Entrevista a Antonio Iglesias, autor del libro Logística interna (Editorial ESIC)
La logística interna se ha convertido en un factor estratégico para la competitividad de las empresas. Planificar bien la ubicación de las instalaciones, diseñar un layout eficiente, aprovechar al máximo el espacio disponible o estandarizar embalajes y procesos ya no son cuestiones operativas, sino decisiones que impactan directamente en la rentabilidad y en la fidelización del cliente. Antonio Iglesias, autor del libro Logística interna (ESIC), analiza en esta entrevista las claves para optimizar la gestión de almacenes, reducir costes y ganar flexibilidad en un entorno marcado por el e-commerce y la inmediatez.
Antonio Iglesias, autor del libro Logística interna.
En el libro habla de las claves para optimizar la logística interna. ¿Podría resumir cuáles son y qué criterio siguió para seleccionarlas como prioritarias?
- Localización óptima de los puntos de producción, almacenaje etc, debemos tener muy claro dónde situar nuestras instalaciones, ya que esta decisión va a tener una importancia elevada en dos factores básicos a la hora de tomar decisiones en cualquier eslabón de una cadena de suministro.
- El tipo de producto que trabajar en el almacén, ya que las características físicas de dichos productos y las unidades de carga en las cuales se van a realizar los movimientos en las instalaciones tienen una gran incidencia a la hora optimizar la utili¬zación del espacio y disminuir los tiempos de manipulación en el almacén.
- Elección de elementos de manipulación y almacenaje. Los desplazamientos y movimientos de cargas representan un porcentaje suculento de los costes que se producen en la logística interna. Las opciones que podemos utilizar para realizar esos movimientos son muchas y han sufrido importantes avances y transformaciones en los últimos años.
- Establecer unas normas básicas de actuación que permitan a todas las áreas que van a intervenir en su proceso de gestión tener un marco de relación redefinido y adecuado a las necesidades de la empresa.
- Diseño del layout. De cara a maximizar la capacidad de almacenamiento, así como la flexibilidad en el movimiento de materiales dentro de nuestro almacén con el objetivo puesto en incrementar al máximo la productividad de nuestros recursos humanos y materiales.
- Definición de los procesos operativos a desarrollar e el almacén. Hay que diseñar de manera detallada cada proceso a realizar en el almacén, con los objetivos puestos en optimizar los tiempos de manipulación, facilitar el control de los inventarios, ajustar los niveles de inversión a las necesidades del producto/cliente, selección e implantación de software y dispositivos y diseñar un proceso de planificación y control de la logística interna.
- La seguridad es uno de los factores que más influencia ejerce en la prevención de accidentes, pues además de suprimirse con ello un elevado número de condiciones de inseguridad, origen de múltiples accidentes, contribuye a evitarlo por el efecto psicológico que ejerce sobre los operarios del almacén.
Uno de los objetivos es mejorar el aprovechamiento del espacio. ¿Cuáles son los errores más comunes que detecta en las empresas en este ámbito?
Son muchos los motivos, pero entre ellos podemos destacar:
– Diseño ineficiente del layout: Una distribución mal planificada de pasillos, zonas de picking y almacenamiento provoca huecos desaprovechados y recorridos innecesarios.
– Falta de estandarización en embalajes y unidades de carga: Cuando los productos llegan en formatos y tamaños muy diversos, sin un sistema unificado de paletización o empaquetado, se generan huecos que no pueden aprovecharse.
– Uso insuficiente de la altura disponible: Muchos almacenes se planifican pensando en superficie y no en volumen. No aprovechar la capacidad vertical, por ejemplo, con estanterías de mayor altura o sistemas de almacenamiento dinámico, limita mucho la densidad de almacenamiento.
– Mala gestión del inventario: El exceso de stock, la obsolescencia o la mezcla desordenada de referencias lleva a ocupar espacio con productos que no generan valor.
