Tecnologías sostenibles y automatizadas en los talleres de pintura de carrocerías de Audi
Audi ha modernizado sus talleres de pintura en Alemania para alcanzar altos niveles de sostenibilidad y precisión en el acabado de carrocerías, adelantándose a las exigencias de la movilidad eléctrica. Las plantas de Neckarsulm e Ingolstadt ejemplifican esta evolución mediante sistemas de filtrado en seco, recirculación de aire y automatización, garantizando eficiencia y estabilidad en cada fase del proceso.
Taller de pintura de Ingolstadt, donde Audi ha incrementado el nivel de automatización en la producción de la serie Q6 e-tron. © AUDI AG
Audi ha convertido la pintura de carrocerías en un proceso industrial donde la sostenibilidad y la digitalización avanzan en paralelo. Tanto en Ingolstadt como en Neckarsulm, las cabinas de aplicación funcionan con un sistema de recirculación de aire que reutiliza más del 90% del caudal, disminuyendo la necesidad de ventilación y calefacción y reduciendo el consumo energético.
El segundo eje común es la separación en seco de partículas de pintura, que reemplaza a los métodos basados en agua. Esta tecnología evita la generación de aguas residuales y facilita la gestión de residuos sólidos. Combinada con la depuración del aire de escape, logra una reducción de emisiones de compuestos orgánicos volátiles superior al 90%, aportando beneficios medioambientales sin comprometer la calidad.
A estas medidas se suma un alto grado de robotización y control automático. Robots de aplicación asumen tareas físicamente exigentes que antes dependían del trabajo manual, garantizando espesores uniformes y ciclos de producción estables. Sistemas de inspección digital monitorizan cada carrocería en busca de microdefectos, corrigiéndolos antes de la siguiente fase mediante herramientas de lijado y pulido automatizado. La interacción entre personal y tecnología se centra en la supervisión operativa, reforzando la fiabilidad del proceso sin sacrificar eficiencia.
Neckarsulm, un taller nuevo y modular orientado al futuro
La planta de Neckarsulm representa el desarrollo de un taller de pintura diseñado desde cero con criterios de sostenibilidad y flexibilidad. Su primera línea de acabado comenzó a operar en el primer trimestre de 2025 y una segunda línea está prevista para 2027, lo que permitirá ampliar la capacidad sin alterar el diseño original.
Su nuevo taller de pintura, con el edificio de imprimación A22 como núcleo, ilustra cómo una instalación moderna y modular puede integrar eficiencia energética y calidad en los procesos de recubrimiento automotriz. Con 12.000 metros cuadrados de superficie construida, la instalación está preparada para imprimar todos los modelos que salen de esta planta y de la vecina Böllinger Höfe, desde el nuevo Audi A5 hasta el próximo Audi A7, pasando por los Audi Sport y los modelos eléctricos actuales y futuros. Esta versatilidad ha sido posible gracias a un diseño modular, capaz de asumir los requisitos específicos de vehículos eléctricos e híbridos sin perder eficiencia para los de combustión. La estabilidad térmica en las cabinas y la limpieza de su entorno interno contribuyen a obtener superficies uniformes, reduciendo la necesidad de intervenciones adicionales y asegurando la continuidad del flujo productivo.
El proceso comienza con la pintura por inmersión catódica (CDC, siglas en inglés de cathodic dip coating), donde la carrocería se sumerge boca abajo y gira mediante un sistema rotacional. Esta innovación, introducida por primera vez en Neckarsulm, ahorra espacio y garantiza una cobertura uniforme, ya que evita la formación de burbujas y la acumulación de partículas. Tras la inmersión, la carrocería pasa por un secado transversal: el aire se insufla desde el interior, calentando progresivamente la estructura. Este método reduce el consumo energético y se adapta mejor a las exigencias térmicas de los vehículos eléctricos, que requieren tiempos de fraguado más prolongados.
El pretratamiento de película fina sustituye al fosfatado tradicional, eliminando pasos como activación y pasivación. Se aplica una capa de 0,2 micrómetros de compuestos de circonio y silicio, invisible al ojo humano, que actúa como barrera anticorrosiva y base de adherencia para la imprimación posterior. Desde el punto de vista ambiental, este procedimiento reduce residuos y consumo de agua y energía.
