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Rotación / 17 Lo que no sabíamos es que, en un deliberado intento de huida hacia adelante, Globalgas presentó ante el Juzgado de lo Mercantil número 4 de Madrid un concurso express de acreedores. Conviene explicar que este tipo de procedimientos está pensado para aliviar de carga de trabajo a los juzgados mercantiles en el caso en que el concursado alegue carecer de bienes suficientes para hacer frente a la masa concursal, no exista acción de reintegración y no se presuponga la calificación culpable del concurso. El procedimiento no exige la presencia de un administrador concursal que examine la veracidad de los datos que presenta el concursado, lo que puede suponer un agujero en el sistema susceptible de ser aprovechado por mercantiles de dudosa trayectoria. Este ha podido ser el caso de Globalgas que, aprovechándose de la buena fe del juzgado, ha pretendido salvar un concurso que olía a podrido desde el primer momento. Esperemos que la Administración de Justicia reaccione a tiempo y evite este dislate judicial. Resulta sangrante ver cómo una mercantil de tan irregular trayectoria intenta evitar su responsabilidad societaria mientras la sociedad española asiste angustiada al día a día a la realidad que marcan los muertos por la pandemia, las colas del hambre y la incertidumbre por un futuro laboral que se avecina y que no se vaticina nada halagüeño. Indica la publicación antes citada que el barco fue transferido a una sociedad domiciliada en Majuro (capital de las Islas Marshall) cambiando el nombre de Celanova por el de Vivian bajo la prestigiosa y reconocida ¡bandera de Togo! Muy edificante y transparente todo ello. Lo dicho, algo huele a podrido, y no precisamente en Dinamarca. O “Esperemos que la Administración de Justicia reaccione a tiempo y evite este dislate judicial”

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