La luz en las escuelas

Las diferentes administraciones están prohibiendo la comercialización de algunas fuentes de luz por “ineficientes”, la clásica “bombilla”, que lleva más de 100 años con nosotros, ya no la podemos comprar.

Pero ¿Son realmente ineficientes?. Desde mi modesto punto de vista, creo que la eficiencia energética no reside sólo en los componentes del sistema de iluminación, sino en el proyecto. Estoy seguro de que cerca de nuestro entorno podríamos encontrar instalaciones que emplean lámparas de máxima eficiencia y el resultado final es catastrófico desde el punto de vista energético, ya sea por el uso de luminarias de bajo rendimiento, porque se ha permitido que la instalación se degrade de una forma exagerada (donde antes había un vidrio transparente y limpio en una luminaria ahora es una cortina de porquería…), porque funcionan fuera del horario establecido o porque alguien ha decidido que se proyecten unos niveles de iluminación exagerados… pero eso no lo prohíben.

Siguiendo el criterio de las administraciones, deberían prohibir hasta las velas por su escasa (por no decir nula) eficacia. Pero ¿por qué no lo hacen?. Sencillamente, porque se usan para lo que sirven. En el momento que empleamos elementos que no han sido diseñados a propósito para una aplicación, el proyecto deja de tener sentido. ¿Cómo se soluciona?, prohibiendo el uso de esos componentes… Ridículo, pero ya sabemos, es más fácil prohibir que educar…

Ya no podemos emplear la lámpara de incandescencia, por ineficaz, dicen. Estoy seguro de que podría resolver determinados proyectos con lámparas de incandescencia de una forma más eficiente que usando otro tipo de lámpara, pero ya no puedo, me lo han prohibido…

Empleando el sentido común, cada componente tiene su espacio donde poder ser empleada, basta con saber dónde, cómo y cuándo emplearla… Tanto a nivel de lámparas, como de luminarias y equipos auxiliares, pero también en cuanto a la posición y orientación de las mismas, a las políticas de mantenimiento de la instalación, etc. Todo ello es lo que garantiza que un proyecto de iluminación sea eficiente.

Deberían prohibir los proyectos ineficientes en lugar de los componentes ineficientes….

Repito: es más fácil prohibir que educar