A quién madruga…

…dios le ayuda / el café le ayuda / duerme por la tarde / patada en los c******… Se han hecho más versiones de esta frase de las que podemos contar: madrugar es un tema que algunos se toman muy en serio, para bien o para mal. Algunos lo odian y estamparían el despertador contra la pared; otros consideran que, si nos levantamos “muy temprano muy temprano”, somos imparables.

Precisamente, en septiembre El País publicaba este artículo donde distintos empresarios de éxito señalaban este hábito como uno de los motivos de haber llegado tan lejos. Ellos son los que escogen ponerse la alarma a horas como las 6 o hasta las 4 de la madrugada.

Como a estas horas (más que nada en el caso de las oficinas) el mundo aún no está en marcha, no hay nada de ruido. Ni compañeros de trabajo con los que socializar, ni llamadas de teléfono, ni e-mails urgentes. En otras palabras: no existe la interrupción, porque la mayoría aún está durmiendo. Por ello, lo califican de mucho más productivo. Los aficionados a esta práctica dicen que, al principio, puede resultar difícil levantarse tan pronto. Algunos se adaptan a los 21 días, otros necesitan hasta dos meses. Pero, con voluntad, uno puede conseguirlo; y todos coinciden en algo: durante esas horas es cuando más rinde. No sólo porque sean las de la tranquilidad, sino porque el estado de concentración dura mucho más cuando aún se está fresco tras haberse levantado. Hay quienes se ayudan con un rato de meditación antes de empezar a trabajar duro. Por supuesto, cada cual tiene sus trucos.

Más consejos

Por si no lo hemos dejado claro, ser lo que algunos llaman una “morning person” no es fácil. Implica fuerza de voluntad y un tiempo de adaptación. Para más ayuda (si realmente os convence lo de madrugar), ahí van unos cuantos hábitos de gran utilidad:

• Establecer una rutina: como levantarse cada día a la misma hora, para que el cuerpo se acostumbre.
• Dormir lo necesario: nunca menos de 6 horas ni más de 8. Cada cuál necesita las suyas pero la media está entre éstas.
• Realizar estiramientos al levantarnos: para corregir las tensiones acumuladas de las posiciones que adoptamos al dormir. Lo mejor es empezar con los músculos de más arriba e ir bajando.
• Despertarse a la primera: sí, a ver si vamos dejando ya esa manía de negociar los minutos de 5 en 5 con el despertador. Sólo acumulamos más cansancio al ir interrumpiendo fases de sueño.
• Despertarse lentamente: para ello, es mejor tener un sonido de alarma suave y tranquila. El típico “¡pip, pip, pip!” puede violentarnos demasiado.
• Mantenerse offline esas primeras horas: muchos tenemos la costumbre de revisar nuestras redes sociales como primera cosa de la mañana. Teniendo en cuenta lo que vician y el tiempo que perdemos con ellas, deberíamos dejarlo para más adelante y dedicar esos primeros minutos a tomar conciencia del cuerpo con actividades como las que hemos mencionado.
• ¡Música!: una gran manera de motivarse. Eso sí, ponte los cascos que hay quienes a esa hora están durmiendo.