La industria de la pintura experimenta una transformación hacia formulaciones sostenibles
De pinturas tradicionales a recubrimientos 'verdes' y de alto valor
Regulaciones ambientales, conciencia creciente y exigencias de clientes industriales y de construcción impulsan una migración desde pinturas basadas en disolventes (con alto contenido de compuestos orgánicos volátiles, VOC) hacia recubrimientos al agua, low VOC, bio basados o 'eco friendly'. Empresas como PPG, AkzoNobel y BASF lideran esta reconversión. Por ejemplo, AkzoNobel ha desarrollado revestimientos para automoción a partir de materias primas renovables para ciertos modelos, reduciendo su huella ambiental.
Según algunos informes, más del 49 % de los fabricantes de recubrimientos están redirigiendo inversiones de I+D hacia soluciones ecológicas y bajas emisiones.
No basta con pintar una superficie o una carrocería: el mercado compite ahora por prestaciones, durabilidad y funciones añadidas. Recubrimientos resistentes a la corrosión, epoxi de altísimo rendimiento, recubrimientos industriales, pinturas “inteligentes” (antimicrobianas, aislantes térmicos, resistentes al desgaste, etc.) ganan terreno.
Por ejemplo, en aplicaciones industriales y marinas, firmas como Jotun o Axalta ofrecen revestimientos especializados para entornos agresivos, mientras que Sherwin-Williams y PPG desarrollan líneas orientadas a construcción e infraestructura, con énfasis en durabilidad y cumplimiento normativo.
Desafíos que marcarán la próxima década
Entre los retos a corto plazo del sector podemos se puede destacar la regulación ambiental y los estándares cada vez más estrictos: normas sobre emisiones, seguridad de aditivos, VOC, reciclabilidad, trazabilidad, y certificaciones sostenibles. Para muchos fabricantes, adaptar fórmulas y procesos supone inversión en I+D, reconfiguración de plantas y cambios en la cadena de suministro.
La necesidad de innovación continua es otra máxima para el sector. Las pinturas de “commodities” pierden valor —el mercado exige recubrimientos funcionales, sostenibles, certificados y de largo ciclo de vida. La competencia será cada vez más tecnológica, con barreras altas para quienes no inviertan en desarrollo.
Por supuesto no se puede olvidar que la economía circular y la gestión del ciclo de vida completo va más allá de producción, ya que incluye residuos, reciclaje de pinturas y envases, reutilización, trazabilidad, impacto ambiental. Todo esto requiere nuevas capacidades como logística inversa, formulaciones reciclables o transparencia en proveedores.
Teniendo en cuenta lo anterior, se puede afirmar que la industria de la pintura ha pasado de ser mera aplicación de color a convertirse en un sector intensivo en innovación química, materiales, sostenibilidad y gestión de ciclo de vida.





