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Construcción: cóctel de sustancias cancerígenas de efectos sinérgicos

Redacción Protección Laboral10/06/2015
Habitualmente asociamos la construcción con los riesgos ergonómicos por sobreesfuerzos, o las caídas (al mismo nivel o de altura). Sin embargo, debido en parte al avance de las técnicas de construcción, asistimos a un incremento de la exposición de los trabajadores del sector a una amplia variedad de agentes químicos, en la mayoría de las fases del proceso constructivo, y que pueden generar importantes riesgos para su salud.

Entre los principales riesgos químicos emergentes identificados destacan el amianto, los polvos de madera, los productos con sílice cristalina, los disolventes y las cada vez más presentes nanopartículas. Las evidencias científicas revelan el efecto cancerígeno o sensibilizante de dichos productos.

El dato está rubricado por el INSHT que, en su “Estudio sobre riesgos laborales emergentes en el sector de la construcción”, señala que “en España, según datos actuales del Observatorio de Enfermedades Profesionales (CEPROSS) y de Enfermedades Causadas o Agravadas por el Trabajo (PANOTRATSS), el índice de incidencia de enfermedades causadas por agentes químicos en el sector de la construcción presenta uno de los valores más altos, por detrás de la industria manufacturera y otros servicios (…). A pesar de la baja notificación de enfermedades profesionales a favor del parte de accidentes en el sector de la construcción, las enfermedades de la piel y del aparato respiratorio tienen una importante incidencia, junto a la pérdida auditiva y las enfermedades osteo-musculares, especialmente en operadores de instalaciones industriales y maquinaria fija”.


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El trabajo sobre los materiales (corte, lijado) libera polvo de sílice, contaminante con una carga nociva importante

Los riesgos emergentes de naturaleza química en el sector de la construcción están relacionadas con agentes como las nanopartículas, resinas epoxi, fibras minerales artificiales, isocianatos, disolventes orgánicos, polvos de sílice cristalina, polvos de madera y humos de escape de motores diesel. Nocivos por sí solos, en sinergia constituyen una combinación tóxica que se refleja en una alarmante alza de la carcinogenicidad en la construcción.


Nanomateriales

El concepto engloba materiales naturales, secundarios o fabricados que contengan partículas, sueltas o formando un agregado o aglomerado y en el que el 50% o más de las partículas presenta dimensiones nanométricas en el intervalo de granulometrías comprendido entre 1 y 100 nm (nanómetros) al menos en una de sus dimensiones (1 nanómetro equivale a la millonésima parte de 1 milímetro).

Un informe de la Comisión Europea sobre la información relativa a un uso seguro de los productos químicos (octubre de 2012) reflejaba la necesidad de fomentar las actividades de sensibilización e información a fin de mejorar la utilización segura de las sustancias químicas en general y mejorar la comprensión de la información recibida por los usuarios, conforme al Reglamento (CE) 1272/2008 del Parlamento Europeo, sobre clasificación, etiquetado y envasado de sustancias y mezclas. Es fundamental dirigir estas actividades a todos los sectores en los que la exposición y manipulación de productos químicos sea importante, como es el caso de la construcción.

“Como se ha constatado, existe una baja notificación de las enfermedades profesionales en el sector de la construcción. Es necesario que el empresario sea consciente de la importancia que tiene la notificación de estas enfermedades con el objeto de recabar datos objetivos sobre el impacto que los agentes químicos tienen sobre la salud de los trabajadores del sector”, argumenta el INSHT.

En los casos en los que el conocimiento científico sobre el efecto que puede originar la exposición a un agente químico no es concluyente o es incompleto, la anticipación al riesgo se debe alcanzar mediante la adopción de buenas prácticas en materia preventiva.

Las extraordinarias propiedades químicas y físicas de los materiales a escala nanométrica: elevada resistencia estructural, gran durabilidad de los materiales, propiedades antimicrobianas, facilidad de limpieza de las superficies, etc. permiten numerosas aplicaciones de los nanomateriales y los nanocomposites en el sector de la construcción.

