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en altura y talas controladas. Al mismo tiempo, cuando hablamos de poda en altura los riesgos se multiplican y por lo tanto también las medidas de seguridad. Por ello, los trabajadores que desarrollan estas tareas deben llevar los EPI correspondientes y extremar las precauciones. “Siempre es obligatorio pantalón anticorte, manguitos anticorte y casco, los guantes y las botas de seguridad no son obligatorios, pero mucha gente las usa. Y los cortes se deben realizar siempre con seguridad, nunca por encima de la cabeza, siempre por debajo de la altura del pecho y con la motosierra cogida con ambas manos”, ha especificado Blázquez. “Para evitar percances, el 50% del trabajo está en el suelo. Primero tienes que observar el árbol y ver las vías de acceso, por dónde subir, en dónde anclarte, en dónde voy a tirar la cuerda, etc. Mucha gente quiere subir al árbol y planificar desde arriba y eso no puede ser”, ha aseverado Julio Cesar Blázquez. Asimismo, la motosierra de una mano es una de las herramientas destacadas a la hora de desarrollar estos trabajos, porque sus reducidas dimensiones permiten equiparla mientras se escala. Pero también vemos serrotes o pértigas que permiten alcanzar zonas más alejadas sin necesidad de desplazarse por el árbol. “En este sentido, es muy importante economizar en temas de energía, porque es un trabajo muy físico. Ten en cuenta que entre todo el equipo que llevamos estás subiendo siempre con 5 10 kilos de carga. Y en las posturas incómodas o los desplazamientos difíciles estás bregando con ese peso extra. Muchas veces llegas a poner tu cuerpo al límite, por eso es tan importante la precaución”, ha comentado Blázquez. “La llegada de las máquinas a batería ha economizado mucho en temas de peso. Yo trabajo con varios modelos eléctricos que son una maravilla. Pero a la hora de serrar tienen el peso mal repartido, lo que me ha provocado una lesión en el codo”, ha apuntado el responsable de Julio Cesar podas en altura y talas controladas. “Ahora todo el peso de la batería va atrás, y este es excesivo para lo que estábamos acostumbrados”. Cambio climático El cambio climático derivado de la actividad humana ha generado una disrupción peligrosa y generalizada en los ecosistemas, a pesar de los esfuerzos para reducir sus riesgos. Según datos del informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático, por sus siglas en inglés), en los próximos 20 años el planeta amentará su temperatura 1,5ºC. El estudio advierte de que superar temporalmente estos niveles de calentamiento puede generar impactos adicionales irreversibles, especialmente en la infraestructura y los asentamientos costeros de baja altitud. “En el informe se demuestra que el cambio climático constituye una amenaza cada vez más grave para nuestro bienestar y la salud del planeta. Las medidas que se adopten en el presente determinarán la forma en que las personas se adaptarán y cómo la naturaleza responderá a los crecientes riesgos climáticos”, ha recordado Hoesung Lee, presidente del IPCC. Esta situación también está afectando a los árboles que sufren en primera persona los efectos del calor. Concretamente, este 2022 se ha vivido la ola de calor más larga de la historia de España con 42 días consecutivos, según datos de Aemet (Agencia Estatal de Meteorología). “Estas excesivas temperaturas ponen a prueba a prueba la resistencia de todo el ecosistema, no sólo de los árboles. Pero estos sufren especialmente porque se nutren de la tierra. Y se están secando los acuíferos internos por lo que cada vez les cuesta más encontrar agua, lo que los hace más propensos al debilitarse, enfermar o incluso secarse”, ha apuntado Blázquez. Por su parte, Carrizo ha aseverado que “en algunas ciudades con muchas zonas pavimentadas hay una refracción del sol y por ello un aumento de calor. Esto ha supuesto que en especies como los castaños se quemen las hojas al producirse un efecto denominado socarrina. Llegará un momento en el que determinadas zonas van a ser incapaces de mantener algunas especies por los efectos del cambio climático.” “Otro ejemplo lo encontramos este verano, cuando hemos visto como a causa del clima se producía la caída súbita de ramas en muchos parques de Madrid. Estas caídas obligan a cerrar estos espacios, porque son imposibles de prever y suponen un grave riesgo para la salud ciudadana en los parques públicos”, ha apuntado Dorado. Sin embargo, los árboles también pueden resultar útiles a la hora de combatir los efectos del cambio climático. “Un árbol con una copa muy frondosa puede llegar a reducir la temperatura entre 6 y 8ºC en la época estival y entorno a un 11% de la humedad, además, absorbe diferentes contaminantes atmosféricos a través de las hojas. Todo esto, sumado a los servicios ecosistémicos que ofrecen, ha hecho que la cobertura vegetal sea una fórmula para paliar los efectos del cambio climático en las ciudades”, ha asegurado Javier Carrizo. O Adrián Megías tecnogarden 45

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