VN27 - Técnicas, equipos y productos para la enología y la viticultura

LA OPINIÓN DEL ENÓLOGO Trabaja cada una de sus cuatro fincas por separado dándole su propia identidad, ¿eso les permite centrarse en cada añada de forma individual o prefiere cierta homogeneidad productiva? La Tempranillo marca mucho su origen y el clima en el que ha crecido, por lo que cada viña nos cuenta su historia y tiene su personalidad. Nosotros intervenimos lo menos posible, no añadimos levaduras ni taninos, dejamos que la elaboración sea natural. Permitimos una fermentación espontanea y solamente controlamos la temperatura, oxigenamos y añadimos un poco de sulfuroso a la hora de la elaboración. Con ello conseguimos que cada finca se exprese de forma individual. Valdepoleo es la viña más elegante, Norte nos da un vino con mucha más tensión y más alegre, Cisma y La Paul tienen su propio estilo... Cada viña marca la personalidad de su vino. Entonces, ¿ha conseguido su objetivo de que la viña sea la protagonista de sus vinos? Sí, lo tengo clarísimo. Nosotros estamos en un segundo plano. Si te fijas en cualquier etiqueta de Pujanza, lo que la protagoniza es su finca. Influenciando lo menos posible en bodega, aunque estando siempre muy pendientes para que el vino no se estropee, conseguimos que la viña se exprese. De entre todos los vinos de Pujanza, ¿cuáles son los más especiales para Carlos San Pedro? Hay añadas muy especiales para mi, pero tengo que destacar la 2013. Fue un año que tiene muy mala fama en Rioja, pero para Pujanza fue un antes y un después porqué nos quitó muchísimos complejos. Es cierto que los vinos cambiaron su esencia porque la añada fue completamente diferente a las demás: los vinos tenían mucho menos color, fueron más sutiles y elegantes, con una acidez más alta debido al frío… Hubo momentos en los que los comerciales me decían que no reconocían los vinos. Es algo que me pasó sobre todo con Valdepoleo, me comentaban que no se parecía a sus anteriores ediciones, que no era Valdepoleo. Y yo les decía: por supuesto que lo es, tiene la esencia de 2013. Y muchos me decían que no la querían, o que querían menos botellas… Yo les explicaba que el vino no es CocaCola, lo hacemos en el campo y tenemos que entender lo que ha pasado. Cuando la uva entra a bodega, el vino ya está hecho. La añada 2020 también me parece una maravilla, es la que venderemos en 2023. La 2018, que es la que estamos vendiendo ahora, nos recuerda mucho a la 2013 porque fue un año frío que nos ha dejado vinos muy frescos… Cada año es diferente, pero cuando te toca un año difícil y sacas vinos muy buenos es cuando realmente te sientes satisfecho de tu trabajo. En realidad, las vendimias sencillas no las recuerdas tanto, solo cuando abres una botella y dices: ¡Joder, qué maravilla! Y eso me pasa con la 2001, la 2005 o la 2019. Y para terminar, ¿cómo prevé el 2022 para Pujanza? Después de todo lo que hemos vivido en los últimos años, he decidido que no voy a prever nada. Intentaremos seguir haciendo lo que nos gusta, que es hacer vino, y venderlo para poder garantizarnos un futuro. Es cierto que se están poniendo las cosas complicadas de nuevo, ya estamos notando un parón en las ventas importante. Creo que 2022 volverá a ser un año duro porque, al fin y al cabo, la hostelería es nuestro mayor cliente y es el sector más afectado… Pero no dejaremos de trabajar.n Para cualquier persona apasionada del mundo del vino, venir a dar una vuelta por Laguardia en vendimia es una experiencia: aquí no hay otro tema de conversación 73

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