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La oferta varietal del cultivo es radicalmente distinta de la de hace unos años, con materiales en general de elevada productividad, pero de limitada rusticidad, pensados y seleccionados para condiciones de cultivo de altos potenciales de producción y escasas condiciones de estrés

Caracterización y comportamiento de las nuevas variedades de trigo blando

1Antoni López Querol, 2Joan Serra Gironella, 1Josep Anton Betbesé Lucas, 2Roser Sayeras Oliveras

1IRTA Lleida

2IRTA Mas Badia

12/02/2020
El cultivo del trigo blando es España ha venido ocupando tradicionalmente la mayor parte de secanos menos rigurosos en cuanto a su aridez, siendo habitual su cultivo en zonas con pluviometría anual igual o superior a 400-500 mm. En zonas de mayor aridez, la mayor rusticidad de la cebada hace que ésta sea tradicionalmente el cereal mayoritariamente cultivado. Aunque en épocas pasadas de necesidad alimentaria la prioridad fue la producción de trigo para satisfacer las necesidades de pan, la producción actual persigue fundamentalmente elevadas producciones que compensen los discretos precios de comercialización actuales.
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Se ha renovado de manera drástica la gama varietal existente a disposición del agricultor, de manera que se ha pasado del cultivo habitual de variedades poco productivas y rústicas, mayoritariamente adaptadas a buena parte de los secanos españoles, a variedades de elevado potencial productivo, aunque de menor rusticidad, y que requieren condiciones de cultivo de mayor fertilidad. Esta evolución ha hecho concentrar la producción actual de trigo en España en zonas de secano con relativas garantías en cuanto al régimen pluviométrico esperado y a zonas de cultivo intensivo en condiciones de regadío en las que las nuevas variedades pueden desarrollar todo su potencial, alcanzándose últimamente en zonas concretas y cada vez con mayor frecuencia la cifra 'mágica' de 10.000 kg/ha, difícilmente imaginable en nuestras condiciones hasta hace pocos años.

Según datos provisionales del MAPA, la superficie sembrada de trigo blando en España fue de 1.652.900 ha en esta pasada campaña 2018-19. La figura 1 muestra la evolución de la superficie dedicada al cultivo de trigo blando durante el período 2007-2019. Se observa una estabilización de dicha superficie en los últimos años, a pesar de lo cual la tendencia durante la serie estudiada es creciente a razón de un 2,78% anual aproximadamente.

Figura 1. Evolución de la superficie dedicada al cultivo de trigo blando en España. Serie 2007-2019. (Fuente: MAPA)
Figura 1. Evolución de la superficie dedicada al cultivo de trigo blando en España. Serie 2007-2019. (Fuente: MAPA).
El cultivo se concentra principalmente en los secanos de ambas mesetas (65,86%) y Aragón (8,67%), destacando especialmente Castilla y León que concentra el 51,73% de la superficie de trigo blando sembrada en España (Datos provisionales MAPA, 2018). La figura 2 muestra la superficie dedicada al cultivo en las diversas CCAA durante la campaña 2018 (Datos provisionales MAPA, 2018).
Figura 2. Superficie de cultivo de trigo blando por CC.AA. Campaña 2018 (Datos provisionales) (Fuente: MAPA)
Figura 2. Superficie de cultivo de trigo blando por CC.AA. Campaña 2018 (Datos provisionales) (Fuente: MAPA)
Como resulta obvio en una superficie dominada mayoritariamente por cultivo de secano, los rendimientos del cultivo son especialmente sensibles a las condiciones climáticas de las distintas campañas (figura 3). Así, mientras que en 2013 y 2016 se alcanzaron cifras de récord en la producción que rozaron los 7 Mt, en 2009 y 2017 la producción por el contrario no llegó a los 3,4 Mt y 3,8 Mt respectivamente. La figura 3 muestra las producciones totales de trigo blando en España durante el período 2007-2019 (MAPA). Son evidentes los altibajos en la producción en función de las distintas campañas agrícolas, pero la línea de tendencia es claramente alcista, lo que implica que la producción total media ha ido incrementándose a lo largo de dichos años. En concreto, entre 2007 y 2019, la producción total de trigo blando en España ha ido incrementándose de media un 9,67% anual. Se considera que el progreso genético es responsable aproximadamente del 80% de los incrementos en la productividad de los cultivos, lo que da idea de la importancia de una adecuada elección de la variedad a sembrar en el resultado final del cultivo. Según datos provisionales del MAPA de la campaña 2018, el rendimiento medio del cultivo de trigo blando en España en los últimos 12 años se sitúa en 3.298 Kg/Ha.
Figura 3. Evolución de la producción total de trigo blando en España. Serie 2007-2019. (Fuente: MAPA)
Figura 3. Evolución de la producción total de trigo blando en España. Serie 2007-2019. (Fuente: MAPA)

