Futuro y experiencia volvieron a unirse

Los maestros de almazara andaluces contarán con un certificado de profesionalidad que acredite sus años de trabajo y su experiencia. La noticia, anunciada por Manuel Caravaca, presidente de la Asociación Española de Maestros y Operarioos de Almazara, AEMODA, y corroborada por el delegado de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía en Jaén, Juan Balbín, fue el broche de oro del II Congreso Nacional de Maestros y Operarios de Almazaras, que se celebró el pasado 21 de abril en el Palacio de Congresos de Jaén (IFEJA) y que contó con casi medio millar de asistentes. El colofón lo puso el homenaje a una decena de maestros de almazara de toda España con más de 25 años de experiencia, todos ellos ya jubilados, y que recibieron un afectuoso reconocimiento por parte de AEMODA y de todos los asistentes al evento.

Manuel Caravaca se mostró ilusionado y orgulloso por el hecho de que poco a poco vaya viendo la luz lo que es una vieja reivindicación de Aemoda desde que se constituyó hace cinco años y por la que se lleva trabajando con un gran esfuerzo desde hace casi dos años. Así, recordó la importancia de “contar con una titulación oficial para todos esos trabajadores que son los verdaderos artífices en la elaboración del aceite de oliva y que, si bien no han sido reconocidos durante años como se merecían, tampoco han contado con la titulación apropiada”. Caravaca agradeció su apoyo en este trabajo a la Administración andaluza y a organismos como Cooperativas Agroalimentarias e Infaoliva. Además, dedicó una mención especial a dos de los socios, Juan Mateos y Juan Luis Moreno, “por su empeño en lograr que el título vaya a ser una realidad”.

El delegado de agricultura, Juan Balbín, encargado de clausurar el II Congreso de los maestros de almazara, explicó que ya se están haciendo las gestiones oportunas con la Delegación de Educación con el fin de crear una comisión permanente para poder, mediante exámenes u otro tipo de pruebas acreditativas, otorgar la certificación correspondiente a estos maestros más antiguos. “Todo ello empezará con probabilidad el año que viene”, aclaró.

La medida afectará principalmente a todos aquellos maestros de almazara antiguos que cuentan con años y años de experiencia a sus espaldas, pero que no tienen titulación oficial. Mediante exámenes y otro tipo de recursos, como la certificación de años de antigüedad, se les podrá acreditar con un título propio homologado por el Ministerio. Según matizan desde Aemoda, actualmente se están preparando los técnicos que formarán parte del proceso para acreditar a todos estos maestros. Ya existen títulos similares en comunidades aceiteras como Castilla La Mancha, La Rioja o Extremadura. Sin embargo, en la cuna del aceite de oliva, como es Andalucía, aún no se había realizado una iniciativa para acreditarlos.

La idea de Aemoda es que en cualquier fábrica de aceite (almazara privada o cooperativa) se exija una titulación oficial y homologada al maestro de almazara. Los maestros más jóvenes pueden formarse actualmente a través de ciclos formativos como el que se imparte en el Instituto El Valle de Jaén sobre elaboración de aceite de oliva.

La titulación de maestro de almazara en Andalucía que se va a lograr con el trabajo de Aemoda es de suma importancia para un sector que cuenta con 1,56 millones de hectáreas de olivar repartidas en alrededor de 170.000 explotaciones, según los datos del censo agrario. Este enorme bosque de olivos aloja a 844 almazaras, 657 envasadoras de aceite, 40 orujeras, 13 refinerías, 219 entamadoras y 115 envasadoras de aceituna. La mayor superficie de aceituna para almazara se encuentra en Jaén (586.000 hectáreas), donde se localizan hasta 327 almazaras, 233 envasadoras, 14 orujeras, dos refinerías y siete entamadoras.

Desde que hace cinco años se creó AEMODA por iniciativa de varios maestros de almazara que querían unir conocimientos, formarse y reivindicar su papel en el proceso de elaboración del aceite de oliva, mucho se ha avanzado. Actualmente cerca de 300 socios de cooperativas de toda España, 25 de ellas de ámbito internacional. Estos últimos se han constituido en IMMOA (Internacional Master Mill Olive OilAssociation), una filial de Aemoda que surgió de la mano del consultor estratégico Juan Vilar. La conforman profesionales de almazaras de los 5 continentes (España, Portugal, Chile, Marruecos, Turquía, Argelia, Australia, Nueva, Zelanda, China, Túnez, etc.) y su presentación oficial tuvo lugar durante la última WOOE (World Olive Oil), que se celebró los días 21 y 22 de marzo en Madrid. Al igual que Aemoda, el objetivo de IMMOOA es mejorar la calidad y cantidad de los aceites de oliva obtenidos, preservando las propiedades del producto, y por supuesto, siguiendo los más exigentes patrones marcados por las normas referidas al ámbito agroalimentario.

Durante el Congreso de Maestros de Almazara se celebró también la entrega del premio Aemoda, que este año celebró su cuarta edición y que es ya un galardón consolidado y de prestigio en el sector. El premio reconoce a empresas o instituciones por su labor en pro del aceite de oliva. En esta ocasión, Aemoda “ha apostado por tener un merecido agradecimiento a todas aquellas personas que han aportado valor a la profesión de maestros y operarios de almazara, ofreciendo a todo el sector una oportunidad de seguir creciendo en el ámbito de formación y comunicación”, explicó Consoli Molero, delegada de Aemoda en Castilla La Macha.

