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18 tecnogarden ENTREVISTA Entrevista a José Alba García, impulsor y participante en los principales proyectos de desarrollo urbano de Málaga en las últimas décadas “En España la afición a la jardinería y a las plantas está muy por detrás de la de otros países” Impulsor y participante en los principales proyectos de desarrollo urbano de Málaga en las últimas décadas. Además, es el creador de un jardín paradisíaco en Villanueva del Rosario, que es uno de los más extraordinarios del mundo, una verdadera obra de arte en la que intervienen muchas técnicas diferentes y complejas y que recoge un trabajo impresionante tras ella. Piensa que en jardinería “se suele favorecer a las grandes empresas desde la política e incluso desde la opinión pública. En mi opinión, no son más eficientes que las pequeñas. En general, la jardinería tiene mucho de arte y así debería ser reconocido”. José Alba García es natural de Málaga, de donde es su familia, casado desde hace casi cincuenta años con María José, granadina de Loja y con cinco hijos. Siempre ha vivido en Málaga, salvo sus años de estudios de la carrera en Madrid. Funcionario municipal durante doce años, fundador y director de ARCS, empresa de ingeniería. Ha desarrollado estudios y proyectos de ingeniería, especialmente de autovías y carreteras, por casi toda España. ¿Se considera usted jardinero? Soy un aficionado aplicado, podríamos decir. He dedicado mi tiempo libre durante los últimos 20/30 años a hacer un jardín, sobre todo a partir de un serio episodio que afectó a mi salud hace 18 años. No tengo formación específica, pero he estudiado y practicado, a mi costa, claro. He aprendido a identificar muchas plantas, a conocer sus características y necesidades, a entender sus valores, me he informado de dónde y cómo conseguirlas, he organizado los transportes desde diversos países y multitud de viveros y he estudiado sus mejores emplazamientos en el terreno. En paralelo me he procurado información sólida a través de mi pertenencia a diversas organizaciones y asociaciones internacionales, y mediante la formación de una biblioteca de unos 1.500 títulos referentes a la jardinería. He visitado numerosos jardines y parques en diversos países y continúo ocupado en el cuido de las plantas, en idear combinaciones atrayentes, en multiplicar las menos problemáticas y en crear las condiciones para el mantenimiento futuro del jardín. En todo caso soy un jardinero de un solo jardín, aunque la afición me viene desde niño. ¿Puede contarnos qué ocurrió en su infancia y porqué la afición del jardín le viene de niño? No ocurrió nada anormal. Simplemente que desde los seis o siete años me gustaba acompañar a mis abuelos maternos a su pequeña finca en Casarabonela, junto a la Sierra de las Nieves, donde he pasado casi todas mis vacaciones escolares hasta los quince años. Allí acompañaba siempre a mi abuelo en sus recorridos por la sierra y por el pueblo y ayudaba a una de mis tías en el pequeño jardín de la casa. De ahí creció mi afición al campo, sobre todo, y a las plantas. Aprendí a diferenciar un pino carrasco de uno piñonero; a saber lo que era un algarrobo, un almendro o un chopo; y en las huertas de los vecinos, a conocer cuestiones de cultivos artesanales. Cuando enfermamos vamos al médico. ¿Piensa que la sociedad en general es consciente de que las plantas aportan salud?

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