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Rescatar algo más que dinero

Iñaki Garmendia, presidente de Ega Master16/07/2012
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De un tiempo a esta parte, a raíz de la crisis que nos ocupa desde 2008, parece haberse recuperado del baúl de los recuerdos una palabra que nos retrotrae a las leyendas de caballeros andantes, novelas de piratas y aventuras de exploradores decimonónicos. Hablamos una y otra vez de rescatar posiciones perdidas.

Nos repetimos hablando de la necesidad de rescatar ahorros, planes de pensiones, activos financieros y fondos de inversión. Propuestas de rescate que, sin excepción, presentan todas ellas un sabor economicista, crematístico o monetario y, en todo caso, siempre material, como si se tratara de rescatar el botín del galeón hundido, el arca perdida o el tesoro de Tutankamón. No es cosa de poner en duda la conveniencia de tales rescates pero la pregunta es inevitable: ¿Es eso todo cuanto tenemos que rescatar para salir de la crisis y retomar el camino?

Recientemente la secretaria general de Confebask, Nuria López de Guereñu, ha apuntado con sencillez y brevedad inusitadas algunos de los males que atacan a la línea de flotación de la sociedad vasca donde, a su juicio, “se prima más el tener que el ser, se busca la satisfacción inmediata, derivamos nuestras responsabilidades a terceros, tendemos a trabajar con desmotivación y escasa proactividad, subrayamos la cultura de los derechos frente a la de los deberes y todo ello nos lleva a vivir por encima de nuestras posibilidades”. No es fácil decir más en menos palabras y al alcance del entendimiento de cualquiera. La secretaria de nuestra patronal no se contenta con poner el dedo en la llaga sino que, además, al igual que lo hacen los grandes líderes, se atreve a proponer la solución a nuestros problemas: “Necesitamos una vuelta a las raíces, a la cultura y modos de hacer de nuestros padres y de todos los que nos precedieron. Una vuelta, en definitiva, a los comportamientos y a las actitudes que han procurado el actual grado de desarrollo y bienestar, muchos de los cuales han estado lamentablemente ausentes en los últimos tiempos”.

Aunque no hayan generado revuelo social alguno, tanto el diagnóstico como la propuesta de Nuria López de Guereñu suponen toda una revolución, por cuanto que, al margen de su literalidad, hablan de recuperar valores perdidos y de recobrar protagonismos cedidos a terceros. Ni el problema de fondo es económico ni la solución nos va a venir de fuera. Y mientras no terminemos de aceptarlo viviremos en una crisis existencial permanente de la que nadie va a venir a sacarnos.

No cabe argumentar ignorancia a la hora de plantear soluciones a la crisis. Ni las instituciones ni la ciudadanía en su conjunto pueden obviar que la única máquina capaz de generar puestos de trabajo en una sociedad democrática es la empresa. No hay mejor invento. Es, hoy por hoy, la única alternativa. Como dicen los jóvenes “es lo que hay”. El paro disminuye cuando las empresas son exitosas y aumenta cuando no lo son. Y la garantía del éxito empresarial radica en su competividad. Las empresas que resultan competitivas terminan siendo exitosas y generando puestos de trabajo. Las que no lo son, no sólo no crecerán sino que reducirán sus recursos e inexorablemente, tarde o temprano, desaparecerán. Es una verdad de Perogrullo que no requiere demostración pero que, paradójicamente, parece necesario recordarlo.

La competividad empresarial pasa por innovar e internacionalizarse. No es nada nuevo. Desde el acero de Bilbao que proclamó Shakespeare como símbolo de calidad hasta la vuelta al mundo de Elkano y la pesca de la ballena en Terranova, los vascos llevamos cinco siglos traspasando fronteras y abriendo mercados. El mapamundi no es ya el extranjero, sino la aldea global que acuñó Marshall Mcluhan en 1962. Es hora de que toda empresa competitiva que se precie haga suyo lo que las teorías de la comunicación formularon hace ya medio siglo.

Pero no debemos olvidar que, en el mercado global, no sólo compiten las empresas, sino también los países, las sociedades y los propios ciudadanos. Los países compiten entre ellos, con su propia marca de país, en innovación, investigación y conocimiento, como compiten en la implicación y compromiso de sus instituciones respecto al tejido empresarial.

Las sociedades compiten con la ambición y acierto de sus proyectos estratégicos. En palabras del profesor Daniel Innerarity “la relación con el futuro se ha de cultivar, como lo hacemos con las demás aptitudes humanas […]. Hay sociedades que se relacionan patológicamente con su propio futuro, mientras que otras lo tratan de una manera razonable y provechosa”.