Evolución del material vegetal de trigo en España

Hasta hace unos 40 años, el cultivo del trigo harinero o trigo blando en España estaba ampliamente dominado por la siembra de variedades tradicionales, rústicas, muchas de ellas locales, relativamente adaptadas a condiciones difíciles de cultivo, fundamentalmente debidas a la sequía. Se trataba de variedades de talla alta, sensibles al encamado, poco productivas, aunque relativamente rústicas frente a estreses bióticos y abióticos.

La llamada 'revolución verde' proporcionó nuevos genotipos mucho más productivos que facilitaban la intensificación del cultivo en los lugares que lo permitían. Los trabajos en mejora genética en esos años consiguieron una importante mejora fenotípica en las nuevas variedades: una notable disminución de la altura de la planta que proporcionaba un notable incremento de su resistencia al encamado lo cual, a su vez, permitía un incremento en las aportaciones nitrogenadas al cultivo que se tradujesen en una mayor intensificación de su explotación y consecuente incremento de su potencial productivo. Dichos incrementos en los rendimientos fueron espectaculares en zonas como Andalucía o parcelas en regadío, con variedades como SIETE CERROS, CAJEME, YÉCORA, ANZA, etc., todas ellas alternativas, ideales para las condiciones de cultivo andaluzas o de zonas relativamente templadas. La introducción de nuevas variedades de tipo invernal, para siembras tradicionales de octubre habituales en la mayor parte de secanos interiores peninsulares tardó algunos años más.

Este cambio en la orientación productiva del cultivo ha provocado la desaparición de la mayor parte de los programas de selección y mejora de trigo en España. Dichos programas habían perseguido la obtención de variedades adaptadas en lo posible a las difíciles condiciones de los secanos poco húmedos o semiáridos, con el fin de poder destinar la mayor parte de superficie de cultivo posible a la producción de trigo. Estos programas eran mayoritariamente públicos y tuvieron una relativa tasa de éxito en su objetivo. Tal vez sus obtenciones más exitosas fueron las variedades ARAGÓN 03 y PANÉ 247, que muchos agricultores de cierta edad recordarán. ARAGÓN 03 hizo posible la producción de trigo en los secanos de los Monegros, gracias a su excelente resistencia a la sequía y a su rusticidad. Su cultivo se prolongó con éxito durante casi 50 años desde mediados de los años 40 del pasado siglo. Todavía hoy se pueden ver algunos campos de esta variedad de trigo en secanos áridos de la comunidad aragonesa, produciéndose incluso unos 5.000 Kg anuales de semilla certificada para siembra (Geslive, 2017). En cuanto a PANÉ 247, se siguen produciendo actualmente 261.000 Kg de semilla certificada para siembra (Geslive, 2017) que, tras 50 años de vida de la variedad, sigue siendo referente en zonas frías de Castilla y León, sobre todo de la provincia de Soria.