La toxicidad de los nanomateriales viene determinada por su tamaño, superficie específica y forma. Respecto a la forma, algunas nanofibras pueden comportarse como agujas y atravesar determinados tejidos, superando barreras que suponen una protección para partículas de mayor tamaño.

La principal vía de exposición a nanopartículas en la construcción es la inhalatoria, principalmente al efectuar trabajos de mecanizado de nanomateriales (corte, lijado, taladrado, perforado etc.), generadores de polvo, o de nieblas, como es el caso de la pulverización de pinturas. La exposición dérmica sigue en importancia a la inhalatoria.

Las nanopartículas acaban concentrándose en el sistema nervioso, el tejido cerebral, el torrente sanguíneo y otros órganos como el corazón y el hígado. Aún no se conoce bien su tóxicocinética y efectos a largo plazo pero, en términos generales, estos tóxicos se comportan como otros similares (amianto), provocando enfermedades carcinogénicas y otras disfunciones del aparato respiratorio.


Resinas epoxi

Son materiales poliméricos que se endurecen al mezclarse con un agente catalizador (proceso de curado). Las resinas utilizadas son glicidil éteres obtenidos por reacción entre epiclorhidrina y bisfenol A. Mientras que los catalizadores suelen ser grupos amino, hidroxilo y carboxilo. Las propiedades de las resinas epoxi se pueden modificar mediante la incorporación de otros agentes (diluyentes, flexibilizadores, pigmentos) para ampliar la gama de aplicaciones.

Entre las principales características de las resinas epoxi destacan la mínima contracción durante el proceso de curado o las excelentes propiedades mecánicas, etc., por lo que son aptas para revestimientos y pinturas, impregnación y reparación de estructuras de hormigón, ladrillo y madera, reparación y sellado de conducciones, ventanas y marcos, pegado de baldosas cerámicas, aglutinantes para materiales compuestos reforzados con fibra… La epiclorhidrina está considerada como carcinogénico del grupo 2A por la IARC (International Agency for Research on Cancer).

Los efectos adversos de las resinas epoxi son ocasionados, generalmente, por el producto sin curar. Dichos efectos habitualmente se deben a los agentes de curado (diluyentes y otros agentes utilizados en la formulación de las resinas). Las poliamidas, muy reactivas y volátiles, provocan irritación y sensibilización de la piel y el tracto respiratorio.


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Para evitar la inhalación del polvo de sílice la maquinaria incorpora sistemas de aspiración

Se considera que las resinas epoxi tienen efectos alergénicos, siendo una de las principales causas de dermatitis por contacto laboral, circunstancia que está recogida en numerosos documentos que describen efectos adversos tanto de resinas como de endurecedores y diluyentes entre los trabajadores de la construcción tales como sensibilización, alergias y dermatitis por contacto durante operaciones de revestimiento de fibra de vidrio, reparación de grietas de hormigón, solado, marmolado, utilización de cemento epóxico para el revestimiento de túneles, etc.


Fibras minerales artificiales (FMA)

Los materiales a base de fibras minerales artificiales son productos inorgánicos manufacturados y formados por partículas. Las FMA más habituales se fabrican a partir de vidrio fundido (fibra de vidrio), roca fundida (lana de roca), escoria fundida (lana de escoria) o arcilla (fibra cerámica). Generalmente, suelen clasificarse en función de si tienen o no silicio en su composición. Las principales aplicaciones y los trabajos con mayor exposición a estos productos en la construcción se reflejan en la tabla “Aplicaciones y Oficios afectados por las FMA”.

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Los productos fabricados con FMA permiten su utilización como sustitutos del amianto y, al igual que éste, su efecto tóxico está relacionado con el tamaño: a mayor longitud y menor diámetro de las fibras, mayor es la nocividad. En función del tamaño, cada tipo de fibra entra en una clasificación de carcinogenicidad. Recientemente la IARC, que ha reevaluado los riesgos de las FMA vítreas, concluía que sólo los materiales más persistentes, tales como las fibras cerámicas refractarias, permanecen clasificadas como posiblemente carcinogénicas para los humanos (grupo 2B).

