El futuro de la minería es ahora

En estos momentos en que parece que comenzamos a vislumbrar la salida de la profunda crisis económica que ha acompañado la pandemia del COVID-19, toca ya reflexionar sobre el futuro de nuestra tierra. Sin dilaciones que pongan en riesgo la recuperación tan necesaria para nuestro debilitado tejido productivo. La ciencia y la innovación nos han demostrado que el compromiso conjunto de todos, profesionales, empresas, instituciones y estados, era la mejor opción para afrontar una pandemia virulenta. Solo con este consenso ha sido posible que un año después tengamos no una, sino varias vacunas disponibles para frenar los contagios y las muertes.

Priscila Moreno, gerente de Aminer.

Este mismo empeño debe ser el que guíe en adelante una recuperación que no podemos ya fiar al mercado. Las empresas y el empleo se han visto duramente golpeados por la crisis provocando fuertes cicatrices en nuestra estructura económica. Los desafíos son enormes y solo con el respaldo de los gobiernos, la innovación y las inversiones podremos afrontar la profunda transformación económica que comenzó a gestarse tras la crisis de 2008 y que la crisis del COVID-19 ha apuntalado definitivamente.

Para no seguir abundando en los aspectos negativos que nos ha traído el último año, debemos poner en valor la fortaleza de la minería metálica que ha demostrado su esencialidad en los momentos más críticos de la pandemia y que está llamada a convertirse en un sector absolutamente protagonista en las próximas décadas. La transición energética hacia una economía descarbonizada solo será posible de la mano de los metales.

La Unión Europea ha fijado el año 2050 para alcanzar la neutralidad climática y en ese tránsito asistiremos al crecimiento exponencial de la población mundial y, en paralelo, al incremento de la electrificación de ciudades y medios de transporte que dispararán la demanda de metales clave como cobre, zinc, cobalto o litio, entre otros. A modo de ejemplo, un coche eléctrico utiliza seis veces más minerales que un vehículo convencional. La OCDE ya ha apuntado que el uso de las denominadas materias primas críticas se duplicará, una previsión que se torna advertencia si tenemos en cuenta que la dependencia exterior de la Unión Europea para el suministro de algunas materias primas para la industria oscila entre el 75% y el 100%.

Hace ahora un año, la Comisión Europea alertó del alto riesgo en el suministro de estas materias primas fundamentales para la economía de la zona y que puede comprometer la seguridad estratégica de los Estados miembros. Por ello, impulsó la Alianza Europea de las Materias Primas para garantizar un suministro seguro y sostenible, evitando la dependencia de los mercados internacionales dominado por China con el 60% de las importaciones, seguida de Estados Unidos, con el 30%. La producción europea solo cubre en la actualidad el 10% de la demanda.

El reto parece evidente: Europa debe producir más metales para atender la demanda de la industria del futuro y, además, debe hacerlo aún más si cabe, de una forma segura y sostenible que no comprometa los recursos naturales, el medio ambiente y el futuro de nuestro planeta, tal y como establecen los ODS de Naciones Unidas. Pues bien, Andalucía está preparada para asumir este desafío. El 90% de la producción de sulfuros polimetálicos en España procede de Andalucía, de modo que lideramos el mercado nacional con una producción que se ha transformado en los últimos años de la mano de la tecnología, la innovación y la investigación.

En nuestra tierra, la minería es una actividad segura, responsable y comprometida con el entorno en el que operamos. Hemos avanzado significativamente en eficiencia y en el uso responsable de las materias primas aplicando los últimos avances a la prospección, la extracción y el tratamiento de los minerales, con el objetivo de que nuestra actividad sea competitiva y también sostenible. A pesar de la pandemia, y la contracción de la economía mundial, en 2020 hemos procesado un total de 21 millones de toneladas de mineral, un 23% más que en el ejercicio anterior, y la facturación del sector se ha situado en 3.000 millones de euros.

Caminamos hacia un futuro prometedor. El sur de la Península conserva una gran riqueza geológica por explorar, pero según los expertos este potencial no es suficiente para seguir creciendo. El Informe Strade 2018 (Strategic Dialogue on Sustanailble Raw Materials for Europe), afirma que las inversiones para el desarrollo de nuevos proyectos mineros no solo requieren potencial geológico, sino que deben venir acompañados de una legislación favorable con estándares regulatorios atractivos para incentivar el establecimiento de empresas interesadas en nuestro territorio.

Esta es una de nuestras grandes demandas, avanzar hacia una gobernanza única del sector, un marco legislativo que genere confianza y atraiga nuevos inversores. Debemos reconocer la disposición de la Junta de Andalucía que ha sabido valorar que la minería es un sector productivo estratégico y nos ha abierto las puertas a la interlocución permanente, comprometiéndose a trabajar conjuntamente con el sector. Un magnífico ejemplo de este diálogo constructivo ha sido la presentación a los fondos Next Generation de la UE de un ambicioso proyecto de minería y metalurgia en la Faja Pirítica, que supondrá una inversión de 3.100 millones y la creación de 6.800 empleos en la zona.

Pero tenemos que dar nuevos pasos en esta senda, desbloquear proyectos, agilizar trámites administrativos y eliminar trabas burocráticas, porque el desarrollo del sector de la minería metálica se construye con el compromiso de las instituciones. La Unión Europea ha fijado las prioridades de los fondos para la reconstrucción postcovid: la transición hacia las energías renovables, la digitalización y la economía verde, ámbitos en los que los metales juegan un papel protagonista. Es una oportunidad para el sector que no debemos dejar pasar porque el futuro de la minería es ahora.