Regala lujo, regala chalecos antibalas
Una de dos, o el kevlar es considerado ahora un material de lujo, o bien los presupuestos públicos destinados a la protección de los trabajadores de alto riesgo son más bien escasos.
Parece ser que la agente de policía muerta en Vigo el pasado noviembre no disponía de chaleco antibalas para mujeres. Es más, en la unidad donde trabajaba Vanessa (así se llamaba la agente) hay 30 funcionarios y sólo 10 chalecos antibalas exteriores. Según algunos medios, la UPR (Unidad de Prevención y Reacción) de Vigo dio a conocer que podría haber más EPIs, pero que no se habían repartido a los agentes. En concreto, la Dirección General de Policía había enviado a esa unidad cuatro chalecos interiores de uso individual, pero aún no habían sido asignados y en el momento del incidente se encontraban en su embalaje original.
Según los datos facilitados por los distintos sindicatos policiales, sólo 300 de los 3.000 policías de Galicia tienen asignado un chaleco. Si esta escasez ya llama la atención cuando analizamos la situación general de los trabajadores, la cosa se pone aun peor cuando ponemos el foco únicamente en las mujeres.
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Estaría bien preguntarse cuáles son las tallas de esos 10 chalecos exteriores de los que hablábamos antes, ya que es muy posible que haya pocos o ninguno específico para mujeres.
Informe sobre las diferencias de constitución física entre hombres y mujeres. Ministerio de trabajo e inmigración.
El Sindicato Unificado de Policía advirtió en su momento que pediría explicaciones sobre "las pobres inversiones que nuestros gobernantes y la cúpula policial destinan a la protección personal de los policías".
En respuesta a la polémica desatada, algunos responsables apelaban a la ínfima posibilidad de que este tipo de atracos impliquen muertes y disparos, y por eso no se contempla como una operación de alto riesgo. Parece ser que un nuevo Cisne Negro llegó a Vigo el pasado noviembre, llevándose por delante la vida de una trabajadora.