Claves para un éxito asegurado en la peluquería del perro de agua español

El perro de agua español se ha convertido en los últimos años en la raza autóctona de moda, siendo cada vez más los salones de peluquería que han decidido formarse en el correcto mantenimiento de su manto. Pero, ¿Qué es lo que caracteriza a esta raza, tan extendida en la actualidad?

Cristina Ardisana y Mopa.

Desde que conseguimos una mayor concienciación y un mejor asesoramiento al propietario sobre el mantenimiento y el arreglo del manto del perro de agua, esta raza ha crecido como la espuma. A los dueños les encanta que su perro llame la atención por la calle, pues es imposible no girarse a mirar un manto bien lustroso.

Las redes se llenan cada vez más de PDAE bien trabajados y libres de nudos, y de vídeos de su pelo en movimiento a cámara lenta. Actualmente, raro es el que no tenga su propio Instagram. Tras salir de la peluquería y sus dueños etiquetarnos en sus publicaciones, nos ayudan a llegar a nuevos propietarios. Nuestros clientes perrunos son nuestra mejor carta de presentación.

Además, conseguir que cuando uno de ellos se va de viaje, la gente reconozca de forma clara que es cliente de nuestro salón, es una satisfacción muy grande, con mucho trabajo detrás. Para ello, lo primero que debemos hacer es querer apostar y mejorar cada día en una raza tan complicada, pero a la vez tan satisfactoria cuando se notan los resultados. Esto, como profesionales, es una de nuestras metas a conseguir cuando nos especializamos: distinguirnos y destacar para crear lo que denominamos demanda.

Trabajando el PDAE.

Pero lo bonito del PDAE no es solo ver su pelo en movimiento, pues un manto ondeando libre de nudos supone una salud para el animal y una higiene para nosotros indispensable, ya que un pelo anudado ni tiene movimiento ni se airea y puede desarrollar problemas graves de salud tanto para él como para los humanos que conviven que tengan problemas alérgicos.

Para entender correctamente el manto del perro de agua debemos conocer su origen, y los ecotipos y las diferencias morfológicas entre éstos, según el trabajo que realizaban y el entorno en el que desempeñaban su labor. Y es que hace más de diez años, esta raza era poco frecuente en las peluquerías, limitando esto a tener que rasurar por el estado en el que venían los perros –por un lado– y por una ausencia de asesoramiento y una escasa formación en la materia –por otro–, lo que hacía que no fuese una especie muy amada por los peluqueros. Y con razón. Pero ahora, por fin, hemos conseguido cambiar las cosas. A base de concienciar a los propietarios y de los profesionales tener una correcta formación tanto en su mantenimiento como en su arreglo, el perro de agua se ha convertido en una de las razas más demandadas y frecuentadas en los salones, huyendo así de rasurados y de cortes acanichados, y apostando por devolverle su esencia natural, siguiendo su morfología según el estándar.

Y aunque no haya sido tarea fácil, quedando aún mucho trabajo por delante, es una satisfacción enorme como profesional contribuir a cambiar las cosas. Pudiendo aprovechar las facilidades que tenemos ahora para poder compartir de manera más cómoda y rápida trucos y consejos a quienes siguen nuestro trabajo, ayudando tanto a peluqueros como a propietarios, la explotación de las redes sociales podría considerarse un punto clave. Además, y afortunadamente, la formación que ofrecemos de forma constante en prácticamente cualquier punto de España está ahora al alcance de todos. Ya no hay excusas.

El perro de agua es muy inteligente y servicial, pero también cabezota por naturaleza, por lo que requiere que se le entienda y sepa manejar correctamente. La poca familiarización con la peluquería o su escaso mantenimiento en casa pueden condicionarnos a la hora de poder nosotros desarrollar el servicio con éxito. Por eso, es algo que debemos explicar a los propietarios, que lo único que buscan es que sus perros estén en buenas manos.

Para acostumbrarse a su manipulación y, por lo tanto, a poder trabajar su pelo sin problemas, cobra aquí una gran importancia el correcto asesoramiento del profesional al propietario para que entienda cómo es el manto de su perro, cómo debe mantenerlo en casa y cada cuánto debe acudir a la peluquería: está claro que un ejemplar que frecuente poco la peluquería y al que no se le haga el mantenimiento en el hogar será muy difícil de tratar, dificultando así las tareas de ‘rasgar’ y de tirar de los nudos, tan apelmazados en piel, para abrirlos.

Fundamental es, también, que trabajemos en fomentar un trabajo en equipo con ellos, procurando que no lo deleguen todo en nosotros. Así, los perros se acostumbrarán, por lo que sus sesiones de peluquería serán más breves y agradables para ellos. Transmitir tranquilidad, confianza y seguridad, tanto a propietarios como a mascotas (a la hora de quedarse solas en los centros), será de igual modo crucial, ya que los animales desarrollan mucho apego hacia sus dueños, pudiendo causarles esto ansiedad por separación.

Los PDAE requieren mucho tiempo de trabajo, incluso varias sesiones, para que sus arreglos sean los deseados; mi trabajo se hizo conocido no solo por los acabados que me caracterizan y por mi conocimiento de manejo, sino también por recuperaciones de manto de casos que venían para raparse y que conseguí evolucionar, tras muchísimo esfuerzo y varias horas, haciéndolos espectaculares.

Nosotros trabajamos los perros en mojado, abriendo su pelo tras el baño, mientras los secamos, proceso que puede llevarnos dos o tres horas, siendo incluso dos personas a la vez, con dos secadores funcionando. Transmitir tranquilidad se convierte en uno de nuestros ases en la manga.

