La 7ª edición de ‘Transforming Lighting’, organizado por Anfalum en el Colegio de Ingenieros Industriales
Iluminación y salud: claves para espacios más saludables y eficientes desde la perspectiva técnica
Periodista y Coordinador editorial de Estaciones de Servicio e Interempresas Material Eléctrico · Interempresas Media
09/08/2025
La séptima edición del evento ‘Transforming Lighting’, organizado por la Asociación Española de Fabricantes de Iluminación (Anfalum) en el Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid (COIIM), puso el foco en la estrecha e influyente relación entre iluminación y salud humana. Bajo el lema ‘Iluminación y salud’, este encuentro congregó a expertos del ámbito de la arquitectura, la ingeniería y el diseño lumínico para analizar cómo una iluminación adecuada puede mejorar significativamente la calidad de vida de las personas, no solo desde un enfoque visual, sino también emocional, cognitivo y biológico.
Alfredo Berges, director general de Anfalum; y Ricardo Pomatta, director técnico de Anfalum, durante la presentación del evento.
Uno de los temas recurrentes en esta jornada fue la importancia del concepto ‘Human Centric Lighting’ o iluminación centrada en el ser humano. Este paradigma no solo contempla las necesidades visuales básicas, sino que busca activamente optimizar el bienestar físico y mental mediante la gestión estratégica de la luz, atendiendo especialmente a los ritmos circadianos* y a la regulación emocional.
En este contexto, la tecnología LED fue reconocida por los ponentes como una innovación transformadora que ha cambiado radicalmente el sector de la iluminación en las últimas décadas. Como destacó Alfredo Berges, director general de Anfalum, durante la inauguración: “Desde que apareció el LED hemos sufrido una disrupción tecnológica impresionante. El LED es una fuente de energía extraordinaria y además puede habilitar muchas otras tecnologías. No solo sirve para iluminar, sino para mejorar el bienestar humano”.
En este punto, el LED se ha posicionado como una solución idónea por su capacidad regulable, eficiencia energética y posibilidades de integración en sistemas inteligentes capaces de adaptarse a las necesidades específicas de cada entorno, potenciando así su función como herramienta clave en la promoción del bienestar humano.
Asimismo, el encuentro destacó especialmente la necesidad de entender la iluminación no como un simple complemento técnico, sino como una parte esencial del diseño arquitectónico desde su concepción más inicial. Este enfoque integral permite maximizar los beneficios para la salud, el confort visual y la eficiencia energética, elementos fundamentales para avanzar hacia espacios más saludables, eficientes y humanizados.
*Definición de ritmos circadianos' por El Instituto Nacional de Ciencias Médicas Generales de Estados Unidos:
"Los ritmos circadianos incluyen algunos de los cambios físicos, mentales y conductuales que un organismo experimenta a lo largo de un ciclo de 24 horas. La luz y la oscuridad son los factores que más influyen en los ritmos circadianos, pero la ingesta de alimentos, el estrés, la actividad física, el entorno social y la temperatura también los afectan. La mayoría de los seres vivos, incluyendo animales, plantas y microorganismos, tienen ritmos circadianos. En los humanos, casi todos los tejidos y órganos tienen su propio ritmo circadiano, y en conjunto están sincronizados con el ciclo diario del día y la noche".
Los ritmos circadianos influyen en funciones importantes del cuerpo humano, como:
- Patrones de sueño
- Liberación de hormonas
- Apetito y digestión
- Temperatura
Iluminación integral y salud humana
La sesión comenzó con una presentación institucional a cargo de Alfredo Berges, director general de Anfalum, y Fabián Torres, decano del Colegio de Ingenieros Industriales, quienes destacaron la relevancia estratégica de la iluminación como factor determinante para el bienestar y la salud humana.
“No basta con que iluminemos para cumplir la función básica de ver, sino que la iluminación debe convertirse en algo más amplio: bienestar, sociedad y, por supuesto, economía”, señaló Alfredo Berges, director general de Anfalum.
