La influencia de las nuevas reglamentaciones en el sector de la ventana y el cerramiento

El área temática 2 del Congreso de Asefave se centró en las nuevas regulaciones que han surgido en el ámbito de la construcción para favorecer la sostenibilidad y el ahorro energético, y en como atañen al mundo de la ventana y la fachada.

Uno de los protagonistas en esta área, y en buena parte del programa del congreso, fue el nuevo Reglamento de Productos de Construcción (RPC 2024), que representa un giro estructural para el sector. Para remarcar su importancia, la conferencia inaugural del II Congreso de la Ventana, la Fachada y la Protección Solar, corrió a cargo de Jorge Jimeno Bernal, ingeniero industrial del Estado y jefe de área - S.G. de Calidad y Seguridad Industrial, del Ministerio de Industria y Turismo, quien desplegó el nuevo Reglamento de Productos de Construcción (RPC 2024) que sustituirá el vigente de 2011.

En su intervención, Jimeno explicó la evolución de las fachadas, que “han pasado de capas sencillas a múltiples para ofrecer unas prestaciones muy buenas”, un cambio que implica “retos procedentes de la actualización de la tecnología”.

Recordó que el marcado CE no es voluntario para los productos incluidos en normas armonizadas y que constituye el punto final del proceso de evaluación de la conformidad. También subrayó la necesidad de que los agentes de mercado verifiquen el cumplimiento: “Los propios receptores de producto deben comprobar que estos productos cumplan con las normativas”.

El nuevo RPC introduce mejoras en los procesos de normalización, así como indicadores ambientales y un elemento clave para toda la cadena: el pasaporte digital del producto, que Jimeno vinculó con su integración en BIM para facilitar el trabajo proyectual.

La transición entre RPC 2011 y 2024 será escalonada y dependerá de la actualización de las normas; según Jimeno, la disposición transitoria “podía durar hasta 15 años”. A nivel estatal, la publicación del Real Decreto que adapte el nuevo RPC se prevé para mayo de 2026.

También en torno al RPC versó una de las ponencias presentadas en el congreso, a cargo de Diego García, Diego Muñiz y Àlex Peral, integrantes del departamento técnico de DOMO Indalsu.

En su intervención destacaron que el nuevo RPC no es una simple revisión del marco anterior, sino que comprende una reforma estructural que impulsa al sector de los cerramientos hacia una construcción más sostenible, digital y transparente. Reforzará la trazabilidad ambiental, la claridad en la información y la comparabilidad entre productos, situando a ventanas, puertas y muros cortina en el centro de las políticas europeas de sostenibilidad.

El reglamento pone el foco en la responsabilidad de los fabricantes, que deberán demostrar, documentar y mantener actualizados indicadores ambientales obligatorios, como eficiencia global, huella de carbono, durabilidad, reciclabilidad y contenido reciclado, bajo riesgo de sanciones o, incluso, de perder el acceso al mercado europeo.

El Pasaporte Digital de Producto y la Declaración de Prestaciones y de Conformidad serán piezas clave en esta transformación. La trazabilidad deberá cubrir toda la cadena de suministros, con lo que la colaboración entre fabricantes y proveedores será estrecha e imprescindible.

En el ámbito de la ventana y la fachada, los fabricantes deberán certificar los valores de perfilería (Uf), utilizar software homologado y demostrar la coherencia entre cálculos teóricos y prestaciones reales. El sistema de evaluación 3+ añadirá un nivel adicional de control externo y, aunque la verificación permanente aumentará la carga administrativa, la validación del producto reforzará la confianza del mismo en el mercado.

Otro de los temas destacados en el congreso fue la sesión magistral de Ainhoa Díez, directora de la División de Innovación y Sostenibilidad en la Edificación del Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana, quien expuso las claves del nuevo documento básico de Sostenibilidad del CTE, cuyas alegaciones estarán abiertas hasta el próximo 9 de diciembre.

Este nuevo texto supone importantes cambios, para alinearse ante les nuevas exigencias que proceden de Europa, una nueva medida de análisis y exponer datos para la declaración de Potencial Calentamiento Global para “dotar de mayor calidad a la edificación”, comentó al respecto Díez.

Se trata de una redacción más didáctica para la comercialización de productos y también contribuye a ayudar a facultativos en la exigencia en obra. El DB. HSA de Sostenibilidad Ambiental incorpora un dato clave: el Potencial de Calentamiento Global, un nuevo indicador que mide la huella de carbono durante todo el ciclo de vida del edificio, desde que la extracción de primas hasta su desmontaje o reciclaje.

Para la implementación de la Directiva de Eficiencia Energética se marcan 2 etapas: 1. Informativa; 2. Limitación. A partir de 2030 será de pleno cumplimiento para todo tipo de edificaciones.

El tema principal es el origen de los datos que se pueden utilizar y qué factores de corrección se deben emplear en esos datos para exponer el peso de cada elemento por su huella de carbono. Un nuevo marco normativo que pretende verificar información transcendental para contribuir a la descarbonización del parque inmobiliario, especialmente los de nueva construcción tanto públicos como privados.

Otro de los puntos de interés en cuanto a nuevas normativas fue el de la reciente Directiva Europea de Eficiencia Energética en Edificios (EPBD) y cómo atañe esta a las envolventes. María Sancho, ingeniera en Arup, abordó este aspecto en una ponencia.

Con el reto de descarbonizar el parque de edificios de la Unión Europea antes de 2050, la directiva tiene como objetivo reducir el consumo energético y sus emisiones de CO2. Para ello, la EPBD impulsa la construcción de nuevas edificaciones con emisiones cero y la renovación energética de los existentes.