Proceso de pintura por inmersión catódica (CDC) en la planta de Neckarsulm. © AUDI AG
La etapa de acabado también ha sido optimizada para maximizar la eficiencia. El proceso de separación en seco sustituye la neblina de pintura en agua por filtros de última generación, permitiendo reutilizar más del 90% del aire de proceso filtrado. Esto reduce de forma significativa la demanda de aire fresco y elimina por completo el uso de agua y productos químicos en esta fase. La combinación de este sistema con la eliminación del secado de la masilla —ahora reemplazada por una pintura pre-zona aplicada en húmedo sobre húmedo— permite un ahorro energético total de hasta 190 kWh por vehículo entre las distintas etapas del proceso.
El resultado es un taller totalmente automatizado, con flujos de producción continuos y trazables, que integra protección anticorrosiva avanzada, eficiencia energética y reducción de impacto ambiental sin comprometer la calidad de los acabados. Con la entrada en operación del edificio A22 y la reestructuración de la nave de acabado, Neckarsulm se convierte en un referente industrial dentro de la estrategia de transformación de Audi hacia una producción más sostenible y preparada para la movilidad del futuro.
Tareas de control de calidad en el taller de pintura Neckarsulm. © AUDI AG
Ingolstadt, automatización avanzada en una planta existente
Si Neckarsulm representa el futuro construido desde cero, Ingolstadt demuestra cómo una planta histórica puede reinventarse sin interrumpir su pulso productivo. Allí, la innovación se ha centrado en integrar las tecnologías de pintura en una fábrica ya operativa, adaptada a la producción de la serie Q6 e-tron, los modelos eléctricos basados en la plataforma PPE.
Una de las principales mejoras ha sido la actualización del secador tras el proceso de recubrimiento por inmersión catódica. El nuevo sistema asegura que todas las partes de la carrocería alcancen los 160 °C necesarios para un curado uniforme, cumpliendo los mayores requerimientos energéticos asociados a la electrificación de la gama.
El proceso posterior al CDC también ha evolucionado con la automatización del sellado de orificios. Un conjunto de robots equipados con almohadillas adhesivas sellan aproximadamente 70 orificios por carrocería, cada uno medido de forma individual antes de su aplicación. Esta operación, que antes requería trabajo manual, ahora se ejecuta con precisión repetitiva, reduciendo la variabilidad y mejorando la ergonomía para el personal.
Aplicación de pintura en la carrocería del Q6 e-tron con brazos robotizados en la fábrica de Ingolstadt. © AUDI AG
El control de calidad superficial se basa en un sistema de inspección digital y acabado automatizado. En la primera fase, los robots equipados con sistemas de medición escanean cada superficie del vehículo para detectar irregularidades con objetividad. Sobre esta base, los automatismos de acabado realizan el lijado y pulido mediante herramientas específicas, preparando la superficie para un resultado uniforme. Finalmente, los operarios supervisan las áreas procesadas en pantallas de gran formato, donde cada carrocería puede evaluarse con trazabilidad completa.
El resultado es un taller donde automatización y supervisión digital convergen para aumentar la fiabilidad del proceso y la transparencia del control de calidad, asegurando que cada carrocería cumpla los exigentes estándares de la producción de vehículos eléctricos de Audi.
En el taller de pintura de Ingolstadt, las cámaras comprueban la carrocería para detectar inclusiones de polvo. © AUDI AG
La pintura automotriz de Audi como referencia de sostenibilidad industrial
La convergencia de estas tecnologías convierte a los talleres de pintura de Ingolstadt y Neckarsulm en referencias técnicas para la industria automotriz. La recirculación de aire y el filtrado en seco reducen el consumo de recursos, mientras la automatización y la inspección digital refuerzan la estabilidad del proceso y la homogeneidad de las superficies.
En términos productivos, estas soluciones permiten combinar eficiencia energética, control ambiental y calidad de acabado en instalaciones preparadas para la evolución de la movilidad eléctrica. La arquitectura modular de Neckarsulm y la integración de Ingolstadt en una planta existente demuestran que la transformación industrial hacia la sostenibilidad puede abordar tanto instalaciones nuevas como adaptaciones de fábricas en operación.
Para el sector de los recubrimientos automotrices, estas experiencias reflejan una tendencia hacia procesos más limpios, flexibles y digitalizados, donde el equilibrio entre medio ambiente y rendimiento técnico es cada vez más alcanzable.