El principio de precaución a seguir con estos materiales, con independencia de su clasificación, es manipularlos con protección respiratoria para evitar su inhalación.


Isocianatos

El producto a base de poliuretano más extendido en la construcción es la espuma de poliuretano, que es un material sintético y duro-plástico. La reacción de sus componentes libera dióxido de carbono, gas que forma las burbujas propias de estas espumas. La espuma de poliuretano rígido (densidad: 30-50 kg/m3) es una solución muy eficaz para el aislamiento (térmico y acústico) y la impermeabilidad de las construcciones, por lo que su uso está muy extendido. Además, la utilización de espuma de poliuretano, en comparación con otros materiales aislantes, minimiza los puentes térmicos (transferencia del frío o calor a espacios que deben mantenerse aislados), logrando así un considerable ahorro de energía. Este material también permite obtener un alto grado de impermeabilidad y cumple con los niveles de seguridad contra incendios exigidos por el Código Técnico de la Edificación (CTE).

Respecto a la protección de los trabajadores, las características propias de cada uno de los agentes químicos revela la importancia de seleccionar y utilizar los equipos de protección química adecuados y específicos.

En lo relativo a la protección durante la manipulación de las resinas sin curar, de los endurecedores o de otros compuestos químicos que se introducen en estos productos (diluyentes, etc.), el material más adecuado para proteger del contacto sería el caucho (guantes), según diversos estudios. Actualmente se están desarrollando guantes multicapa laminados para tareas en las que se manipulan resinas epoxi. Para proteger contra disolventes, los guantes de goma son la protección más eficaz.

En algunos casos, la protección de la piel y de las vías respiratorias es necesaria incluso cuando el material esté seco, y cuando se realicen operaciones mecánicas sobre el material tratado que puedan generar polvo, como es el caso de las espumas de poliuretano, que pueden dejar grupos de isocianatos libres en las zonas tratadas.

En el caso de polvo de sílice cristalina, se deben utilizar equipos de protección individual de las vías respiratorias (mascarillas auto-filtrantes tipo FFP3; o P3, para filtros acoplados a adaptadores faciales).

La aplicación del poliuretano se efectúa con un equipo de proyección que dosifica el producto, el caudal y la presión. La exposición dérmica y respiratoria a isocianatos se suele producir en la fase de aplicación del producto, durante la cual el operario puede verse envuelto por las partículas que se dispersan en el aire. No obstante, también puede existir exposición en procesos de demolición, soldadura o por la propia degradación térmica o química del producto. Los isocianatos producen efectos irritantes en la membrana mucosa de los ojos, en el tracto gastrointestinal y en el respiratorio. También pueden producir efectos inflamatorios y dermatitis. Al margen de las afecciones puntuales por exposición indebida, los isocianatos pueden producir sensibilización en el trabajador. Las reacciones alérgicas que se produzcan por exposiciones ulteriores se manifestarán en forma de ataques de asma. Como cualquier afección alérgica, el único modo de evitarla es impidiendo la exposición. Para trabajadores especializados puede suponer el fin de su actividad laboral.

Los riesgos van más allá de la simple aplicación del producto. Las espumas de poliuretano pueden liberar isocianatos incluso cuando el producto parece seco. Estas exposiciones son suficientes para originar asma o problemas respiratorios quienes trabajan en entornos que han sido tratados con las espumas de poliuretano. Incluso, los trabajadores quedan expuestos a grupos isocianato libres cuando se realizan tareas mecánicas (taladrado, demolición, etc.) en materiales tratados con las espumas que pueden generar polvos.


Disolventes orgánicos volátiles

En el sector de la construcción el principal uso que se hace de los productos que contienen disolventes orgánicos es el de revestimiento de superficies con fines decorativos o para proteger ante la humedad. Los disolventes se emplean para reducir la viscosidad de pinturas, barnices y resinas, permitiendo la adecuada cobertura de la superficie tratada. También es frecuente utilizar estos disolventes para la limpieza de utensilios y herramientas.

