Llum BCN se consolida como el evento de referencia en arte lumínico urbano

Más de 240.000 visitantes disfrutaron de la experiencia de las instalaciones artísticas alrededor de la luz. Un evento que cerró su edición más internacional, con 13 propuestas oficiales, más la intervención de escuelas de diseño y arquitectura, sin olvidar las disruptivas y transgresoras propuestas de Off Llum, para ofrecer un amplio programa con más de 40 propuestas creativas, que consolidan este festival como uno de los eventos de referencia de arte lumínico y digital del mundial.

La 13ª edición de Llum BCN se consolida en el barrio del Poblenou, como el epicentro internacional del arte digital y lumínico. Unas 40 instalaciones acercaron a los más de 240.000 asistentes con propuestas innovadoras alrededor del arte lumínico, de entre las cuales, 13 formaron parte del programa oficial, además de las iniciativas de 17 escuelas de diseño y arquitectura, más las propuestas enmarcadas en Off Llum.

Una edición donde artistas locales e internacionales, emergentes y consagrados, expusieron sus obras en distintos espacios, destacando el entorno del Disseny Hub en la Plaza de Glòries, el Auditorio y el Teatre Nacional de Catalunya y el Parque del Poblenou. En la presente edición, una de las instalaciones de ubicó, por primera vez, en el mítico mercado de Els Encants, que se sumó a este festival que, además, ha contado con la colaboración de la feria feria Integrated Systems Europe (ISE) y la presencia de los programadores de los más prestigiosos festivales de artes lumínicas de todas partes, atraídos por una oferta que combina talento, escuelas de diseño y sector profesional, han marcado también esta edición.

Destacamos, uno a uno, los creadores destacados en esta edición 2024 de Llum BCN, cuyas instalaciones han estado repletas de mensajes sociales y de preocupación medioambiental:

Se trata de un dispositivo inmersivo, contemplativo y en movimiento, que reflexiona sobre las identidades de género y pone en entredicho el binarismo, a través de una dramaturgia coreográfica de contacto entre luz y materia.

El vestíbulo del TNC se transformó en un misterioso umbráculo, que conectaba con los sentidos a través de la luz filtrada por el dosel arbóreo, los olores húmedos y botánicos y los sonidos de animales, que conviven en un ecosistema que parece aislado del tiempo.

El mercado de Els Encants, entre puestos de ropa y piezas vintage, se erigía un dispositivo que aprovechaba el gran volumen de aire disponible de este edificio, para generar un artefacto capaz de estimular la biodiversidad de su entorno urbano. Un escollo artificial arbóreo, es decir, un ecosistema de carácter escultórico que invita a la convivencia entre flora y fauna.

Sobre la fachada del DHUB se proyectaban los rostros de los visitantes, mientras sus expresiones espontáneas construían un gran mural hecho de escenas efímeras y contemplativas, que conjugaban con unos dibujos monumentales para dar rienda suelta a la imaginación.

La iluminación de la Torre Glorias recreaba una jornada marciana. Para ello, el edificio se transformó en un reloj de sol gigante y su piel luminosa mostraba el paso del tiempo en este planeta.

Espectáculo de videomapatge contemplativo que cautivaba por su sencillez, pero que perturbaba deliberadamente la mirada del espectador con la imagen de unas manos, que recordaban las de un gigante cautivo, que entraban y salían con delicadeza por ventanas y puertas, y mimaban suavemente la superficie, como queriendo captar con la punta de los dedos el exterior que las rodea.

El Museo Can Framis fue escenario de una obra que exploraba la relación entre arte y juego, con una serie de esculturas o módulos, cada uno de ellos ofrecía una respuesta única al movimiento, que a la vez funcionan colectivamente como parque lúdico. La luz aportaba una tercera dimensión a esta danza de seres humanos y objetos, e invitaba a las personas a interactuar y participar.

En la UPF se expuso esta obra de arte cinético que usaba dispositivos mecánicos y aparatos electrónicos analógicos. La pieza había ido acumulando marcas y señales desde 2018, en cambio, los medios digitales no tienen estos signos tangibles de singularidad y se quedan en un espacio alternativo previsible y cuantificable. Este aspecto es una de las cuestiones que criticaba el autor con esta obra.

