normalmente se descarta, han demostrado propiedades mecánicas competitivas, lo que confirma que la incorporación de fibras recicladas no tiene por qué implicar una pérdida de calidad o rendimiento.
En el ámbito textil, los avances se han centrado en dos frentes. Por un lado, se ha conseguido producir hilos finos a partir de fibras naturales utilizando técnicas de hilatura de anillos tanto convencional como multibalón, lo que abre la puerta a productos más sostenibles en tejidos de uso cotidiano. Por otro lado, se ha trabajado en el reaprovechamiento de fibras de denim preconsumo a través de procesos de hilatura de fibra cortada, ofreciendo una respuesta directa a los residuos de la moda y contribuyendo a cerrar el ciclo en una de las industrias más contaminantes del planeta.
Economía circular, un modelo a seguir
El gran aporte de FIBERSPIN es que confirma que la circularidad no es solo un ideal teórico, sino una posibilidad real y práctica. Al prolongar la vida útil de materiales complejos como el carbono o el vidrio, se disminuye la dependencia de recursos vírgenes y se reducen tanto las emisiones como el consumo energético. Al mismo tiempo, se da respuesta a los retos de un sector textil que necesita reinventarse para no quedar atrapado en el modelo lineal de “usar y tirar”.
Este enfoque conecta directamente con los principios de la economía circular, que buscan mantener los recursos en uso el mayor tiempo posible, extraer de ellos el máximo valor y reincorporarlos en la cadena una vez agotada su función inicial.
Conclusiones
El proyecto FIBERSPIN se erige como un ejemplo inspirador de cómo la investigación puede guiar el camino hacia un futuro más sostenible. Su éxito demuestra que los residuos no deben verse como un problema inevitable, sino como una fuente de oportunidades para innovar, ahorrar recursos y reducir la huella ambiental.
En definitiva, la circularidad aplicada a fibras técnicas y textiles representa una palanca de cambio clave. No solo es técnicamente viable, sino que también abre la puerta a un sector industrial más competitivo, innovador y alineado con las demandas de la sociedad y del medio ambiente.

































