¿Qué hemos aprendido de esta pandemia? La conservación de carreteras como servicio público esencial
El ejercicio 2020 ha quedado marcado por la COVID-19, y si algo ha demostrado esta pandemia es que la conservación de carreteras es una actividad esencial; sin ella no hubiera sido posible garantizar la movilidad y el transporte de bienes fundamentales.
Por Pablo Sáez, director general de ACEX – Asociación de Empresas de Conservación y Explotación de Infraestructuras
14.000 operarios de mantenimiento y conservación de carreteras realizaron su labor con el fin de mantener la movilidad y garantizar los traslados de los suministros sanitarios y de alimentación durante el estado de alarma. El sector reforzó las medidas de seguridad necesarias para proteger la salud laboral de los operarios de conservación desde el inicio de la pandemia, estableciéndose servicios mínimos y retenes que garantizasen la vigilancia y perfecto estado de la red de carreteras, las comunicaciones y la atención a posibles incidencias, así como el control de túneles y la vialidad invernal, en caso de existir predicciones de temporal.
Mantener las condiciones de movilidad en las carreteras para poder asegurar el transporte y abastecimiento de las poblaciones ha sido un imperativo para las empresas de conservación. Y, una vez más, ha quedado demostrado que las infraestructuras contribuyen de forma decisiva al desarrollo social y económico de un país y son clave en un momento como el actual. Es por ello que cabe preguntarse, ¿cuál es el estado de conservación actual de nuestras infraestructuras y, más en concreto, de nuestras carreteras?
Conservación de carreteras en España. Comparativa con Alemania, Francia, Italia y Reino Unido
Por primera vez en España se aborda un análisis comparativo de la conservación de carreteras. El informe sectorial, promovido por Acex, sobre la conservación de las carreteras en España, Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, ha sido elaborado por un equipo de redacción independiente constituido por prestigiosos representantes de universidades de España, Italia y Reino Unido, y por representantes de reconocidos institutos de transportes de Francia y consultores especializados alemanes.
El informe se estructura siguiendo un esquema común a todos los países a fin de poder comparar elementos homogéneos. Se abordan, con este planteamiento aspectos como la titularidad de las carreteras y clasificación de las redes; los marcos legales e institucionales; el alcance de las actividades de conservación y los sistemas de gestión empleados; las modalidades de contratación; el empleo de indicadores de estado y servicio; la fiscalidad de las carreteras; finalizando con una comparativa de las inversiones en conservación, en la que debemos destacar la transparencia de España en los datos de inversión, muy superior al del resto de países considerados.
En la tabla adjunta se recogen dichas inversiones, homogeneizadas a kilómetros equivalentes (pincha para ampliar):
Dejando de lado Reino Unido, cuyo dato de inversión recoge tanto la inversión de construcción como de conservación, no siendo posible disgregar una de otra, y quedándonos con la inversión en conservación de los demás países, se concluye que la inversión en España es el 50% de la media de los países considerados en el informe.
Sin embargo, a pesar de escasa inversión española en conservación, llama la atención que el estado de nuestra red de carreteras se encuentre en el mismo orden de magnitud, o incluso por encima, que países de nuestro entorno, sin ser ni mucho menos óptimo.
La explicación la encontramos en tres características que definen al sector de la conservación de carreteras español: enorme calidad de la ingeniería y profesionalidad de los ingenieros españoles, excelente normativa, trazado, diseño, especificaciones, refuerzos…, y la existencia de un sector específico y altamente cualificado de conservación integral. De hecho, España, es el único país, de los analizados en los que esta tercera característica se pone de relieve, por lo que entendemos que su aporte a la calidad del servicio prestado a los usuarios queda demostrado.
Los datos de España indican que los recursos destinados a la conservación de las autovías deberían situarse en unos 80.000 euros/km (IVA incluido) y para las carreteras convencionales la inversión debería alcanzar los 38.000 euros/km (IVA incluido), mientras que en redes autonómicas y locales la inversión ideal se situaría en los 21.000 euros/km, dada la menor intensidad de circulación. En su conjunto, debería dedicarse 1.300 millones de euros al año a la conservación de carreteras. Con estas inversiones, estaríamos en el orden de magnitud de los países del entorno.
No nos engañemos, debemos ser conscientes de que tenemos una red bastante madura que soporta unos tráficos superiores a con los que en su día se planificó, con una demanda de los usuarios cada día más importantes y, sobre todo, con una inversión del 50%, no ya de la necesaria, sino de la que están realizando nuestros países vecinos, los cuales se quejan de que los recursos destinados a conservación no alcanzan las necesidades a cubrir.
Con la conservación de nuestras carreteras, nos jugamos mucho, como es la propia movilidad de los ciudadanos y ponemos en riesgo no poder mantener los niveles de seguridad de nuestras carreteras, haciendo peligrar la propia competitividad del país, como ha demostrado la importancia de la carretera en el suministro de bienes y servicios durante la pandemia. Sin olvidar que nuestros jóvenes no podrán abordar la construcción de una red de carreteras como la que tenemos si no se la preservamos en buen estado.
Necesitamos gestores públicos conscientes de los riesgos que como país tenemos y que se ocupen y preocupen por mejorar los recursos destinados a este servicio público que es la conservación de la red de nuestras carreteras.