El sector del juguete tiene el reto de reivindicar el juego en la infancia
La cadena nacional de juguetes Toy Planet inició hace más de 10 años una iniciativa que está comenzando a dar sus frutos. Su lucha contra los estereotipos sexistas en el sector está calando en la sociedad, y en noviembre el Gobierno anunció una campaña con la que pretende que los anuncios de juguetes no puedan asociar a las niñas con el trabajo doméstico ni una imagen sexualizada. “Fuimos pioneros en sacar a la luz este tema y en nuestros catálogos comenzamos a abogar por la libertad en el juego libre, para no condicionar la elección del juguete”, señala Ignacio Gaspar, director general de Toy Planet. Los juguetes no son para niños o para niñas, y por ello hay que seguir trabajando, como el sector también está demostrando en catálogos de fabricantes donde se muestra con naturalidad los juguetes independientemente del género.
Pero el sector se enfrenta a un nuevo reto, pese a que el juego es algo instintivo y necesario, cada vez cuesta más ver a nuestros pequeños, y a los no tan pequeños, realizando esta actividad. Y el juego es la actividad propia de la infancia. “El juego es un derecho fundamental de la infancia, y lo estamos olvidando poco a poco”, apunta Gaspar. Según algunas investigaciones, desde finales del siglo XX, casi dos meses al año de juego han desaparecido, y ello se ha dado no sólo en casa, sino también en los colegios (acortándose los tiempos de recreo). Se juega muy poco al aire libre y cada vez menos libremente.
El juego tiene dos componentes, uno de entretenimiento y otro educativo. Cuando los niños juegan se divierten y también se educan, un concepto que incluso debería transmitirse a nivel institucional. Jugar permite desarrollar muchas aptitudes, mejora la inteligencia, fomenta la creatividad, la imaginación, aumenta la autoestima, la tolerancia y la frustración. Facilita la socialización y el trabajo en equipo, desarrolla psicomotricidad y capacidades físicas luchando contra el sedentarismo.
“Es necesario ofrecer cada vez más valor a nuestros clientes, para que el juguete no sea un mero bien de consumo, y se le dé el valor que realmente debe tener en el desarrollo de los más pequeños. Y esto incluye también aquellos productos donde pesa más la licencia y la decisión de compra viene preestablecida, incluso en estos casos debemos ser capaces de salir de la espiral producto-promoción-bajo precio en la que a veces se entra en nuestro sector, y que vilipendia el artículo, y que además la mayoría de veces son acciones promovidas por no especialistas, para los que el juguete es una mera familia de producto gancho. Aparte obviamente hay que desarrollar nuevos mercados, pues con el mismo producto al mismo cliente el sector no puede mantener sus volúmenes de facturación. El descenso de la natalidad y de la edad de juego son las grandes amenazas estructurales de nuestro sector”, concluye Ignacio Gaspar.