Durante su intervención, Alfredo Berges insistió en la necesidad de concebir la iluminación desde una perspectiva integral y holística, que trascienda su tradicional función técnica. Berges afirmó claramente que: “No basta con que iluminemos para cumplir la función básica de ver, sino que la iluminación debe convertirse en algo más amplio: bienestar, sociedad y, por supuesto, economía. Todo ello debe estar ligado especialmente al ámbito de la prevención en salud.”
Ambos ponentes coincidieron en la importancia de superar enfoques simplistas basados únicamente en criterios económicos iniciales, destacando que una buena iluminación aporta beneficios tangibles y cuantificables a largo plazo, tanto económicos como en términos de salud y bienestar.
Domesticar la luz gracias a la arquitectura
La arquitecta Elisa Valero, reconocida por sus innovadores proyectos lumínicos, protagonizó una de las intervenciones más destacadas del evento, titulada ‘Arquitectura en clave de sol’. En ella, Valero profundizó en cómo la luz natural, entendida y gestionada adecuadamente, puede transformar radicalmente la percepción, la calidad de vida y el bienestar emocional de las personas.
El punto de partida de Valero fue reivindicar la necesidad de abandonar la idea de que más luz siempre es mejor. Por el contrario, afirmó que la iluminación verdaderamente saludable es aquella que se adapta de forma precisa y cualitativa a las necesidades específicas de cada espacio y cada individuo. En sus propias palabras: “La iluminación no es una cuestión de cantidad, sino de precisión. Se trata de ofrecer la luz justa, en el lugar y momento adecuados. La luz precisa es la que hace amable y habitable un espacio.”
La arquitecta Elisa Valero, expuso algunos de sus projectos más representativos para ilustrar la importancia de la luz en la arquitectura y sus efectos en las personas.
Elisa Valero describió la arquitectura como un proceso esencialmente orientado a “domesticar la luz”. Para ella, esto significa controlar cuidadosamente el exceso de iluminación, añadir luz donde sea escasa, y transformar la luz natural para crear espacios arquitectónicos emocionalmente enriquecedores. De forma didáctica, resumió estas técnicas en tres operaciones clave:
- Restar luz: evitar o reducir la entrada excesiva de luz, especialmente en condiciones extremas. Como ejemplo, Valero describió su proyecto de ampliación de un colegio en Granada, donde protegió el interior de una fuerte luz solar del oeste, generando un espacio confortable para los niños mediante pequeñas perforaciones en la fachada que crean una atmósfera suave y controlada, aprovechando la luz solar y ajustandose al presupuesto del proyecto.
- Sumar luz: incorporar luz natural en lugares donde esta es escasa, complementándola con luz eléctrica cuando sea necesario. Destacó especialmente el caso de la reforma de la UCI del Hospital Niño Jesús en Madrid, explicando cómo se transformó un espacio cerrado, iluminado con fluorescentes, en un ambiente abierto y luminoso gracias a canales que dirigían la luz natural hacia el interior.
- Transformar luz: modificar y manipular la luz natural para obtener efectos visuales específicos y simbólicos. Uno de los ejemplos más llamativos fue su proyecto de la Parroquia del Espíritu Santo en Granada, donde utilizó vidrios dicroicos para descomponer la luz blanca en múltiples colores, creando una experiencia visual que evoca simbolismo religioso y aporta bienestar emocional.
Al concluir su intervención, Valero resaltó la importancia crítica de integrar la luz natural desde la fase inicial de cualquier proyecto arquitectónico. Este concepto fue muy valorado por el público profesional asistente al evento, debido a su enfoque integrador que conjuga técnica, diseño y salud. La arquitecta sintetizó esta filosofía afirmando: “La buena arquitectura siempre ha considerado la luz como su materia prima esencial desde el principio. Bernini y Borromini ya lo hacían, y todos los grandes arquitectos han trabajado con la luz. La calidad de un espacio depende más de la luz precisa que de cualquier otro material o decoración”.
