Los inventores de los LED azules son premiados con el Premio Nobel de Física 2014
Los inventores de los LED con diodos azules, los investigadores japoneses Isamu Akasaki, Hiroshi Amano y Shuji Nakamura, han recibido el Premio Nobel de Física 2014 por crear una fuente de luz eficiente energéticamente y respetuosa con el medio ambiente, ya que ha permitido la existencia de lámparas de larga duración y alternativas a fuentes lumínicas anteriores.
Portavoces del Instituto Karolinska, organización encargada de repartir los Premios Nobel, han destacado que en esta ocasión había que entregar este prestigioso galardón a una tecnología de gran utilidad presente en multitud de dispositivos que usamos actualmente, desde los flashes de las cámaras hasta las pantallas de los smartphones o las señales de tráfico.
Los investigadores premiados con el Nobel de Física 2014, pertenecen a la Universidad de Nagoya (Japón), Isamu Akasaki y Hiroshi Amano, y a la Universidad de California (EE. UU.), Shuji Nakamura. A principios de los años 90 crearon unos haces de luz azul brillante a partir de elementos semiconductores. Estos haces provocaron una profunda transformación de la tecnología de iluminación, ya que permitieron crear las lámparas de luz blanca en combinación con los diodos rojos y verdes, que llevaban mucho tiempo presentes. Obtener las lámparas de luz blanca fue un desafío durante tres décadas, hasta que lo consiguieron los 3 profesores japoneses: Akasaki y Amano trabajaron juntos en la Universidad de Nagoya, mientras que Nakamura trabajó por su parte en Nichia Chemicals, una pequeña empresa de Tokushima (Japón).
Las lámparas LED, que emiten una luz blanca brillante, son de larga duración y eficientes energéticamente, se están mejorando constantemente de modo que con menos energía emitan más luz. Alrededor de una cuarta parte del consumo mundial de electricidad se utiliza para iluminar, los LED contribuyen a ahorrar recursos y materiales: duran hasta 100.000 horas, mientras que las bombillas incandescentes duran 1.000 y las luces fluorescentes 10.000 horas. La lámpara LED podría así aumentar la calidad de vida de más de 1.500 millones de personas de todo el mundo que no pueden acceder a la red eléctrica. Estas personas sí podrían alimentar este tipo de lámparas con energía solar, por ejemplo, debido a que requieren poca energía para funcionar.
