En memoria de Manuel López Pecero
A primeros de agosto recibíamos con gran pesar la triste noticia del fallecimiento a los 66 años de Manuel López Pecero, fundador del Grupo López Bolaños. Como emprendedor hecho a sí mismo, Manolo se inició en nuestro sector hace más de cuatro décadas en Fuente del Maestre (Badajoz) aprendiendo el oficio de colocación de cristales.
Con la experiencia adquirida y el apoyo de su familia, puso en marcha una pequeña empresa, Cristales y Persianas López, S.L., que pronto sería una referencia en Extremadura. La pasión de Manolo y de su familia hizo que esta tuviera un considerable crecimiento, empezando a dar forma a lo que serían Alumasa -Aluminios del Maestre, S.A.- y Expalum -Extremeña de Perfilados de Aluminio, S.L.-, integradas junto con la primera en Grupo López Bolaños, hoy todo un referente internacional que ya está presente en más de 50 países.
Gracias a su visión y talento, y a un equipo de trabajo comprometido, consiguió hacerse un importante hueco en el tejido empresarial de Extremadura. La dimensión de este gran Grupo, con un equipo de cerca de 300 trabajadores, llevó a Manuel López a ser un miembro destacado de CEX Capital, Corporación Empresarial de Extremadura.
Manuel López Pecero, segundo por la izquierda, en una visita al stand de Novoperfil e Interempresas durante una reciente edición de Veteco.
Aparte de su fortaleza y compromiso por el trabajo, los que le conocíamos le apreciábamos por su sencillez y generosidad, una persona muy próxima, siempre dispuesta a ayudar. Buen ejemplo de ello fue la creación de la Fundación López Bolaños, que tiene como objetivo formar y proporcionar oportunidades a los más jóvenes.
Manolo recibió en un par de ocasiones a los miembros de la Ruta del Cerramiento, siempre, como era de esperar en él, con suma hospitalidad y amabilidad.
La primera de las visitas fue en 2016 y la Ruta pasaba por Extremadura viniendo de Castilla La Mancha en dirección a Galicia. Por aquel entonces ya pudimos percibir que Manolo era un tipo de “aguas arriba”, como él se proclamaba, de los que no se arrugan ni contentan y que van a buscar el origen sin dejarse llevar por la corriente.
Si en aquel encuentro de 2016 el tamaño, la magnitud del Grupo ya era de admirar, la grandiosidad y el calibre vistos en la reciente visita que repetimos durante la Ruta del año pasado fueron impresionantes, sin palabras: algo así como 200.000 m2 de naves y 100.000 más de suelo para seguir creciendo.
A pesar de esa enormidad y dimensión del Grupo, vimos a un Manolo muy en su línea, un gran anfitrión, tremendamente natural, humilde y que, si bien con algún que otro rasgo ya de fatiga, no desfalleció en su compromiso de mostrar a los componentes de la Ruta todas y cada una de las instalaciones y procesos de fabricación de las bobinas de aluminio y el perfilado de lamas de persiana, además de otras nuevas iniciativas fabriles, como la confección de mosquiteras, pérgolas bioclimáticas, el perfilado de tubos de persiana o la producción robotizada de cajones.
Se nos ha ido un empresario de nivel, un personaje que ha hecho historia en el sector, un hombre entregado a su trabajo, una persona muy querida y apreciada. Pero por ello Grupo López Bolaños no se detiene y sigue en buenas manos, las de su esposa María Isabel y sus hijos Inmaculada y Manuel, a quienes mandamos desde estas líneas toda la fuerza y nuestras más sinceras condolencias, que hacemos también extensibles a demás familiares, amigos y personal que conforma el Grupo López Bolaños.
¡Muchos ánimos!







