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La integración de España en la UE supuso un cambio drástico en la oferta varietal de la mayor parte de especies de cultivo extensivo, entre ellas el trigo. La irrupción de variedades centroeuropeas no registradas ni producidas en nuestro país ha provocado un enorme incremento en la oferta varietal de esta especie, actualmente muy extensa y especialmente dinámica. Este hecho, junto a la endémica baja tasa de utilización de semilla certificada, ha traído como consecuencia la práctica desaparición de los programas de selección y mejora que hasta ahora se llevaban a cabo en España, tanto públicos como privados, con lo que están desapareciendo las variedades obtenidas aquí y especialmente seleccionadas para las condiciones de cultivo mayoritarias del país, que son claramente diferentes de las centroeuropeas.

La mayor parte de las nuevas variedades de trigo que llegan actualmente al mercado español son obtenciones europeas, mayoritariamente francesas. Las condiciones para las que han sido mejoradas y obtenidas dichas variedades no son obviamente las que encuentran en buena parte de nuestros secanos, por lo que se hace necesario un trabajo de evaluación de todo ese material vegetal en las diversas zonas de producción españolas con el fin de caracterizar su comportamiento y valorar su adaptación a las mismas. Además de por las propias empresas de semillas, esta importante labor es realizada en España por los diversos institutos públicos dependientes de las diversas Comunidades Autónomas, que llevan a cabo esa tarea de evaluación y caracterización para poder poner toda esa información a disposición del agricultor a nivel local. La mayor parte de dichas entidades públicas llevan este trabajo de manera coordinada a través del grupo de trabajo GENVCE (Grupo para la Evaluación de Nuevas Variedades de Cultivos Extensivos en España). Dicho Grupo publica anualmente los resultados de su red de ensayos distribuida por todas las zonas españolas productoras de trigo, ofreciendo al sector una valiosa información sobre el comportamiento y características de todas esas nuevas variedades (www.genvce.org).

Nos encontramos pues actualmente con una oferta varietal del cultivo radicalmente distinta de la de hace unos años, con materiales en general de elevada productividad, pero de limitada rusticidad, pensados y seleccionados para condiciones de cultivo de altos potenciales de producción y escasas condiciones de estrés. Esto supone ventajas e inconvenientes que se valoran posteriormente en el presente artículo, pero que, en todo caso, obligan a determinadas modificaciones respecto al manejo tradicional del cultivo llevado a cabo hasta hace unos años, así como a la necesidad permanente de información sobre el nuevo material vegetal que va apareciendo en el mercado por parte de agricultores y técnicos asesores.

Distribución varietal actual del trigo en España

A pesar del detalle requerido por la PAC anualmente respecto a los cultivos producidos en toda la superficie agrícola de siembra y de las potentes herramientas informáticas de que se dispone actualmente para el procesado de esa información, no existe sorprendentemente estadística concreta sobre la distribución de la superficie sembrada de las distintas variedades de trigo cultivadas en España. Una buena aproximación, aunque con muchas e indiscutibles limitaciones, es la que proporciona la información sobre cantidades de semilla de trigo certificada en España. Si consideramos que el porcentaje de utilización de semilla certificada por parte del agricultor español es bajo, la aproximación a la superficie dedicada a cada variedad a partir de esos datos no aparece como especialmente rigurosa. A pesar de ello, podría llegarse a asumir la proporción directa entre la semilla certificada y la sembrada. De este modo se obtendrían los datos que muestra la figura 4, que pretende reflejar los porcentajes de superficie sembrada con las 25 variedades de trigo blando de las que se producen las mayores cantidades de semilla certificada en España, y que suponen el 61,37% del total.
Figura 4. Distribución de las 25 variedades de trigo blando con mayor superficie sembrada en España en base a las cantidades de semilla precintada...
Figura 4. Distribución de las 25 variedades de trigo blando con mayor superficie sembrada en España en base a las cantidades de semilla precintada. Campaña 2014-15. (Fuente: MAPA)

Las variedades más sembradas actualmente son ARTUR NICK y MARCOPOLO, con un 7,97% y 7,08% del total. Junto a las variedades CAMARGO y CHAMBO concentran en total el 26,43% de la superficie de trigo blando sembrada actualmente en España. La distribución varietal refleja las características más importantes de la variedad en función de las de la zona de cultivo. Así, las de tipo más invernal y ciclo más largo, como MARCOPOLO y CAMARGO son sembradas mayoritariamente en las zonas más frías, de siembras más tempranas, mientras que ARTUR NICK y CHAMBO, de ciclo corto, suelen sembrarse en época algo más tardía, y en zonas con menor rigor invernal.