Este año, el premio Aemoda se concedió al Centro de Interpretación Olivar y Aceite de Úbeda, ubicado en pleno corazón de la ciudad Patrimonio de la Humanidad y en un monumento como es la Casa de la Tercia. Olivar y Aceite desarrolla un conjunto de acciones promocionales destinadas a todas las edades y a todos los consumidores locales y visitantes. “Por su colaboración ofrecida desde el nacimiento a la asociación Aemoda, pero no sólo a esta asociación, sino a todos sus asociados que han pasado por este centro para hacer cualquier curso de formación son auténticos merecedores de este premio”, apuntó Molero.

La asociación Aemoda quiso hacer durante el congreso unas menciones honoríficas y reconocimientos que anteriormente no se habían reconocido en el gremio. Unos premios pioneros a maestros de almazara que durante más de un cuarto de siglo han desempeñado su labor en almazaras de toda España y que han sido los que han sufrido la evolución de este sector, adaptándose a los diversos avances tecnológicos que en estos últimos veinticinco años se han ido desarrollando. “Se ha pasado desde la molturación con prensas para continuar con los sistemas continuos de tres fases y de dos fases”, dijo Consoli Molero. “Se quiere de esta forma de reconocer ese trabajo y que pocos han sabido valorar y que ha supuesto un gran salto de calidad en los aceites”, aclaró, para continuar: “Desde Aemoda es para nosotros un gran motivo de satisfacción y honor distinguir y homenajear a estos maestros de los que destaca su dilatada experiencia en el sector oleícola que a tantos otros ha servido de ejemplo y ayuda. A esos maestros que no han tenido libros en que basarse, que no han tenido a esos profesionales que hoy sí tenemos, a ellos que han estado al frente de esas almazaras sin las grandes tecnologías que tenemos ahora. Por ellos, porque también ellos se lo merecne”.

El primero en recibir la distinción fue José Jiménez Cardenete, de Begíjar, Jaén. En el municipio transformó una antigua fábrica, de maquinaria obsoleta, en cuatro prensas hidráulicas, más decantación en batería de pozuelos. En 1995 añadió la centrifugación en dos fases. En la fábrica fue aprendiz, peón, serrano, palista, mecánico, maestro e incluso director gerente, hasta su jubilación a los 70 años. Actualmente apoya y aconseja a sus hijos en la empresa Oleícola San Francisco, que apuesta por la comercialización de aceite de oliva virgen extra envasado y por la diversificación de los valores del olivar a través del oleoturismo.

Pedro Ruiz Jiménez fue otro de los galardonados. Empezó desde muy joven trabajando en una orujera de Mancha Real, Jaén. En 1931 fue maestro de almazara durante 32 años, periodo que le ha permitido vivir los cambios que han sufrido las fábricas de aceite de oliva hasta hoy en día, desde los cargos, empiedros, prensas a las primeras batidoras, pozuelos, trojes, pesos manuales, el paso a las centrífugas de tres fases hasta las actuales de dos fases, la separación de suelo y vuelo y el aumento en la molturación del aceite de oliva.

El tercero de los homenajeados en el emotivo acto fue Lorenzo Arroyo Rodríguez, nacido en un molino harinero de río en 1938 y que compró una almazara en el centro del pueblo en el año 69, de tres rulos de piedra movidos por un motor eléctrico. Casi dos décadas después construyó a las afueras del pueblo una almazara de molino de martillos y batidora de capachos. Hoy en día, la fábrica se ha convertido en una almazara con decantación y centrifugación de última generación, Aceites Arroyo CB, que ahora gestionan sus hijos.

Francisco Ortega Rubia, otro de los homenajeados, empezó como maestro de almazara en la cooperativa Virgen del Carmen del municipio jienense de Monte Lope Álvarez, fábrica en la que desarrolló toda su actividad profesional hasta su jubilación. Sus manos elaboraron el aceite que recibió el primer premio a la calidad mundial de Expoliva en el año 1989 y actualmente forma parte del panel de cata de CM Europa.

El galardón número cinco lo recibió Juan Olmo Araque, que comenzó a trabajar cuando tenía 22 años en la fábrica de aceite de Don Lucas el Boca, moliendo aceituna con el antiguo sistema de capachos. En 1990 fue nombrado maestro de almazara hasta el año 2007, que terminó su trabajo al jubilarse con 71 años.

Uno de los premios más emotivos fue el que entregó el presidente de Aemoda, Manuel Caravaca, a su padre, Aurelio Caravaca. Aurelio empezó a trabajar a los 23 años en la Cooperativa Nuestra Señora de la Consolación. En el año 80 lo nombraron maestro de almazara. Fue pionero en la separación por calidades, ya que su almazara fue de las primeras en hacerlo. Fruto de este esfuerzo fue el primer premio Gran Picual y un accésit a la calidad en el Premio Expoliva del año 2003, siendo también su aceite reconocido en el mismo certamen dos años después. Aurelio Caravaca se jubiló a los 64 años tras 41 de trabajo en la almazara, habiendo compartido todo su saber hacer y sus conocimientos a su hijo, la segunda generación en la almazara.

Consoli Molero, que con entereza y profesionalidad condujo el acto de entrega de premios, no pudo evitar la emoción cuando llegó el momento de homenajear a su padre y a su tío, los hermanos Manuel y José Antonio Molero Sevilla (el menor de ellos a título póstumo tras su reciente fallecimiento). Ambos fueron los maestros de almazara de la cooperativa Colival de Valdepeñas, en la que compartieron dificultades, averías, momentos de risas y conjeturas en esas campañas tan largas que había en esa época. Su maestría les hizo ser merecedores del Primer Premio en la Gran Selección de Castilla la Mancha en el año 96, marcando una gran diferencia con el resto de almazaras de la zona. Hoy en día, el legado ha pasado a manos de la hija del hermano menor, Consoli, que sigue al frente de la cooperativa convirtiéndola hoy en un referente del sector.