Iluminación saludable en entornos sanitarios
La sesión técnica continuó con la intervención de Raquel Quevedo, directora de Estrategia de Prescripción en Normagrup, quien abordó de forma exhaustiva la importancia de una iluminación saludable, especialmente en entornos sanitarios. Quevedo expuso con rigor técnico y científico cómo la iluminación influye decisivamente en la salud física, emocional y cognitiva de pacientes y profesionales sanitarios.
En primer lugar, definió claramente la salud desde un punto de vista integral, tomando como referencia la definición de la OMS: “La salud es un estado completo de bienestar físico, emocional y social, y en este bienestar influyen en gran medida los entornos arquitectónicos. De hecho, hasta un 62% de la salud depende directamente del entorno y del estilo de vida”.
Quevedo profundizó en el concepto de iluminación integradora, explicando que esta evolución trasciende la tradicional iluminación funcional y la eficiencia energética, para convertirse en una herramienta poderosa que contribuye activamente a la recuperación y bienestar emocional de los pacientes. En palabras de la experta: “La iluminación saludable no solo busca el confort visual; también debe atender los efectos no visuales, regulando adecuadamente los ritmos circadianos, mejorando la recuperación, el sueño y reduciendo el estrés en los pacientes hospitalizados”.
Entre los efectos visuales abordados por Raquel Quevedo destacaron especialmente:
- Gestión precisa de luminancia y contrastes visuales para favorecer el confort y evitar deslumbramientos y fatiga visual.
- Reducción del ‘flickering’ o parpadeo, factor que puede generar dolores de cabeza y otros efectos negativos para la salud.
- Minimizar la exposición a luz azul-violeta (380-450 nm), relacionada con efectos nocivos como cataratas o degeneración macular.
La experta destacó además la importancia crítica de los efectos no visuales, especialmente en la regulación circadiana y la influencia emocional y psicológica de la luz: “La luz natural regula nuestros ritmos circadianos, y su ausencia genera alteraciones de sueño y riesgos para la salud. Por eso, la iluminación eléctrica dinámica, con variaciones de intensidad y temperatura de color, es clave para compensar esta carencia en los entornos cerrados”.
Como ejemplo tangible, citó un estudio realizado en las UCIs del Hospital Universitario de la Católica en Chile, donde la implementación de iluminación dinámica produjo mejoras significativas en la salud de los pacientes:
- Un aumento promedio de dos horas de sueño profundo.
- Incremento de un 40% en los niveles de melatonina.
- Reducción del 30% en episodios de delirio.
- Reducción del tiempo medio de estancia en UCI de 3 a 1,5 días.
Finalmente, Raquel Quevedo abordó la importancia de incluir criterios de diseño biofílico en la planificación lumínica, un concepto basado en incorporar elementos naturales o patrones que imitan a la naturaleza, lo que reduce considerablemente el estrés y mejora la cognición. Este concepto se ejemplificó con intervenciones en hospitales que incluyen falsas claraboyas con imágenes naturales, demostrando un impacto positivo inmediato en la recuperación emocional y psicológica de los pacientes.
Integración multidisciplinar de la iluminación
Además, el evento contó con varios espacios para el debate, en los que participaron destacados expertos como Elisa Valero (Arquitecta), Ricardo Pomatta, director técnico de Anfalum, Rafael Lledó, representante del Observatorio de Arquitectura Saludable, Raquel Quevedo (Normagrup), Álvaro Coello Lighting Design Director en RDT, José Antonio Arenilla jefe de Servicio de Ingeniería y Mantenimiento, Área de Gestión Sanitaria Sur de Sevilla y Sergio González Fernández, coordinador de márquetin en Aenor.
La mesa comenzó abordando la necesidad urgente de cambiar la percepción sobre la iluminación en proyectos arquitectónicos, dando prioridad al concepto Lighting First, es decir, la iluminación como punto de partida esencial en el diseño. En este sentido, Rafael Lledó destacó: “La iluminación debe integrarse desde el comienzo del proyecto arquitectónico y no tratarse como un añadido final. La luz es la materia prima más importante para lograr espacios saludables”.
Este planteamiento fue reforzado por Elisa Valero, quien señaló: “La buena arquitectura siempre ha entendido que la luz es la primera materia con la que se debe trabajar. No es posible concebir espacios saludables si la iluminación no se considera desde el inicio del proceso de diseño”.