Puede sorprender que la gran mayoría de variedades más sembradas sean de invierno y haya muy pocas de tipo alternativo. Sin embargo, si recordamos que el 65,86% del cultivo se concentra en los secanos fríos de ambas mesetas, parece plenamente lógico. Las variedades alternativas se siembran mayoritariamente en Andalucía y zonas templadas, o bien, con menor frecuencia, en siembras tardías de primavera en zonas frías.

Si bien la mayoría de las variedades más sembradas actualmente en España son relativamente modernas, no deja de sorprender la superficie dedicada todavía al cultivo de variedades antiguas que han mostrado y siguen mostrando una magnífica adaptación a determinadas zonas con características específicas. Como ya se ha comentado anteriormente, nos encontramos así con que en una parte de los secanos aragoneses de Monegros se sigue sembrando la variedad ARAGÓN 03, que aun con bajos rendimientos y peso específico del grano, sigue ofreciendo para muchos agricultores de la zona ciertas garantías de producción en parcelas con condiciones habituales de cultivo extremas. Del mismo modo, la excelente adaptación de variedades antiguas como PANÉ 247, CHAMORRO o ASTRAL a siembras tempranas de otoño en determinadas zonas frías de Castilla y León, hacen que en dichas zonas no se haya planteado la necesidad perentoria de la renovación varietal del cultivo que aparece sin embargo como una aparente necesidad en zonas de cultivo de elevado potencial.

Criterios a valorar en la elección de la variedad a sembrar

En el momento de la decisión sobre la variedad de trigo a sembrar, el agricultor debería plantearse una serie de cuestiones además, obviamente, de la productividad, que vienen determinadas por las características de las parcelas a sembrar, las características climatológicas 'normales' del lugar, la planificación de cultivos de la explotación o el destino final de la producción, entre otros. Afortunadamente, la gama varietal de trigo existente actualmente a disposición del agricultor es lo suficientemente amplia como para poder escoger cómodamente el material vegetal más conveniente a sembrar. Para esa selección, hay que valorar una serie de variables importantes en dicha elección.

El ciclo de la variedad

Éste es uno de los factores clave en el éxito final del cultivo. Resulta obvio que no sabremos anticipadamente en el momento de la siembra si va a haber sequía o heladas tardías, por ejemplo, durante la primavera siguiente. Sí que podemos intuir sin embargo, según la propia experiencia y la de los agricultores de la zona, si la posibilidad de que se produzcan dichos fenómenos es elevada o escasa. La elección del ciclo adecuado de la variedad es, en este caso, casi más importante que la productividad potencial de la misma. En este sentido, y de modo general, las variedades de trigo de invierno y ciclo largo serían más apropiadas en zonas frías y húmedas, en las que la fecha de espigado del trigo pueda escaparse del período probable de heladas tardías y, al mismo tiempo, el período de llenado del grano transcurra con temperaturas suaves y suficiente humedad en el suelo. Por el contrario, en zonas en las que los calores intensos estivales sean habitualmente precoces, tendrán mayores posibilidades de éxito las variedades de trigo de ciclo más corto, que hayan completado el período crítico de llenado del grano antes de esas situaciones climatológicas difíciles. La confluencia de dichas situaciones climáticas con ciclos vegetativos largos tiene elevadas probabilidades de interrumpir de manera precoz el proceso de llenado del grano, con las consiguientes pérdidas de cosecha. Resulta pues evidente la importancia de saber si la variedad que vamos a sembrar es de ciclo corto o largo y qué tipo de material vegetal de trigo resulta más interesante en función de nuestros principales factores condicionantes de la producción.
Figura 5. Calendario teórico de siembra en función de la alternatividad de las variedades de trigo
Figura 5. Calendario teórico de siembra en función de la alternatividad de las variedades de trigo.
Suele confundirse con frecuencia el concepto de alternatividad con el del ciclo de la variedad. Las variedades alternativas no tienen requerimiento de horas de frío para desarrollar correctamente su ciclo vegetativo, mientras que las variedades de invierno precisan pasar determinado número de horas de frío para completar correctamente su ciclo vegetativo y floración. Por ello, éstas deberán sembrarse en época temprana, de modo que germinen y desarrollen sus primeros estadios de desarrollo durante el invierno. Las variedades alternativas por el contrario, podrán sembrarse en cualquier época, permitiendo siembras tardías a salida de invierno si es necesario (figura 5). Esto resulta especialmente interesante en otoños especialmente lluviosos en los que resulta imposible poder entrar a sembrar, o bien tras maíz cosechado en invierno por ejemplo, o sencillamente cuando queramos aprovechar la humedad del suelo en otoño para hacer germinar especies infestantes como vallico o avena para eliminarlas después de forma mecánica o química antes de la siembra del trigo.

