José Luis Revuelta analiza en el COAM cómo la inteligencia artificial transforma el núcleo del proceso proyectual
La Asociación Profesional de Diseñadores de Iluminación celebró, recientemente, en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid una jornada dedicada a reflexionar sobre el papel de la inteligencia artificial en el diseño y la arquitectura. El encuentro reunió a profesionales del sector con el objetivo de analizar, desde una perspectiva crítica, hasta qué punto estas herramientas están modificando los procesos creativos, técnicos y relacionales de la disciplina.
Entre las ponencias destacó la intervención de José Luis Revuelta, interiorista y diseñador de iluminación, así como vocal de la Junta Directiva de la APDI, quien situó la irrupción de la IA como un punto de inflexión sin precedentes en décadas.
Revuelta apuntó a que, a diferencia de anteriores avances digitales, la inteligencia artificial no se limita a optimizar tiempos o a mejorar la representación gráfica, sino que entra directamente en el núcleo del proceso proyectual. A su juicio, por primera vez una tecnología no solo asiste al diseñador, sino que interactúa con él, influyendo en la toma de decisiones y en la generación de alternativas. Esta circunstancia, subrayó, obliga a diferenciar con claridad entre el potencial real de la herramienta y los discursos exagerados que la rodean, especialmente en un momento de rápida adopción en estudios y despachos profesionales.
Uno de los aspectos centrales de su intervención fue el cambio en la relación entre proyectista y cliente. Revuelta explicó cómo la generalización de modelos tridimensionales avanzados y entornos virtuales ha transformado radicalmente la forma de presentar los proyectos. El cliente ya no interpreta planos o renders de forma abstracta, sino que recorre los espacios antes de que existan físicamente, lo que introduce un nuevo nivel de exigencia y responsabilidad. Esta transparencia, señaló, obliga a garantizar que la experiencia virtual tenga una correspondencia real en la obra construida, evitando una brecha entre expectativa e implementación.
El diseñador advirtió también de los riesgos asociados a un uso acrítico de la inteligencia artificial. Al trabajar a partir de bases de datos existentes, la IA tiende a reproducir patrones formales reconocibles, generando imágenes aparentemente novedosas pero derivadas de soluciones ya conocidas. Sin una intervención consciente por parte del profesional, este proceso puede desembocar en una producción estética homogénea, correcta desde el punto de vista visual, pero carente de identidad. En este escenario, el papel del diseñador se desplaza hacia una función más curatorial, en la que seleccionar, descartar y orientar resulta tan relevante como producir.
Otro de los puntos abordados fue la distancia creciente entre las imágenes generadas mediante inteligencia artificial y la viabilidad constructiva de los proyectos. Revuelta alertó de que muchas de las propuestas visuales que circulan en el entorno digital no responden a condicionantes técnicos, normativos o presupuestarios reales. Recordó que el diseño sigue siendo un ejercicio material, sometido a límites físicos y constructivos, y que la arquitectura no puede reducirse a una ilustración. En este sentido, insistió en la necesidad de mantener el vínculo entre representación y construcción como principio irrenunciable del oficio.
En relación con el impacto generacional, Revuelta cuestionó la idea de que los profesionales más jóvenes partan con ventaja frente a perfiles senior. A su juicio, la velocidad con la que la inteligencia artificial ha irrumpido en el sector ha colocado a todos los profesionales en un punto de aprendizaje similar. No obstante, señaló que la destreza en herramientas visuales no siempre va acompañada de un conocimiento profundo de los sistemas constructivos, un vacío que la IA no puede suplir por sí sola.
Durante su intervención, el diseñador subrayó también el papel central que ha adquirido el modelo tridimensional en el proceso contemporáneo. Más allá de su función comunicativa, el modelo se ha convertido en la estructura desde la que se generan planos, secciones y mediciones. Aun así, recordó que el plano continúa siendo el documento técnico esencial para la construcción, estableciendo una tensión permanente entre la potencia emocional de la imagen y la precisión necesaria para materializar el proyecto.
La reflexión de Revuelta concluyó situando el verdadero desafío de la inteligencia artificial en el terreno conceptual más que en el tecnológico. Frente a una capacidad de producción visual prácticamente ilimitada, el valor del diseño reside en la capacidad de otorgar sentido, establecer prioridades y tomar decisiones conscientes. La jornada organizada por la APDI dejó así patente que la IA no diluye la figura del diseñador, sino que redefine su papel en un contexto de creciente complejidad, en el que el criterio profesional adquiere un peso aún mayor.










