Preparados para las tormentas: el impacto del cambio climático en el sector marítimo

El sector mundial del transporte marítimo y portuario es susceptible de sufrir daños de miles de millones de dólares en infraestructuras e interrupciones del comercio como consecuencia de los efectos del cambio climático. Así lo señala un estudio realizado en el año 2024 por RTI International, un instituto de investigación sin ánimo de lucro, para el Fondo de Defensa Medioambiental (EDF).

RTI ha llegado a la conclusión de que, si no se toman medidas ambiciosas para reducir las emisiones, los efectos del cambio climático podrían suponer al sector del transporte marítimo un coste de hasta 25.000 millones de dólares anuales de aquí a finales de 2030.

Las economías que dependen en gran medida de la industria manufacturera podrían verse gravemente afectadas por la interrupción de la cadena de suministro causada por los efectos del cambio climático. Cada vez preocupa más que, a medida que se acelere el cambio climático, estos efectos representen una proporción cada vez mayor de las pérdidas económicas.

La interrupción de la cadena de suministro y la congestión en los puertos de todo el mundo causada por la falta de acceso a los canales de Panamá y Suez preocupa tanto a las compañías navieras como a los propietarios de la carga, y la situación muestra pocos signos de mejora. Muchos buques han renunciado a utilizar el canal en favor de viajar alrededor del Cabo de Buena Esperanza, aumentando el coste del transporte de carga seca a granel en aproximadamente un 14% en comparación con el año anterior.

Según un estudio realizado por un equipo dirigido por el University College de Londres, en el mejor de los casos, la temperatura mundial aumentaría 1,5 grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales en 2060, frente a la hipótesis intermedia -que la mayoría de los expertos considera probable- de un aumento de 3 grados centígrados. En el peor de los casos, el aumento de la temperatura global sería de 7 grados centígrados.

Las catástrofes naturales se suceden con mayor frecuencia en todo el planeta, y cada una de ellas plantea peligros y retos. El aumento del nivel del mar amenaza con provocar desplazamientos y escasez de agua, así como con reducir la profundidad de algunas de las vías fluviales más importantes del mundo.

Calvin Gray, presidente de Global Marine en RSA/Intact, afirma que las amenazas ya se han materializado, incluido el impacto en la capacidad del sector marítimo para comerciar. “Los problemas actuales del Canal de Panamá -la reducción de los niveles de agua y los requisitos resultantes para cambiar el tamaño de los buques y el número de tránsitos que se pueden acomodar- ponen de relieve que el cambio climático en el sector marítimo ya se está sintiendo”, explica. “Nos obliga a hacer un seguimiento exhaustivo de los retos y riesgos para las empresas; a identificar cómo están evolucionando y cómo, a su vez, esto impacta en los planes y operaciones de nuestros clientes”.

La reducción del nivel del agua crea nuevos retos de navegación para los buques. Hay planes para construir más lagos, que proporcionarán más agua para los sistemas de esclusas.

La reducción de los casquetes polares ha traído consigo la posibilidad de tránsitos marítimos a través del Ártico y el potencial desarrollo del turismo marítimo. Sin embargo, conlleva riesgos reales tanto para los armadores como para las aseguradoras.

Michael Gregory, director of Underwriting Strategy en RSA para Reino Unido y Europa explica: “La mayor intensidad de los fenómenos meteorológicos está afectando a la capacidad de viajar, está repercutiendo en las rutas marítimas. El deshielo del Ártico puede abrir nuevas rutas, pero éstas conllevarán nuevos riesgos”.

“Es probable que veamos nuevas normativas oceánicas y de seguridad marítima, que habrá que comprender. La normativa medioambiental afectará a las operaciones marítimas y a los costes asociados. Nuestro reto es cómo ayudamos a los asegurados a comprender y gestionar esos riesgos”.

Las regiones polares pueden considerarse los entornos más difíciles para navegar por mar debido a los riesgos que presentan los factores meteorológicos y climáticos impredecibles. Los fenómenos meteorológicos extremos y los efectos del cambio climático, como las precipitaciones en los desiertos árticos (que provocan la formación de hielo), las olas oceánicas inesperadamente altas en el paso de Drake (que causan daños en las ventanas de los buques) y la rápida deriva del hielo marino ártico, pueden aumentar la incertidumbre de las previsiones y hacer que la navegación sea insegura.

Aunque el mundo conoce el camino que desea recorrer en la transición hacia una industria marítima sostenible, aún tiene que decidir algunas de las cuestiones fundamentales que impulsarán el viaje.

Calvin Gray afirma que es necesario tomar decisiones sobre los combustibles que propulsarán los buques del mañana, y tomarlas a tiempo para implantar la infraestructura adecuada. “Tenemos que pensar en el futuro del transporte marítimo y, en particular, en cómo se alimentarán los buques”, explica. “Se habla de buques propulsados por hidrógeno y energía nuclear. Ambas supondrán riesgos significativos y requerirán nuevos diseños de buques y motores, nuevas tecnologías y riesgos que habrá que evaluar y calcular con precisión”.