En ambos grupos de variedades, alternativas y de invierno, las hay de ciclo largo y corto. Las alternativas suelen ser por lo general de ciclo corto, existiendo mayor variabilidad en cuanto al ciclo entre las de invierno. En ambos casos, los ciclos más cortos serán los más indicados en zonas en las que los rigores térmicos estivales sean más tempranos, mientras que los ciclos más largos permiten la prolongación de los últimos estadios de desarrollo del trigo, fundamentales en la definición del rendimiento final.

El problema de la roya amarilla en trigo

La mayoría de variedades cultivadas actualmente en España son resistentes a las infecciones de roya amarilla (Puccinia striiformis) que han afectado de forma periódica la producción de trigo en España, y sobre todo en Andalucía. Hace unos 6 años, sin embargo, una nueva raza del hongo irrumpió en los cultivos de trigo del norte de la península procedente de Centroeuropa. Los daños sobre el cultivo fueron importantes ya que la práctica totalidad de variedades cultivadas carecían de resistencia frente a esta nueva raza de roya amarilla. El problema se extendió rápidamente por todas las zonas productoras de trigo españolas. No se dispone hasta el momento de nuevas variedades de trigo con resistencia contrastada a esta variante de roya, por lo que el único sistema de lucha posible ha sido hasta ahora el tratamiento químico fungicida que ha hecho incrementar los costes de cultivo.

Las variedades que se han mostrado más susceptibles al ataque del hongo han visto declinar su vida comercial anticipadamente por este motivo, al mismo tiempo que se han visto sustituidas por nuevas variedades que parecen mostrar una mayor tolerancia a la infección, aunque no pueda hablarse de resistencia a la misma.

Tras unos 2-3 años de ataques importantes del hongo, la reacción de sensibilidad de las variedades actuales de mayor cultivo se ha vuelto más aleatoria, lo cual puede hacer sospechar que se han desarrollado nuevas razas del hongo o mutaciones en la raza invasora inicial que condicionen en cierto modo la respuesta a la infección de las distintas variedades.

En cualquier caso, un ataque importante de roya amarilla constituye uno de los principales riesgos fitopatológicos actuales para el cultivo. De ahí que la información de que se dispone respecto a la mayor o menor tolerancia de las variedades de trigo frente a este tipo de roya sea muy importante. La tabla 1 ofrece una aproximación al nivel de susceptibilidad o tolerancia mostrado por parte de las variedades de trigo de reciente introducción. La clasificación es tan sólo orientativa y está basada en las observaciones realizadas en los ensayos de evaluación de nuevas variedades de cereales que el IRTA lleva a cabo en Cataluña.
Tabla 1. Susceptibilidad a roya amarilla (Puccinia striiformis) de variedades de trigo blando de amplio cultivo en España (Fuente: IRTA)...
Tabla 1. Susceptibilidad a roya amarilla (Puccinia striiformis) de variedades de trigo blando de amplio cultivo en España (Fuente: IRTA).