El parque del Centro del Poblenou fue el espacio ideal para mostrar una obra que emplea algoritmos complejos, para explorar formas no humanas de medir el tiempo con animaciones generadas por inteligencia artificial de plantas de floración y aroma nocturnas. Unos pétalos pictóricos florecían en un jardín de ensueño, como relojes cronobiológicos, que contrastaban con las estructuras mecánicas y digitales que marcaban el ritmo de nuestras vidas actuales y todo gracias a una máquina de alta tecnología capaz de cronometrar el tiempo a nivel atómico.

Una escultura cinética de luz y sonido formada por cinco máquinas volaban sobre el público y generaban un juego dinámico de sombras y sonido, así como un campo sonoro estroboscópico. La obra se inspiraba en los proyectos vanguardistas de iluminación del grupo alemán Zero, un movimiento artístico que pretendía crear una experiencia estética pura. Este proyecto exploraba la relación sinestésica entre las luces estroboscópicas giratorias y el sonido centrándose en la interacción entre el público y la composición.

En el Hangar se expuso esta instalación que hacía visible el invisible. Una composición de luces y sonidos vinculados, mediante un sistema de sensores de movimiento, la circulación de aire que atraviesa el edificio, al ser habitado y vivido, se trasladaba a una experiencia sensorial. De este modo, la pieza recreaba una imagen a tiempo real de aquello que no percibimos habitualmente, como puede ser la corriente de aire que pasa por un espacio.

El MUHBA Oliva Artés mutó en una arquitectura de luz que convertía el espacio en un refugio, lugar de acogida, de silencio, de paseo tranquilo y pausado, que contribuía a la reflexión, mientras la lenta transformación geométrica de la luz alteraba por completo la percepción del entorno.

Año tras año, las escuelas de diseño, iluminación y arquitectura de la ciudad se han volcado en el festival, confirmando el gran potencial creativo de las nuevas generaciones. En reconocimiento a su trabajo y dedicación, los premios Talento Joven han distinguido a algunos de los trabajos de las 17 escuelas participantes en la edición 2024.

El Instituto del Teatro ha resultado ganador en la categoría Contexto con una pieza titulada ‘Se aceptan ofrendas, cantos y plegarias’, un llamamiento a la comunidad que pone en evidencia la condición del Poblenou, como punto de encuentro entre el pasado industrial y el presente modernizando, que amenaza su identidad.

En la categoría Atmósfera, el premio ha sido para el Master Lighting Design de la UPC por ‘Desiderium’, una instalación atmosférica y multisensorial, tributo a los orígenes pantanosos del barrio del Poblenou y una llamada de alerta a la alteración de los ecosistemas naturales causados por la intervención humana.

En la categoría Ciudad, el premio ha sido para el ESDAPC (Campus Deià), con ‘¡Luz verde!’, donde la reflexión sobre el entorno se traduce en alarma sobre la notable pérdida de biodiversidad en la ciudad y una reivindicación para promover la recuperación de la naturaleza.

Por su parte, la UIC (Universidad Internacional de Cataluña) ha obtenido una mención especial por ‘Loop’, una instalación que propugnaba la necesidad de reforzar los vínculos entre naturaleza y arquitectura, preservando e integrando la naturaleza en los proyectos arquitectónicos.

En el marco de Llum BCN 2024 también se ha concedido el premio Yamaha al Talento Joven Creativo otorgado a un grupo de estudiantes de quinto año de Arquitectura de la Universidad Internacional de Cataluña (UIC) por la instalación ‘Electric Routes’ en el espacio Yamaha Light Meeting Point de la plaza de Santiago Pey, donde ofrecía puntos de vista diferentes en entornos donde primaba la conectividad y la libertad de movilidad.

Créditos

• Fotografías: Ramon Muñoz.

En el interior de DHUB y con el patrocino de la feria Integrated Systems Europe (ISE), United Visual Artists ha creado una composición en tres partes, que podrá disfrutarse hasta el próximo 17 de marzo. Se trata de un tríptico inspirado en la música de las esferas con ‘Silent Symphony’, cuyas ocho esculturas cinéticas proyectan planes giratorios de luz y sonido por toda la sala; la perspectiva renacentista con ‘Vanishing Point’ destaca porque sus rayos de luz blanca se proyectan desde un punto de fuga invisible y con diferentes composiciones transforman el sentido de la perspectiva; y el peso de los datos en la era de la información con ‘Presente Shock’ ofrece estadísticas presentadas a diferentes escalas temporales y horizontes espaciales, para desafiar la percepción y revelar, así, el estado fluctuante y dinámico que caracteriza la vida en la Tierra.