Una de las cosas que más enamora de esta raza es su mirada; una expresión, a veces, casi humana, que hace que estos perros consigan lo que quieren a un simple golpe de vista. Pues es imposible resistirse a ellos, incluso cuando acaban de destrozarte el sofá: su cara de nobleza y de no haber roto un plato hace que se nos pase, provocándonos incluso risa. Además, se suma que esos grandes ojos tan expresivos van acompañados siempre de unas pestañas larguísimas, lo cual los hace más seductores aún.

Nosotros, como peluqueros, debemos mantenerles esa esencia pero sin despejar en exceso, ya que eliminar mucho pelo de la zona de los ojos haría que pareciese que se hubieran tomado siete cafés. El estándar marca que todo el perro debe llevar la misma largura por todo el cuerpo, por lo que despejar demasiado podría ser sinónimo de alteración de la expresión. Así, conseguir mantener la esencia de la raza en su expresión, haciendo que se distinga el toque de arreglo personal de cada uno, será otro punto a destacar.

Tipos de mantos en el perro de agua.

Otra de las características que han hecho que el perro de agua se viralice es que está catalogado como perro hipoalergénico, pero ojo, eso no quita que todo lo que atrapa su pelo (polvo, polen, ácaros, pelusas, ramitas) sí pueda provocar alergia. Esto da lugar, a día de hoy, a consecuentes disgustos y a muchos problemas de abandono. Nuestra labor aquí es informar correctamente también sobre estos términos.

Otro error muy frecuente es pensar que el PDAE no muda, refiriéndose a que no suelta pelo en casa, pero... ¿No se nota de forma evidente un cambio de pelo en su primer año, que se enquista en ciertas zonas? ¿O cuando llegan el frío y la humedad? El propio estándar dice que uno de los ecotipos del perro de agua tiene mayor densidad de pelo en invierno y menor en verano, esto es lo que denominamos muda.

Pero, ¿Por qué un PDAE no desprende pelo, como podemos apreciar con los border collie, por ejemplo? El manto del perro de agua contiene pelo primario y pelo secundario, que se enredan sobre sí mismos, creando rizos y/o rastas. Dependiendo de la genética, además de otros factores que puedan influir, las proporciones de estos dos tipos de pelo serán mayores o menores. Si un pelo de esos mechones de rizo o de rasta se desprende de la piel, al estar enredado al resto de pelos que conforman la misma mecha, no cae al suelo. Tendrían que desprenderse todos para que ese mechón cayese y, si esto sucediese, estaríamos, probablemente, ante un problema de salud del animal y habría que visitar el veterinario.

A la hora de la peluquería, deberemos valorar el tipo de manto que traen los perros y en qué condiciones vienen, y si son favorables para realizar un mantenimiento o los arreglos requeridos con éxito. El manto, ya sea rizado o enrastado, deberá trabajarse siempre manualmente para un acabado natural y definido, eliminando así y sólo en las zonas necesarias, el pelo de la base que interfiera y que esté enmarañando, evitando soltura. No deberemos excedernos limpiando la base ya que podríamos provocar que los mechones se desprendiesen o crear calvas. Nos ayudaremos del cortanudos de precisión exclusivamente en los momentos que consideremos y bajo un estricto cuidado.

Es importante que, si estamos en un proceso de definición o de recuperación de manto, no cortemos el pelo hasta finalizar el procedimiento (que puede durar varias sesiones y varios meses) ya que, si no, podríamos echar a perder todo lo conseguido. Una vez acabado, deberemos cortar, teniendo en cuenta la separación de la piel al inicio de la definición del rizo o de la rasta para cortar un márgen seguro.

Cristina Ardisana y Mopa.

Teniendo en cuenta la historia del origen del PDAE, y sus ecotipos y diferencias de pelo y morfología según el trabajo que desempeñaban, otro punto clave para nosotros como peluqueros es conocer muy bien lo que marca el estándar para adecuar a él nuestros arreglos lo más fielmente posible.

El estándar indica que el perro de agua —que tiene el pelo rizado, de consistencia lanosa (dependiendo del ecotipo), y que puede formar cordones cuando está largo (a partir de unos 3 o 4 cm)— debe llevar la misma largura por todo el cuerpo, no permitiendo arreglos estéticos que alteren su aspecto. Por lo tanto, los rasurados higiénicos o el despeje de cualquier zona en exceso, ya sean lacrimales, stop o caña nasal, pueden hacer que el acabado final se vaya al traste y que el cliente no salga satisfecho. Y es que la tendencia que tenemos en el resto de razas de estilizar, de redondear o de marcar angulaciones para ver más bonito el arreglo, en el perro de agua causa el efecto contrario. Su aspecto debe de ser tosco y rústico, y para nada debe marcar ni angulaciones ni redondeos ni pulidos perfectos. El cliente lo asociará con acanichar a su perro, perdiendo su naturalidad.

Está claro que tenemos que crear, poniendo la salud del animal ante todo, un equilibrio entre las necesidades o las preferencias del propietario, según el estilo de vida que lleve con su perro, y el no dejar que se pierda esa esencia tan característica de la belleza del PDAE, tanto en su morfología como en el tratamiento de su manto. Nuestros trabajos y resultados marcarán la diferencia, y eso influirá en la creación de nuevos clientes gracias a seguir todos esos pasos que hemos repasado en este artículo.