“En la actualidad se debaten dos o tres nuevos tipos de combustible y se evalúa su viabilidad. Las preguntas clave serán: ¿cómo será la tecnología, en qué plazo y qué riesgos implicará?”.

“También hay que tener en cuenta el impacto de los nuevos diseños de buques en los astilleros. Tenemos que considerar la tecnología que se necesitará y las instalaciones adicionales que los astilleros tendrán que poner en marcha”.

Más del 80% del comercio mundial pasa por los puertos del mundo, y mientras que los buques pueden desplazarse para evitar determinados fenómenos climáticos, los puertos no pueden permitirse ese lujo.

Los puertos y las infraestructuras de transporte costero conectadas forman sistemas complejos que pueden verse gravemente afectados por la subida del nivel del mar. Además, los posibles aumentos de la frecuencia e intensidad de los niveles extremos del mar debidos a mareas de tempestad y olas extremas, pueden causar inundaciones permanentes o temporales.

Michael Gregory añade: “Es probable que haya problemas de acceso a los puertos. Puede haber normativas nacionales que afecten a la capacidad de los buques para utilizar los puertos, y ya estamos viendo cómo algunas compañías navieras se trasladan a puertos y jurisdicciones que tienen normativas y requisitos medioambientales menos onerosos”.

“Los puertos siguen siendo un riesgo vivo. Por ejemplo, el cierre de un puerto en China por condiciones meteorológicas adversas puede afectar considerablemente a la capacidad de carga y descarga de los buques”.

“Es probable que haya riesgos financieros. Con el aumento de las pérdidas, el mercado del reaseguro podría considerar la cobertura y la tarificación, lo que probablemente afectará a las tarifas primarias”.

Es fundamental no quedarse quieto y pensar en el aquí y el ahora: un enfoque proactivo y a largo plazo de los riesgos que se presentan es fundamental para las aseguradoras.

Calvin Gray afirma: “En todo el espectro de riesgos, el seguro tiene que formar parte de la conversación. El cliente tiene que entender por qué tomamos las decisiones que debemos tomar. Se trata de crear soluciones a largo plazo para los clientes”. Gray prosigue: “Como sector, tenemos que predicar con el ejemplo. En RSA, reconocemos las amenazas que el cambio climático puede suponer para nuestro negocio y estamos tomando medidas. Tenemos el objetivo comprometido de lograr cero emisiones netas en general para 2050, para alinearnos con el Acuerdo de París, y reducir a la mitad las emisiones de nuestras operaciones para 2030”.

“Estamos redoblando nuestros esfuerzos para ayudar a las personas a adaptarse al cambio climático. El Centro Intact sobre Adaptación Climática de la Universidad de Waterloo (Canadá) es nuestra asociación emblemática en materia de adaptación climática y, a través de la investigación aplicada, proporciona orientación práctica para ayudar a las personas a adaptarse a las inundaciones, los incendios forestales y el calor extremo. En el Reino Unido iniciaremos nuevas asociaciones para apoyar programas comunitarios de adaptación al clima y resiliencia”.

“Reconocemos la oportunidad que tenemos de influir en los comportamientos respetuosos con el clima a través de nuestros productos y precios y de la concienciación sobre el cambio climático”.

“Queremos seguir desempeñando un papel activo en la reducción del riesgo de las industrias nuevas y existentes que pueden marcar la diferencia en la construcción de un futuro sostenible. Eso significa que tenemos que crear y adaptar productos para ayudar a las industrias en la transición”.

Peter Verhesen, Head of Marine de RSA en Europa, afirma: “Se reconoce que la gestión de riesgos debe ser el núcleo de los esfuerzos del mercado marítimo para mitigar las amenazas que se avecinan. Todos sabemos que el cambio climático es real y, si las aseguradoras no dan un paso adelante en lo que respecta al cambio climático, las catástrofes naturales afectarán a las carteras de las aseguradoras y, en consecuencia, al gasto en primas de los asegurados”.

“Sin embargo, la mitigación de los riesgos será difícil, dada la naturaleza de algunos de los impactos, como los riesgos naturales. Las aseguradoras podrán tratar de controlar esos riesgos mediante una suscripción más cuidadosa. Donde podemos y debemos añadir valor es a través de una sólida gestión del riesgo para nuestros clientes, con el fin de mejorar la toma de decisiones (en torno a la selección de la ubicación de almacenamiento, por ejemplo), permitiendo a las aseguradoras seguir eliminando algunas de esas exposiciones del balance del asegurado”.

“Por eso resulta fundamental seguir concienciando y explicando a nuestros clientes los problemas que plantea la exposición a las catástrofes naturales”.

“Los clientes con una estrategia climática y una gestión del riesgo más sólidas tendrán una mejor experiencia de pérdidas, de la que se beneficiarán en última instancia a través de coberturas más amplias y mejores tarifas de primas que sus competidores que no estén preparados”.

Los seguros deben ocupar el lugar que les corresponde en el centro de los debates que actualmente se están acelerando en torno a las repercusiones del cambio climático. No cabe duda de que se espera que el sector desempeñe un papel clave a la hora de aportar soluciones.