La exposición (intensa o mantenida en el tiempo) desencadena lo que se ha denominado el “síndrome del disolvente”, cuyos síntomas característicos incluyen la pérdida de memoria, fatiga y otros problemas del sistema nervioso central (SNC). Algunos disolventes pueden producir dermatitis por contacto, al actuar sobre los lípidos (aceites naturales) de la piel y dañar la protección natural que proporciona. Cabe recordar que una de las funciones básicas de la piel es actuar como barrera frente a la penetración de alérgenos, sustancias irritantes y microorganismos, así como evitar la pérdida de agua. Los disolventes pueden dañar y secar la piel, lo que aumenta el riesgo de que el trabajador de la construcción desarrolle problemas como dermatitis e infecciones varias.

Se sospecha que determinadas mezclas de disolventes orgánicos pueden tener efectos carcinogénicos, mutagénicos o tóxicos para la reproducción, aunque no existe un conocimiento preciso al respecto, y las consecuencias para la salud dependen de las circunstancias de la exposición y los factores individuales del trabajador expuesto.


La exposición crónica a partículas de polvo con una granulometría para permitir la inhalación y su posterior depósito en los pulmones puede producir silicosis

También existen evidencias del efecto ototóxico (daño al oído) de determinados disolventes, cuyos efectos se ven agravados cuando el trabajador está también expuesto al ruido. Sustancias como el tolueno, estireno, etilbenceno o tricloroetileno son susceptibles de inducir efectos sinérgicos adversos sobre la audición. Los estudios sobre el particular demuestran que los disolventes reducen el efecto protector del músculo estapedio en el oído medio, que se contrae por acto reflejo en respuesta a los altos niveles de ruido. La perturbación de este reflejo puede permitir la penetración de elevados niveles de energía acústica al oído interno, con lo que la hipoacusia (sordera) es sólo cuestión de un cierto tiempo.


Polvos de sílice cristalina

La sílice cristalina es un componente básico de la tierra, arena, granito y muchos otros minerales de construcción. Así, se encuentran en el hormigón, materiales cerámicos, rocas o aglomerados de sílice. Sus partículas pueden inhalarse cuando se mecanizan dichos materiales (operaciones de corte, amolado, triturado o perforado de materiales).

La sílice cristalina en contacto directo con la piel en estado seco causa irritación por abrasión mecánica (se comporta como una lija); en contacto con los ojos puede provocar la irritación de los mismos o, incluso, lesiones oculares. La absorción de cantidades importantes puede provocar irritación y bloqueo gastrointestinal; además de que la inhalación puede causar irritación de la nariz, la garganta y las vías respiratorias. La exposición crónica a partículas de polvo con una granulometría pequeña que permita la inhalación y su posterior depósito en los pulmones (sílice cristalina respirable) puede producir silicosis, enfermedad profesional que deriva, entre otras, de la inhalación de dióxido de silicio en forma cristalina.

Sobre la silicosis cabe puntualizar que estudios recientes han llevado a la IARC a clasificar el polvo de sílice como carcinogénico del grupo 1. De hecho, la sílice cristalina está considerada como el tercer agente carcinogénico más frecuente en el trabajo de entre los 139 cubiertos por el proyecto CAREX (CARcinogen EXposure), después de la radiación solar y el tabaco.

Actualmente, la sílice cristalina no está cubierta por la directiva de la UE sobre sustancias cancerígenas a pesar de que su efecto cancerígeno está ampliamente demostrado. La revisión de esta directiva para extender su alcance a un mayor número de agentes carcinógenos ha ido progresando a paso de tortuga desde 2004.

Con etiqueta o sin ella, no se puede negar la evidencia de los graves riesgos que conlleva la inhalación del polvo (general y el silíceo) que generan tanto las obras como los propios materiales de construcción.