Los expertos destacaron especialmente la importancia de la colaboración interdisciplinaria. En concreto, Valero resaltó la necesidad de un diálogo fluido entre arquitectos, ingenieros, diseñadores de iluminación y facility managers para lograr resultados óptimos en la creación de entornos verdaderamente humanizados y eficientes: “La integración multidisciplinar no es solo un concepto deseable, sino una necesidad práctica. El diálogo entre distintos especialistas asegura que la iluminación cumpla plenamente su función como promotora de salud y bienestar”.
Durante el debate, se aportaron ejemplos concretos de beneficios económicos derivados de una buena gestión lumínica. Rafael Lledó presentó algunas cifras reveladoras, destacando cómo la incorporación estratégica de luz natural y eléctrica puede generar significativos ahorros económicos en entornos sanitarios y laborales: “En un hospital americano, los pacientes en habitaciones con luz natural orientadas al sur redujeron su estancia en un 35%, lo que generó un ahorro medio de 2.500 dólares por paciente. En espacios laborales, mejorar la eficiencia del personal en solo un 10% gracias a una iluminación adecuada es hasta nueve veces más rentable que la reducción en el consumo energético”.
Asimismo, Sergio González Fernández explicó el papel fundamental de las certificaciones en la promoción de una iluminación saludable, haciendo referencia específica a normas como la ISO 7101 y la certificación Edificio Sostenible, señalando que: “La humanización en las organizaciones sanitarias es clave. Aenor evalúa medidas organizativas que fomentan la humanización, considerando la iluminación como una herramienta terapéutica y ambiental”.
Finalmente, los expertos abordaron la responsabilidad de fabricantes y profesionales en promover la formación continua y en educar a los clientes sobre los beneficios a largo plazo de la iluminación saludable. Rafael Lledó incidió en este aspecto al afirmar: “Es crucial que los usuarios entiendan el enorme impacto de una buena iluminación. Debemos superar la mentalidad basada exclusivamente en el precio inicial, ya que una mala instalación acaba resultando mucho más costosa a largo plazo”.
El debate cerró con un consenso claro: integrar la iluminación desde el inicio del proyecto y trabajar colaborativamente entre diferentes disciplinas no es solo beneficioso, sino imprescindible para crear espacios que mejoren la calidad de vida, el bienestar humano y la eficiencia económica.
Iluminación, clave para el futuro del bienestar y la eficiencia
La séptima edición de ‘Transforming Lighting’ subrayó con claridad que la iluminación ha dejado de ser un componente meramente técnico para convertirse en un elemento decisivo en la salud, el bienestar y la eficiencia de los espacios. Los expertos participantes coincidieron en que una adecuada planificación lumínica no solo mejora la calidad de vida de los usuarios, sino que también ofrece retornos tangibles en términos económicos y operativos.
Uno de los mensajes más reiterados fue la necesidad de incorporar la luz desde las primeras fases del diseño arquitectónico, concepto que los ponentes denominaron Lighting First. La arquitecta Elisa Valero lo expresó con claridad: “La buena arquitectura siempre ha entendido que la luz es la materia prima más importante. La calidad de los espacios depende fundamentalmente de una iluminación precisa y bien gestionada desde el diseño inicial”.
El evento también puso de relieve el impacto económico positivo de una iluminación bien diseñada. Rafael Lledó, representante del Observatorio de Arquitectura Saludable, aportó cifras concretas que demuestran cómo una correcta integración de luz natural y artificial puede reducir un 35% la estancia hospitalaria o incrementar en un 10% la productividad en oficinas. “Invertir en buena iluminación no solo es beneficioso para la salud; también aporta retornos económicos rápidos y cuantificables”, aseguró.
En conjunto, los ponentes coincidieron en que la rápida adopción de soluciones de iluminación saludable será más ágil que la de otras tecnologías, precisamente porque sus efectos son inmediatos y perceptibles, tanto en el ámbito humano como en el económico.