Y también, claro, compiten los propios ciudadanos. Parafraseando a John F. Kennedy —“No preguntes lo que tu país puede hacer por ti, sino lo que tú puedes hacer por tú país”—, no es cuestión de convertir a la empresa en tótem incuestionable y objetivo vital, pero sí de llevar al ánimo de todos sus componentes que su propio desarrollo profesional y humano, su continuidad en el trabajo e incluso su propio estatus económico están íntimamente relacionados con el éxito de su aportación a la empresa.

Nadie duda de que sea importante el talento de instituciones, empresas y ciudadanos. Pero es momento de reivindicar que siendo importante el talento, lo es aún más el talante. Que la aptitud es importante pero la actitud imprescindible. Que el talento sólo rinde cuando va unido al compromiso.

Volviendo al principio, es importante afrontar el rescate —seguramente inmerecido— de los activos financieros de tanto banco desmadrado, como el rescate —sobradamente merecido— de nuestros ahorros y pensiones, pero tan importante o más es, al menos en términos sociales, recuperar los valores del esfuerzo, el gusto por el trabajo bien hecho, la lista de nuestros deberes, la humildad de no vivir por encima de nuestras posibilidades y el convencimiento de que nuestro futuro depende más de nosotros mismos que de cuanto puedan hacer los demás por nosotros.

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EGA Master, S.L.

