Las Palmas de Gran Canaria impulsa la higiene urbana con su primera ordenanza específica y un nuevo plan de gestión de residuos
Con estas medidas, el consistorio refuerza su apuesta por un modelo de ciudad más limpio, saludable y comprometido con el medioambiente, impulsando una gestión responsable de los residuos urbanos desde la corresponsabilidad institucional y ciudadana.
El nuevo marco sancionador municipal, en línea con lo establecido en la Ley 7/2022, de 8 de abril, de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular, establece tres niveles de infracción: leves, graves y muy graves. Entre las conductas sancionables recogidas en la ordenanza figuran tirar chicles, colillas o papeles en espacios públicos, o no recoger las deposiciones de animales, con multas de hasta 750 euros; el vertido incontrolado en la vía pública, sancionado con entre 2.001 y 100.000 euros; y los vertidos que afecten gravemente a la salud pública o al medioambiente, que podrán sancionarse con hasta 3,5 millones de euros.
Una norma estructurada en cuatro títulos
Según explicó el concejal de limpieza, Héctor Alemán, la Ordenanza de Higiene Urbana “es un instrumento normativo que adapta la legislación europea y estatal al ámbito municipal, con el objetivo de garantizar una ciudad más limpia, cuidada y saludable”. La normativa está estructurada en cuatro títulos y regula tanto las obligaciones de la ciudadanía y los agentes económicos como las competencias de la administración local en materia de limpieza y gestión de residuos.
En concreto, aborda la limpieza de espacios públicos y las condiciones de uso común, las responsabilidades de las personas físicas y jurídicas que generan residuos de competencia municipal y las condiciones de entrega de dichos residuos a los servicios municipales de recogida, haciendo especial hincapié en la separación por fracciones en origen.
Un plan operativo con visión estratégica
Además de la ordenanza, el ayuntamiento presentó el Plan de Gestión de Residuos Sólidos Urbanos, concebido como una “hoja de ruta operativa para implementar la ordenanza en la vida diaria de la ciudad”, tal y como señaló Héctor Alemán. Este documento define los principios rectores, objetivos y acciones que deberán asumir las administraciones, los agentes sociales y económicos y la ciudadanía para asegurar una gestión eficiente y sostenible de los residuos urbanos.
Entre las principales líneas estratégicas del PGERS destacan: el fomento de la colaboración público-privada en la gestión de residuos; la implicación activa de la ciudadanía mediante campañas de sensibilización, sistemas de incentivos y educación ambiental; y la mejora continua de los sistemas técnicos y organizativos encargados de la prestación del servicio.
Participación ciudadana y modernización tecnológica
Ambos documentos se someterán a consulta pública en los próximos días, permitiendo que la ciudadanía pueda conocer sus contenidos y presentar alegaciones. Para Carolina Darias, “la higiene urbana es una responsabilidad compartida” y su mejora “dependerá tanto de las nuevas normas, que ahora abrimos a consulta pública, como de la ejecución de los nuevos contratos de limpieza y de recogida de residuos, que incorporarán tecnologías más modernas y eficientes”.
Con estas medidas, el consistorio refuerza su apuesta por un modelo de ciudad más limpio, saludable y comprometido con el medioambiente, impulsando una gestión responsable de los residuos urbanos desde la corresponsabilidad institucional y ciudadana.

































