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ARTÍCULO 34 tecnogarden algunos órganos eran sensibles al ambiente, y respondiendo a este, producirían gémulas alteradas según el uso o desuso. Siguiendo la pangénesis, el estiramiento de los cuellos de esos animales que se esforzaban en llegar a las ramas más altas de los árboles haría que se produjesen gémulas alteradas en esa parte del cuerpo que podrían transferirse a la descendencia. El lamarckismo fue abandonado progresivamente a partir de la última década del siglo XIX. En 1892 August Weismann se aferraba al darwinismo criticando al propio Darwin mediante un nuevo concepto que se ha llamado como barrera de Weismann. Según esta idea, posteriormente aceptada, la información hereditaria solo se mueve de las células germinales a las células somáticas (del cuerpo), y no al revés. Por tanto, un mayor o menor uso de los órganos no influiría en el material hereditario. Además, Weismann cortó las colas a varias generaciones de ratones para evidenciar que la descendencia no producía colas de menor tamaño (la circuncisión podría ser otra prueba...). Pronto la selección natural se impondría como teoría evolutiva dejando obsoleta la herencia lamarckiana de caracteres adquiridos y aceptando la herencia mendeliana como mecanismo de transmisión de caracteres. Lamarckismo estalinista No suele ser buena idea cruzar teorías evolutivas y política. El ser humano no vive en la naturaleza, sino que ha creado la suya propia y en ella no impera la selección natural. Si hace frío usamos abrigo, si llueve paraguas. Cuidamos a los enfermos y a los mayores y solucionamos la circunstancia con ingenio. Aun así, varios pseudointelectuales del XIX y XX insistieron en aplicar la evolución a las esferas sociales y políticas del hombre, proponiendo el darwinismo como ideología que debía imperar en la sociedad. Según estas ideas, la supervivencia del más apto debe regir la evolución social, y sus defensores no tardaron en proponer medidas como la craneometría para inferir la capacidad intelectual, o la eutanasia para liberar al ser humano de la carga hereditaria de los más débiles. Las ideas evolutivas de Lamarck no se libraron de ser usadas políticamente. En los años 30 del siglo XX, el darwinismo y la herencia mendeliana eran plenamente aceptados por la comunidad científica internacional, y esta base científica era utilizada en campos como la mejora de cultivos agrícolas. En 1932 se extendió una Litografía de 1879 donde se representa a Darwin representando un mono de feria. En la época de Darwin la idea de que el hombre podía compartir ascendencia con el mono fue muy ridiculizada. Crédito: Musée de la Ville de Paris, Musée Carnavalet, Paris, France. En el ejemplo clásico de lamarckismo, la jirafa va estirando gradualmente su cuello para llegar a las altas ramas. El estiramiento es lo que se va fijando a lo largo del tiempo. Crédito: Cajal Flores, Alberto. Lifeder.

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