– Falta de tecnología de gestión: sin un SGA que optimice la ubicación y el movimiento de mercancías, se tiende a ocupar los espacios “a ojo” en lugar de basarse en algoritmos de optimización.
– Procesos de recepción y expedición poco coordinados: Cuando no existe un flujo equilibrado de entradas y salidas, el almacén se convierte en una zona de acumulación temporal, bloqueando ubicaciones útiles.
Logística interna: un elemento estratégico
Al preguntar a Antonio Iglesias, autor del libro Logística Interna (Editorial ESIC), por la importancia de la logística hoy en día para las empresas, explica que “en el siglo XXI, la logística interna ha pasado de ser una función operativa a convertirse en un elemento estratégico de primer orden. Una adecuada planificación, gestión y control no solo garantiza eficiencia y ahorro de costes, sino que permite a la empresa responder en tiempo real a cambios en el mercado, anticipar tendencias y ofrecer una experiencia de cliente sobresaliente”.
A lo que añade: “En un entorno marcado por la globalización, la digitalización y la exigencia de inmediatez, las empresas que no optimizan su logística interna corren el riesgo de quedarse atrás. En cambio, aquellas que la tratan como un activo estratégico consiguen cadenas de suministro más resilientes, ágiles y preparadas para innovar”.
¿Cómo influye una buena gestión de la logística interna en la experiencia final del cliente y en los resultados comerciales de la empresa?
Una buena gestión de la logística interna de una empresa en la relación con el cliente nos debe permitir conseguir:
– Disminuir el número de errores en el servicio al cliente. El factor básico en cualquier empresa es el cliente. No cometer errores en los pedidos que nos realizan permiten avanzar en la consecución de uno de los grandes objetivos de las compañías, que es la fidelización del cliente.
– Mantener la rotación de stocks a un nivel que no genere ni excesos ni ro-turas. Al cliente hay que darle una respuesta rápida; necesitamos controlar el inventario y disponer en todo momento de las cantidades específicas que nos solicite dentro de nuestros almacenes.
– Capacidad de adecuarse a la evolución de las necesidades de los clientes/ productos. La evolución de los mercados es continua, el cliente va cam¬biando y el almacén en todos sus aspectos, desde infraestructuras a procesos operativos, se debe ir adecuando a las necesidades de estos.
Si conseguimos estos objetivos a la empresa le será más fácil vender, ya que se con seguirá fidelizar a los clientes y que estos no se planteen otras alternativas de compra consecuencia del nivel de servicio que le estamos prestando.
Podemos llegar a considerar que la logística interna junto con la de distribución se están convirtiendo en una de las mejores herramientas de Marketing en el siglo XXI.
La logística interna implica múltiples áreas de la empresa: almacén, transporte, compras, ventas... ¿Cómo se puede fomentar una visión integrada y colaborativa?
Hay que empezar señalando que en cualquier empresa si cada área trabaja de forma aislada, el flujo se interrumpe. Para lograr una visión integrada y colaborativa, lo primero es entender que las áreas de almacén, transporte, compras y ventas no son compartimentos estancos, sino eslabones de una misma cadena de valor. La integración de las diferentes áreas que tienen incidencia en la logística interna, no es solo cuestión de tecnología, sino de alinear personas, procesos y objetivos bajo un mismo propósito: entregar valor al cliente de forma eficiente.
¿Qué papel juega la logística interna en la capacidad de adaptación a nuevas demandas del mercado o cambios en los hábitos de consumo?
La logística interna permite que la empresa reaccione con agilidad ante un mercado cambiante. Si la cadena interna es rígida, cualquier cambio en la demanda o en los hábitos de consumo se convierte en un problema; si es flexible, se transforma en una oportunidad. En un contexto donde el e-commerce, la inmediatez y la personalización marcan el ritmo, la logística interna ya no es solo un soporte operativo, sino un factor estratégico para que la empresa se mantenga competitiva y rentable.

