Variedades de trigo blando de alta calidad

La calidad es uno de los pocos valores añadidos a los que puede dotarse a la producción convencional de trigo blando. Para ello es necesario controlar una serie de factores de la producción:

  1. Siembra de una variedad de trigo mejorante o de alta calidad que esté demandada por la industria harinera.
  2. Racionalización y/o incremento de las cantidades y momentos de aplicación de fertilización nitrogenada al cultivo, dentro de los límites establecidos por la legislación.
  3. Mantenimiento del cultivo en niveles óptimos de sanidad.
  4. Aportación de nitrógeno por vía foliar en estadios avanzados del cultivo.
  5. Presentación de una oferta de producción de cantidad, calidad y homogeneidad elevadas que resulte atractiva a la industria.

En lo que concierne a las variedades potencialmente atractivas para la industria harinera, ésta demanda ante todo harinas de fuerza y harinas extensibles. Las variedades que ofrecen harinas de mayor fuerza harinera suelen ser variedades alternativas, mientras que la extensibilidad de la harina se da en éstas y en las de invierno.

Se consideran variedades mejorantes aquellas cuya harina ofrece valores de fuerza harinera (W) superiores a W = 300, mientras que son valoradas asimismo harinas con una relación entre tenacidad y extensibilidad P/L = 0,8. Las producciones destinada a la industria harinera que ofrezcan estos niveles de calidad se comercializan a precios superiores a los del trigo para pienso que, en ocasiones, pueden resultar especialmente atractivos. Los valores de estos caracteres varían en función de las características climáticas de las campañas y del manejo del cultivo, pero el nivel de calidad de un trigo blando es un factor con fuerte componente genético, por lo que su factor determinante principal es la variedad cultivada. Por ello, cuando se tenga el objetivo de esta vía de comercialización de la producción de trigo, es fundamental la siembra de una variedad de calidad que garantice al máximo dichos caracteres. En este sentido, el R.D. 190/2013 estableció una clasificación de las variedades de trigo blando en función de su calidad harinera. Dicha clasificación establece 5 grupos de variedades en función de su fuerza harinera (W) y extensibilidad (Relación P/L), tal como muestra la figura 6. Las variedades más valoradas y con producciones mejor retribuidas son las del grupo 1 y algunas variedades del grupo 2 en función de la campaña, mientras que las variedades del grupo 5 serían las denominadas impanificables. La tabla 2 agrupa algunas de las variedades de trigo de mayor cultivo actual en España en función del grupo de calidad en donde se sitúan como promedio de diversas campañas.

Figura 6...
Figura 6. Clasificación de los diferentes grupos de calidad de las variedades de trigo en función de la fuerza (W) y relación tenacidad-extensibilidad (P/L) de su harina (R.D. 190/2013)
Tabla 2...
Tabla 2. Agrupación de algunas de las nuevas variedades de trigo blando actualmente sembradas en España, en función del nivel medio de calidad de su harina (Fuente IRTA).

Otro de los parámetros que suelen asociarse al concepto de calidad es el peso hectolítrico del grano. De hecho, se trata de un factor importante, no tanto desde el punto de vista de la harina y su transformación, sino de su aprovechamiento industrial y del rendimiento del grano en harina. Mide el peso del grano (Kg) para un volumen de 100 l del mismo, por lo que los granos con mejor llenado ofrecerán mayores pesos hectolítricos que los granos con llenado deficiente o migrado, en los que la proporción del almidón respecto a las otras partes del mismo (pericarpio, germen, etc.) es inferior. Es obvio pues que la industria prefiera granos con buen peso hectolítrico ya que aumenta con ello el rendimiento industrial en la molienda.