En su ponencia, María Sancho señaló que en esta estrategia “la envolvente tiene un papel muy importante para reducir la demanda energética y las emisiones”. Por ello, la EPBD plantea una transformación conceptual donde la envolvente deja de ser “un elemento pasivo para convertirse en un componente activo e inteligente que pueda captar y generar energía, optimizar recursos y adaptarse a las condiciones ambientales”.

Para cumplir con estos objetivos será necesario impulsar programas de formación especializados, impulsar la adaptación normativa, ofrecer incentivos económicos claros, fomentar la innovación en materiales y tecnologías e integrar la planificación energética desde la fase conceptual del proyecto.

Para cerrar este capítulo del Congreso de Asefave dedicado a la normativa, es interesante evocar la mesa redonda mantenida en torno a los sistemas de Certificados de Ahorro Energético (CAEs), moderada por Pepe Uruburu, director técnico de A3E, en la que participaron:

• Óscar Conde, Connectivity Expert, de GEZE Iberia.
• Àlex Peral, Arquitecto en DOMO by Indalsu.
• Pedo Acosta, responsable del Departamento de Eficiencia Energética de Eiffage Energía Sistemas.
• Inmaculada Peiró, dirección general de Agremia.
• Licinio Alfaro, jefe del Departamento de Construcción Sostenible de ITeC, Instituto de Tecnología de la Construcción de Catalunya.

Los CAE son documentos electrónicos que garantizan que, tras llevar a cabo una actuación de eficiencia energética, se ha conseguido un nuevo ahorro de energía final equivalente a 1 kWh. De esta forma, si se acomete una actuación que implica un nuevo ahorro anual de 500 kWh, se podrán obtener 500 CAE. Este instrumento permite monetizar los ahorros energéticos, recuperando parte del coste de las inversiones en eficiencia energética, ya que el usuario final podrá recibir una contraprestación si vende los ahorros obtenidos para su posterior certificación mediante el sistema de CAE. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha elaborado un catálogo de fichas que recogen las actuaciones susceptibles de beneficiarse de este sistema.

Durante la mesa redonda, la impresión general de los ponentes fue que los CAEs son una buena herramienta para gestionar y monetizar esas actuaciones destinadas a potenciar el ahorro energético en edificios. “El sistema CAE cambia el paradigma en las ayudas al ahorro energético. Hasta ahora había un periodo de tiempo para pedir ayudas y subvenciones y la inversión era proporcional en función de la disponibilidad de fondos. Con los CAE, cualquier empresa que haga una inversión y pueda demostrar un ahorro puede ser monetizada. Es un sistema continuo de incentivos permanentes, en línea con directivas armonizadas”, indicó Pedro Acosta.

En el ámbito de la fachada, Óscar Conde matizó que debido a que el sistema todavía es muy embrionario, “no se ha tenido en cuenta la automatización en las actuaciones destinadas al ahorro, debería estar incluida en las fichas recogidas en el catálogo elaborado por el Ministerio. Nos gustaría que este procedimiento de fichas fuera más sencillo y medible”.

Inma Peiró explicó la experiencia de Agremia, asociación de empresas del sector de instalaciones y energía, que consideraron los CAE como ayudas al ahorro. Por ello, la asociación ha puesto en marcha “una plataforma digital para agrupar los ahorros generados por los clientes de los asociados. Partimos de una ficha estandarizada de cambio de caldera por bomba de calor. Hasta el momento se han sumado 200 asociados y nuestra labor es de oficina técnica y asesoramiento”.

En lo que respecta a la aplicación de los CAE al sector de la ventana, Àlex Peral admitió que se trata de una buena iniciativa, pero que no benefician lo suficiente a la buena ventana: “En el caso de la ventana, los CAE bonifican el cambio de la U inicial de la ventana por otra U más baja. En el cálculo se tiene en cuenta la ventana salida de fábrica e instalada en obra, pero no se contemplan factores como si está situada a norte o sur o el factor solar. Con los CAE se bonifica igual una reducción de la U de 5 a 3, es decir de una mala ventana a otra correcta, que de 3 a 1, que es una ventana casi con valores Passivhaus. Además, se bonifica el ahorro en un año, cuando debería hacerse por toda la vida útil de la ventana”.

Ahondando en esta reflexión, Pedro Acosta puso el ejemplo francés, donde se define un ahorro anual y en función de la vida útil del elemento. ”La Unión Europea ha publicado un catálogo donde se especifican las vidas útiles para todos los elementos que tienen que ver en los edificios, también las ventanas. De esta manera se podría conocer al ahorro anual que se podría conseguir y extrapolarlo a lo largo de la vida útil. Supondría cambiar los cimientos del sistema, un avance. Un pequeño ahorro individual de un año multiplicado por el número de años empieza a tener sentido”.

Licinio Alfaro, del ITeC, también valoró positivamente el planteamiento del ahorro a través de la vida útil del producto. “Cuando se habla de calcular el ahorro anual es un problema de limitación. Sin embargo, tenemos la capacidad de hacer previsiones a futuro de valores climáticos y sabemos que las actuaciones que hagamos hoy tendrán incluso un mayor rendimiento en un futuro. Esa es la tendencia para entender la potencialidad de este tipo de actuaciones. Tendemos a la simplificación y por ello se limita la capacidad de lo que podemos aportar como sector”.

Con todo, los CAE se contemplan como una herramienta positiva para bonificar el ahorro e incentivar a los usuarios a invertir en la renovación energética, un argumento de gran importancia si se pone el foco en la directiva EPBD. Aplicar esta herramienta como ayudas al ahorro contribuirá también a simplificar la burocracia, uno de los problemas de los fondos Next Generation, y a considerar estas intervenciones a favor del ahorro energético como actuaciones globales en los edificios.