¿’Bricodecoramos’ o solo cubrimos la pared de algo con color?

Nuestro hogar es donde pasamos la gran parte de nuestro tiempo; donde reside nuestra familia. Es ese espacio, que deberíamos adorar, cuidar, dedicarle todo el cariño y la ilusión posible. No es cuestión de dinero, sino de querer integrar todas las cosas, espacios y elementos.

Por ello, decimos que deberíamos ‘bricodecorar’: saber elegir los colores, las tonalidades, no solo de las pinturas que van a cubrir las paredes, sino de todos los elementos que configuran y forman parte de todos los espacios de nuestro hogar.

Poner por poner o apilar por apilar muebles, cachivaches, colores sin sentido y sin armonía no ayuda a tener una día a día mejor; son importantes, no solo a nivel decorativo, sino cuando hablamos de armonía y bienestar.

Sabemos que en ocasiones el tema de costes es relevante, pero saber usar nuestros recursos en función de nuestras necesidades es fundamental. Si tenemos peques en casa, que dicha pintura sea muy funcional, que podamos lavarla, quitar las manchas del uso cotidiano. No solo es útil, sino totalmente necesario. Y que dicha pintura, además, sea lo más respetuosa con nuestra salud y con nuestra vida diaria, debería ser algo a tener muy presente.

El coste de pintar puede verse como un gasto, como algo que cuesta bastante. Pero somos conscientes que es algo que haremos en una ocasión, que se puede o no repetir en 5 o más años. Por lo que, si lo vemos así, es algo que no sería tan costoso. Además, si lo que usamos es de calidad, su duración será mayor y su resistencia a posible manchas, incidentes o deterioro será de mejor uso y respuesta ante problemas. Ello también va a repercutir en nuestra salud y bienestar general. Aunque no seamos conscientes, es así. Una pintura de calidad, con elementos de buenos materiales, será más sencilla de aplicar y con menos esfuerzo. Se mantendrá más tiempo, será más fácil de limpiar, dando mejor resultado general para toda nuestra casa.

Durante la pandemia, los hogares de este país consumieron cientos y cientos de litros de pintura. Fue por no tener nada que hacer, por no poder salir, por ver que, si estábamos en casa, deberíamos cuidarla e invertir en ella.

Hoy en día, cinco años después, ha pasado ya un tiempo en donde podríamos querer hacer lo mismo. Cuidarla y ‘bricodecorarla’. Ya no somos los mismos, hemos evolucionado, cambiado y pasado por cosas diferentes, mejores o peores. Deberíamos ver que puede que sea el momento de volver a mirar a nuestro hogar, a sus habitaciones, para poder darle un nuevo toque de color, de calidez, de pensar que es nuestro castillo. Nuestras horas se llenan de lo que ponemos en nuestras paredes. Hay infinidad de propuestas, tanto en tiendas especializadas, centros de bricolajes, ferreterías, etc. Seguro que cerca de nuestro hogar podemos ir a ver ideas, marcas y colores que puedan impulsar de nuevo esos espacios que llenamos de horas, de nuestras vivencias.

Saber elegir, es un tema emocional, de calidez, de querer combinar el nuevo sofá, esa nueva mesa, o aquellas cortinas que queremos cambiar próximamente.

Todo evoluciona, toda cambia, todo necesita adaptarse. Porque, en nuestra casa, debemos saber qué nos conviene y qué nos gusta para poder ponerlo en práctica. No hay nada como acudir a comprar a una tienda en donde nos puedan aconsejar y donde podamos ver diferentes tendencias, para luego tomar una decisión que nos complazca.

Vamos a convivir unos cuantos años con aquella decisión que tomemos para poner en nuestro hogar, dando nuevos colores a sus paredes.

Pensemos sobre todo en buscar algo de calidad, con prestaciones, no solo miremos el precio, va a por nuestra salud, por nuestro día a día de disfrutarlo.

No es solo manchar de algo con color o no, todos los muros. Seamos un poco más originales, pensemos en positivo, es para nosotros, no es para otro; no es para el vecino, es para nuestra familia, para nuestra vida cotidiana.

Veámoslo como la mejor inversión para nosotros mismos.

Dejemos volar la imaginación, ‘bricodecoremos’ con todo lo que se encuentre puertas para dentro. Sintámonos orgullosos de aquello que llamamos hogar.