Este parámetro se bonifica o penaliza ya desde hace varias campañas, de modo que se aplica un incremento o decremento del precio de compra del trigo en función de un peso hectolítrico “tipo”, que el comprador establece cada campaña en función de las características de la misma y de la cosecha. Lo que resulta importante saber y debería tener presente el productor, es que éste es un carácter varietal, es decir, que, a igualdad de condiciones de cultivo, hay variedades que producen un grano con mejor peso hectolítrico que otras. A igualdad de rendimiento final, el hecho de sembrar una variedad u otra, puede representar un valor añadido en el precio final de comercialización de la cosecha o, por el contrario, su depreciación.

Entre las nuevas variedades que ofrecen un buen peso hectolítrico del grano, se pueden citar, entre otras, las que muestra la tabla 3: LG ARROBA, LG ACORAZADO, LG HURACÁN, RGT MIKELINO, RGT PISTOLO, TUJENA, ARTUR NICK, IPPON, IDALGO, MUFASA, PORTICCIO, RGT ALTAVISTA, RGT QUIRIKO, RGT TOCAYO, SOLEHIO, BOTTICELLI, LAVANDOU, LG ALBUFERA, SOBERBIO, GAZUL, LAGASCA, BASILIO, CIPRÉS, NOGAL, NUDEL, OREGRAIN, TRIBAT 133, DIAMENTO, SOFRU, SY ALTEO, SY MOISSON,

Tabla 3. Nuevas variedades de trigo blando que muestran un elevado peso hectolítrico del grano (Fuente: IRTA)
Tabla 3. Nuevas variedades de trigo blando que muestran un elevado peso hectolítrico del grano (Fuente: IRTA)

Las nuevas variedades de trigo blando y su resistencia a problemas fitopatológicos

La entrada de nuevo material vegetal de trigo con superior potencial productivo ha hecho disminuir de modo general la rusticidad del mismo. En general, ha aumentado notablemente el número de variedades de elevada productividad pero que, al mismo tiempo, son más exigentes en cuanto a las condiciones de cultivo. Así, tal como se comentaba anteriormente, ya no resulta sorprendente oír hablar de rendimientos de 10 t/Ha en determinadas campañas y zonas productivas de elevado potencial. El logro de espectaculares rendimientos con estas nuevas variedades suele llevar aparejado un sistema de cultivo intensivo, normalmente en regadío, con elevado aporte nitrogenado y con protección fitosanitaria, principalmente fungicida, que en muchos casos es ya de tipo preventivo. La aplicación de tratamientos fungicidas, no demasiado habitual en el cultivo de cereal hasta hace pocos años, se está volviendo cada vez más generalizada justamente por el cultivo mayoritario de variedades de elevada productividad, pero a las que debe proporcionarse protección frente a diversos patógenos, sobre todo hongos, a las que son más susceptibles que las variedades más antiguas, en las que difícilmente se hacían tratamientos fitosanitarios de este tipo.

De todo lo expuesto se deriva la creciente importancia de conocer el comportamiento de estas nuevas variedades frente a los problemas fitosanitarios más habituales en nuestras explotaciones. Los problemas de plagas son comunes a todas las variedades y difícilmente puede hablarse de una variedad resistente a una determinada plaga. Los principales problemas son los originados por infecciones fúngicas, a los que los distintos genotipos responden de manera diferente, y es justamente esa diferente manera de responder frente a la infección la que hay que conocer. Dejando aparte el problema de la roya amarilla que se ha comentado anteriormente de manera más extensa, los principales problemas fúngicos que suelen afectar al cultivo de trigo blando en nuestras zonas productoras son la septoria (Septoria tritici), el oidio (Blumeria graminis), la roya parda de la hoja (Puccinia recondita) y algunos hongos del cuello de la raíz causantes del encamado parasitario (Gaeumannomyces graminis). Las características de suelo, clima y tipo de cultivo de cada zona y explotación, son las que hacen que algunos de estos potenciales patógenos adquieran mayor o menor importancia y es en ese nivel de probabilidad de potencial infección donde podemos actuar en la elección de variedades más resistentes o tolerantes a determinadas enfermedades.

