Ascensores y Montacargas 79

 nes. Los avances tecnológicos han situado a las máquinas reductoras en los niveles de eficiencia energética y confortabilidad que exigen los actuales estándares del mercado. El uso de motores controlados por variadores de frecuencia permite optimizar su consumo, a la vez que los productos con lubricación permanente, aceites especiales de tipo sintético, reducen las labores de mantenimiento y el exceso de lubricantes al prolongar la vida del par tornillo sin fin/corona dentada. Esta eficiencia energética consigue, a su vez, disminuciones sustanciales en la utilización de energía eléctrica. La incorporación de nuevos elementos ha propiciado asimismo el aumento de los niveles de confort. La introducción de dispositivos de control de velocidad, como el uso de un encoger en unión con los variadores de frecuencia, garantiza unos trayectos más cómodos para los usuarios. Como afirma un destacado fabricante del sector, «los reductores convencionales han avanzado mucho, ofreciendo prestaciones increíbles hace 10 años, como el freno sobre el eje principal o los motores de última generación, extremadamente silenciosos y construidos pensando en la confortabilidad». No menos significativas son las ventajas que suponen las máquinas reductoras para el instalador. Sus reducidas dimensiones y el sencillo desmontaje de sus partes más pesadas, así como al uso de bancadas de desvío, son factores decisivos que facilitan su transporte y colocación. Sin problemas con las nuevas normas Curiosamente, las nuevas normativas por las que se regirá el sector ascensorista, las EN 81-20 y EN 8150, apenas afectan a las máquinas reductoras, que parecen estar más al día que sus competidoras. La actualización de las normas no                                                                                                                                                       afecta así a los reductores, pues ya se vieron en su día afectados por la enmienda A3 con la protección contra los movimientos incontrolados de cabina. La incorporación de frenos de seguridad en el eje de la polea contra estos movimientos y la sobre-velocidad en subida solventó los problemas de seguridad de forma sencilla y económica, y en la actualidad las máquina reductoras encajan plenamente dentro de los parámetros definidos por las nuevas normas. La actualización que en su día supuso la A3 es la que ahora permite a los reductores mostrarse actuales. Lo que sí penaliza la nueva normativa es el uso de cables de diámetro, de modo que se ven más afectadas las máquinas gearless que las reductoras. Mercados En el sector se reconoce abiertamente que «en nuevas construcciones, el reductor convencional tiene la partida perdida» y que «en España, como en muchos otros países, el mercado de obra nueva es de las gearless». Pero con la misma firmeza se asegura también que en modernizaciones «el reductor convencional seguirá siendo la opción más utilizada» y que a medio plazo «se mantendrá estable en los segmentos de la modernización y el mantenimiento». Y no hay que olvidar, por último, la gran reserva de mercado que representan los mercados emergentes y meridionales. Si en los países septentrionales el reductor ha agotado su ciclo de vida, no sucede lo mismo en otras partes del mundo, donde la máquina gearless no ha tomado todavía carta de naturaleza y es generalizado el uso del reductor. De nuevo entramos en el terreno de la competitividad: los ascensores con reductores ofrecen seguridad y economía. De ahí, que a medio plazo se espera que en muchos países las máquinas reductoras sigan manteniendo la hegemonía en la tracción de ascensores.                                                                                                                                                      56 - Ascensores y Montacargas

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