Polvos de madera

La utilización de la madera en la construcción es muy frecuente por sus múltiples ventajas. Su aserrado y mecanización en obra genera polvos; es decir partículas sólidas dispersas en el ambiente debido a la disgregación de la madera o su corteza. El riesgo para la salud de los trabajadores viene determinado por el tipo de madera (dura o blanda). En la construcción se emplean ambos tipos, no siempre conocidos por el usuario, lo que suele dificultar la evaluación del riesgo que conlleva la exposición.

“Con carácter general, la investigación en lo relativo a la exposición a agentes químicos en la construcción debe dirigirse a profundizar en el conocimiento sobre las consecuencias que los agentes químicos pueden producir sobre la salud de los trabajadores expuestos, a estimar los niveles de exposición que se pueden encontrar en las distintas ocupaciones de la construcción y a encontrar medidas técnicas adecuadas para eliminar o reducir la exposición en el sector”, dice el INSHT.

En muchos aspectos, el conocimiento sobre el origen de los agentes químicos y sus consecuencias para los trabajadores expuestos es limitado, algo que tiene especial relevancia en el caso de los nanomateriales. “En este sentido, la Comisión Europea entiende que los posibles riesgos están relacionados con nanomateriales específicos y usos también específicos. Por lo tanto, es necesario determinar el riesgo de los nanomateriales, que debe hacerse caso por caso. La Comisión Europea está trabajando actualmente en los métodos de detección, medición y control de los nanomateriales y en su validación. Ello plantea retos importantes como son la creación de métodos e instrumentos validados de detección, caracterización y análisis, completar información sobre los peligros de los nanomateriales y elaborar métodos de evaluación de la exposición”, cita el INSHT.

El conocimiento del ciclo de vida de los contaminantes es fundamental para evaluar el impacto sobre la salud y evitar riesgos. Algunos autores señalan la necesidad de desarrollar modelos predictivos para estimar la forma en que se transportan y depositan las nanopartículas.

En cuanto al peligro químico, los polvos de ciertas maderas pueden desarrollar diversos trastornos y enfermedades respiratorias y dérmicas. El efecto colateral del polvo de madera es el cáncer nasal, que es más frecuente entre los operarios que trabajan con maderas duras, aunque también existe sospecha de que los polvos de algunas maderas blandas puedan resultar carcinogénicos.

La IARC ha clasificado el polvo de madera como carcinogénico para humanos basado en evidencias epidemiológicas. En 2001, se puso en marcha el proyecto Wood-Risk (Risk Assessment of Wood Dust: Assessment of exposure, health effects and biological mechanisms – Evaluación de riesgos del polvo de madera: Evaluación de la exposición, efectos sobre la salud y mecanismos biológicos), cuyo objetivo principal fue disponer de una base de datos actualizada sobre la exposición laboral al polvo de madera en Europa.

Con independencia de la carcinogenicidad (a medio-largo plazo), el polvo de la madera constituye un problema de salud desde el primer minuto de la exposición, tal como ocurre con el polvo de sílice u otros contaminantes aerodispersos. La ventilación adecuada del lugar de trabajo y el uso de protección respiratoria adecuada a cada caso son preceptivas para salvaguardar la salud de los trabajadores.


Humo de motores diesel

La mayor parte de la maquinaria utilizada en construcción funciona con motores diesel. El residuo principal de estos humos es el hollín (60-80%), generándose mayor cantidad cuanto más incompleta es la combustión. El hollín está formado principalmente por micro-partículas que se inhalan fácilmente y se depositan en la parte baja de los pulmones, generando efectos nocivos para la salud.

Recientemente, la IARC ha clasificado los humos de escape de los motores diesel como carcinogénicos para humanos (grupo 1). Existe evidencia suficiente que asocia la exposición a micro-partículas de combustión diesel con un incremento del riesgo de cáncer de pulmón, y una evidencia más limitada que asocia la exposición a un incremento del cáncer de vejiga.

En general, en las operaciones en túneles la exposición al hollín es mayor que en operaciones al aire libre.


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