Las tablas 4 y 5 muestran una aproximación a los distintos niveles de resistencia de algunas de las nuevas variedades de trigo blando cultivadas actualmente en España, frente a los principales patógenos citados anteriormente. Las tablas incorporan asimismo información sobre la altura de planta y el ciclo de nascencia a floración (ver apartado 4.1.) de las distintas variedades.

Tabla 4. Nivel de resistencia de las nuevas variedades de trigo blando de invierno frente a las principales enfermedades fúngicas y encamado...
Tabla 4. Nivel de resistencia de las nuevas variedades de trigo blando de invierno frente a las principales enfermedades fúngicas y encamado. Evaluaciones realizadas en los ensayos de la Red IRTA de Evaluación de Nuevas Variedades de Cereales en Cataluña. Campañas 2017 a 2019 (Fuente: IRTA)
Tabla 5. Nivel de resistencia de las nuevas variedades de trigo blando alternativas frente a las principales enfermedades fúngicas y encamado...
Tabla 5. Nivel de resistencia de las nuevas variedades de trigo blando alternativas frente a las principales enfermedades fúngicas y encamado. Evaluaciones realizadas en los ensayos de la Red IRTA de Evaluación de Nuevas Variedades de Cereales en Cataluña. Campañas 2017 a 2019 (Fuente: IRTA)

Las nuevas variedades de trigo blando con mejor comportamiento productivo

La enorme variabilidad en las condiciones edafoclimáticas de las zonas productoras de trigo en España hace difícil poder singularizar aquel nuevo material vegetal que muestra un mejor comportamiento productivo en cada una de ellas. Ello no es, sin embargo, impedimento para insistir una vez más en la necesidad de consultar la información que generan y ponen a disposición de agricultores y técnicos las diversas redes de experimentación y evaluación de nuevas variedades que se llevan a cabo por parte de las entidades públicas de las distintas CC.AA., y que pueden aportar una información más localizada y contrastada con las condiciones propias de cada zona.

De manera orientativa, las tablas 6 y 7 muestran las variedades de trigo que están mostrando una mejor adaptación y resultados productivos en las diferentes zonas productoras de Cataluña a lo largo de las 3 y 4 últimas campañas. La producción de trigo se concentra en las zonas de secanos subhúmedos fríos (precipitación media anual 500-600 mm), secanos húmedos fríos (precipitación media anual = 700 mm), secanos templados del interior de Girona (precipitación media anual 700 mm), secanos cálidos del litoral de Girona (precipitación anual 600-700 mm) y regadíos templados de Lleida. Esta zonificación en función de pluviometría y temperatura puede servir de algún modo como referencia para otras zonas productoras españolas.

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Los datos de las tablas 6 y 7 provienen de los ensayos de evaluación de variedades que el IRTA ha llevado a cabo durante las 4 y 3 últimas campañas en Cataluña. La productividad (homogeneizada al 13% de humedad del grano) está indicada para las variedades ensayadas, en orden alfabético, en índice porcentual respecto a una variedad testigo o de referencia (Índice 100), para la cual, a su vez, se indica el rendimiento medio plurianual (4 y 3 campañas) en valor absoluto.
Tabla 6...
Tabla 6. Índices de rendimiento de las variedades de trigo blando de invierno evaluadas en la Red IRTA de Evaluación de nuevas variedades de cereales en Cataluña (Índice 100 = Variedad testigo o de referencia para cada zona y época de siembra). Campañas 2016 a 2019) (Fuente: IRTA).
Tabla 7...
Tabla 7. Índices de rendimiento de las variedades de trigo blando alternativas evaluadas en la Red IRTA de Evaluación de nuevas variedades de cereales en Cataluña (Índice 100 = Variedad testigo o de referencia para cada zona y época de siembra). Campañas 2016 a 2019) (Fuente: IRTA).

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