Comentarios al artículo/noticia

#14 - Roberto Gil
23/07/2012 17:14:16
Felicidades por el artículo. La apelación a los valores por parte de un empresario es siempre grato de leer y no puedo estar más de acuerdo con ello. Desgraciadamente, que el futuro depende (sólo) de nosotros cada vez es menos cierto. Estamos en manos de unos políticos (los que mandan en Europa) sin la más mínima visión a largo plazo, que pueden llevar a nuestro país a décadas de penuria. Entonces sí que dependeremos de nosotrs mismos y de nuestros valores.
#13 - jose
23/07/2012 16:34:56
Los valores se perdieron, por que ahora los politicos cuando lo hacen mal no dimiten, ni siquiera se les pide cuantas de su gestion, y claro asi tenemos en politica, a tanto picaro y ladron, que hacen que robar no sea un delito, si no mas bien una forma de ganarse la vida, eso es ejemplo de valores.
#12 - Pablo S.
23/07/2012 11:48:18
Me parece que su artículo parte de una base erronea, al igual que la mayoría de la información que se nos transmite por parte de la prensa. La crisis la ha creado la banca internacional (y Española), fundamentalmente de inversión. Son quienes realmente se lucraron con las ''Vacas gordas'' y los únicos que se están lucrando actualmente en época de ''vacas flacas''. Son quienes han comprado a los dirigentes políticos de toda la Europa periférica y a la prensa de la misma zona. Han engañado a la población haciendoles creer que tenían un poder económico que no era real, y ahora nos dicen que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Todo el mundo aspira a mejorar en su vida, pero no por ello se culpe a la ciudadanía de vivir por encima de sus posibilidades, el ciudadano ha vivido como se le ha permitido. Busque los culpables en otro lado. Soy empresario y peleo mucho por sacar adelante mis empresas, pero basta ya de engañar a la gente y tratar de hacer piña en este tipo de foros faltando a la verdad.
#11 - Xavier
23/07/2012 11:06:27
Esta falta de valores hace mucho tiempo que lo encuentro a faltar. El problema es que ahora estamos hundidos hasta el fondo. Ahora no hay pié a reflotar el barco apelando al trabajo bien hecho. Ahora se quiere achicar el agua a base de más impuestos y recortes (algunos justificados y otros sin criterio alguno). Me quedo con la frase que resume nuestra sociedad más reciente: "Nos preocupan más los derechos que las obligaciones". Y añado que, instintivamente nuestro cerebro borra los recuerdos relacionados con obligaciones. Solo se piensa en los derechos existentes, y si no existen se los inventan.
#10 - jorge díaz
21/07/2012 20:23:59
Hay cierta dosis de cinismo o hipocresía en su artículo estimado señor. Al principio habla de algo inmanente al ser humano cuando actuaba con sentido de comunidad y luego sale con su arenga``internacionalista``.Si la solución de fondo no es económica y menos nos va a llegar de afuera entonces expliquese mejor respecto a que plantea. No creo que ningún español está de acuerdo con la salvación a un banco mientras dicho banco lo mandó casi al suicidio,creo que es mejor salvar al depositario,pero volviendo al tema central,cual es realmnete la falla viene del común del ciudadano?o realmente viene de aquellos que tienen reales responsabilidades para dirijir,sea gobierno o empresa,y han dejado mucho que desear? Y por último déjeme decirle que el mal ejemplo se contagia y del lado de las empresas,lamentablemente hay muy malos ejemplos.Poncio Pilatos realmente en está época tendría,esto sí, mucha competencia
#9 - Enric
20/07/2012 18:01:55
Asistí a una presentación de una empresa alemana, en que se expusieron un gran número de actividades y inversiones. Uno del público preguntó "¿como consiguen financiación para tantos proyectos? La respuesta creo que explica nuestro problema: "Porqué somos una empresa alemana, cotizamos en bolsa, y a los alemanes les encanta invertir sus ahorros en empresasa alemanas que dan trabajo a los que viven en alemania"
#8 - Josephine
20/07/2012 13:29:50
La crisis es de producto. El día que inventen, por ejemplo,un crecepelo efecivo, la cola en la empresa daría la vuelta al mundo con un perfil de cliente de lo más internacional y varipinto, en el contexto de crisis que imaginéis.
#7 - Aurora Boreal
20/07/2012 12:35:15
De ésta no se sale con buen talante. ¿A ver si a estas alturas alguien se cree que el ciudadano puede reflotar el país? "El gusto por el trabajo bien hecho" que comenta se puede tener cuando uno tiene trabajo. ¿O es que también tiene la culpa el trabajador de los excesos, de la corrupción, de la especulación, del delirio de los nuevos ricos, de la mediocre e irritante clase política, de la ambición desmedida de nuestros bancos o de la tiranía de los mercados? Que sí, que toca apretarse el cinturón; pero es que resulta que siempre se lo aprieta el pobre diablo que cobra, con suerte, 1.000 euros. Que cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana. Explíquele a un indígena del Amazonas que no tiene para alimentar a su familia que no es bueno talar árboles, que se resiente nuestro entorno, nuestro Planeta Azul. El rebaño va donde le lleva el pastor, Sr. Garmendia, y parece que nuestro pastor está por otros menesteres, por llenar sus bolsillos, por ejemplo.
#6 - Laura
20/07/2012 12:30:28
De acuerdo en general con lo que comenta, Sr Garmendia. Si bien es cierto que estamos en una fase de "sálvese quien pueda", quizás sea el momento propicio de parar y sentarse a reflexionar. Porque cuando vienen épocas de "vacas flacas", hay que replantearse cosas. Puede que ya hayamos tocado fondo, así que, ¿por qué no volver a los valores de generaciones anteriores? Pero que lo hagamos todos, empezando por los ciudadanos de a pie y siguiendo por los políticos que todavía se creen que nos representan.
#5 - Andreu
20/07/2012 12:08:43
Efectivamente, esta es no es sólo una crisis económica o financiera. Es, sobre todo, una crisis de valores. El retorno a los valores de nuestros predecesores, los que hicieron de nuestro país una potencia industrial y comercial, y el rechazo de los antivalores de la especulación, el pelotazo, el enriquecimiento rápido sin creación de valor, es lo que nos hará salir de la crisis. Sin este cambio de actitudes estamos condenados a la decadencia.
#4 - Alba
20/07/2012 11:42:44
Sin duda, a la crisis económica y financiera se le debe sumar una crisis de valores. Y no sólo de nuestros jóvenes, también de los que, llevados por la inercia consumista, creímos que podíamos atar perros con longanizas. Hay que recuperar otro espíritu, el de la humildad y el esfuerzo. De acuerdo con sus palabras, Sr. Garmendia.
#3 - mediterránea
20/07/2012 11:21:22
Efectivamente, ya hay muchos que alertan que la crisis actual no es ya sólo económica o financiera, sino de valores. En una sociedad donde se ha primado, y aplaudido, el éxito, aunque fuera de dejar esqueletos en el armario, ¿qué queremos? ¿Pero cómo volver al modo de hacer de antaño cuando el mundo ya no es el mismo? Y sí, el futuro está ahí fuera, todos los dicen ya, ahora toca saber cómo llegar a él sin morir en el intento y pudiendo competir en condiciones con todos los que también quieren internacionalizarse.
#2 - Santiago Muñoz
20/07/2012 11:12:09
En este país parece imposible que la gente asuma responsabilidades. Lo fácil es echar toda la culpa al Gobierno. Mientras no cambiemos de mentalidad y asumamos que hay que trabajar para sacar nuestra economía adelante, me temo que esto no tiene solución. Como dirían nuestros padres, menos protestar y más hincar el codo.
#1 - Iñigo
20/07/2012 10:51:23
Muy de acuerdo, Sr. Garmendiaa,, en términos generales. Pero el problema es que ahora estamos en la fase de "sálvese quien pueda" y el ciudadano de a pie, si puede evitar pagar el IVA, lo evita; si puede qquedarse dos días en casa porque le duele un poco la pierna, se queda y si puede dedicar media hora al café en lugar de 10 minutos, los dedica. Pero el problema no es suyo, el problemaa es que, sino lo hiciera, tendría la sensación de ser el más tonto del país. Que quienes tienen que dar ejemplo lo den, que todo funcione bien, que nadie se sienta constantemente estafado y entonces igual la gente empieza a pensar que, efectivamente, habría que recuperar algunos valores y comportarse con un poco de conciencia de grupo.

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