TradeSport 283 - Enero 2020

43 ISPO se ha adaptado a las necesidades cambiantes de las marcas y ha sabido dar respuesta a estas necesidades en un momento en el que la exportación se ha convertido en el gran caballo de batalla del sector. busca nuevos caminos para relacionarse con sus clientes. Sobre todo, si se trata de marcas cuya expansión internacional está bastante consolidada. Pese a esta pequeña fuga de marcas, que se ha compensado con creces con la asistencia de nuevas empresas, ISPO sigue consiguiendo récords de participación año tras año, y para esta edición 2020 volverá a reunir, en más de 180.000 metros cuadrados, a más de 2.900 marcas. Casi nada. La edición de 2019 se cerró con un balance bastante positivo, sobre todo teniendo en cuenta que el contexto no fue precisamente bueno. El salón reunió finalmente a más de 80.000 visitantes profesionales (procedentes de un total de 120 países), una cifra similar a la de los últimos años. En cuanto a la cifra de expositores, el salón reunió finalmente a 2.943 empresas,una cifra ligeramente superior a la del año anterior. El alto porcentaje de visitantes extranjeros confirmó,además,el carácter internacional del salón El porqué de la fuerza de ISPO incluso en contextos complejos, es simple. El modelo se ha adaptado a las necesidades cambiantes de las marcas y ha sabido dar respuesta a estas necesidades en un momento en el que la exportación se ha convertido en el gran caballo de batalla del sector. ISPO es la gran feria internacional del sector y si se quiere exportar, hay que estar sí o sí. ISPO es la mejor plataforma para abrir nuevos mercados.Y no sólo durante los cuatro días que dura el salón… LAS MARCAS ESPAÑOLAS APUESTAN POR EL SALÓN España es, desde hace años, un mercado maduro. Maduro y con una fuerte competencia en la gran mayoría de categorías.Muchas marcas nacionales han llegado a su techo “nacional” y para seguir creciendo es imprescindible que ganan cuota en el extranjero. Y para hacerlo, para ganar nuevos mercados y consolidarse en los ya“conquistados”, ISPO es una apuesta segura. Las cifras de expositores españoles de este año serán muy similares a las de los últimos años (42 empresas presentarán sus novedades en el salón) y aunque el peso de nuestro país en el salón bávaro seguirá estando a años luz de países cercanos como Italia o Francia, es importante que esa cifra se mantenga estable -y que la mayoría repitan- porque eso significa que los resultados son buenos. Y que ISPO cumple su cometido.Porque,más allá de que haya más o menos empresas nacionales que expongan en ISPO, lo que es obvio es que muchas de las marcas que acuden a Munich han crecido mucho fuera de nuestras fronteras gracias, en parte, a su presencia en este salón. En la última década, las grandes marcas nacionales -y otras no tan grandes- han asumido que su futuro pasa por la internacionalización. No necesariamente apostando por ISPO, pero es obvio que una plataforma de estas características tiene que aprovecharse si se puede. En cualquier caso, la gran asignatura pendiente de nuestro sector respecto a ISPO no es tanto la cifra de marcas asistentes (que es cierto que resulta bastante baja si nos comparamos con mercados como el francés o el italiano) sino más bien las pocas tiendas nacionales que acuden a Múnich. Es obvio que la situación no es fácil y que muchas tiendas lo están pasando mal, pero la falta de interés por este punto de encuentro es, hasta cierto punto, preocupante. Algunas dirán que no tienen ni tiempo ni dinero para acudir a Munich, y en cierta manera eso puede entenderse, pero desde hace varias ediciones, acuden al salón la mayoría de grandes operadores (off y online) y algunas tiendas especialistas. 30 ó 40 en total, siendo optimistas.Y no parece que las cosas vayan a cambiar mucho ni en esta ni en próximas ediciones. INTERNACIONALIZARSE SÍ O SÍ Uno de las evidencias que nos dejó la crisis de hace una década es que la internacionalización es una vía de escape vital para, ya no solo crecer, también para sobrevivir. A día de hoy es prácticamente inviable que una marca tenga recorrido si sólo se comercializa en un área geográfica. Evidentemente que habrá ejemplos de empresas que ni quieren ni pueden exportar, pero su techo es muy bajo y, además, son enormemente vulnerables. Exportar no es fácil, pero cuando una compañía empieza a generar ingresos en mercados exteriores -y oportunidades hay para todo el mundo- puede, entre otras muchas cosas, compensar lo que no se consigue en el mercado local y minimizar el impacto de la estacionalidad en los mercados locales. La madurez que ha alcanzado algún segmento y, sobre todo, la crisis que hemos dejado atrás (hace menos de lo que muchos creen), han obligado a las empresas a buscar nuevas vías de crecimiento, siendo la internacionalización la más lógica. No es extraño, en este sentido, que actualmente entre un 80% y un 90% de las empresas del sector de artículos deportivos tenga algún tipo de presencia más allá de nuestras fronteras y que, además, para muchas de ellas, la exportación ya representé una parte fundamental de su negocio. Pero más allá de que sea alho que hay que hacer sí o sí, también es importante tener muy claro que no es un paso precisamente fácil. Ni económico. La internacionalización exige un gran esfuerzo en tiempo y, sobre todo, en dinero. Muchas empresas, aun queriéndolo, no pueden –y no saben- ni intentarlo. Y aquí es donde ISPO gana sentido. La lista de marcas españolas que ganan cuota fuera es muy larga, aunque seguramente, salvo excepciones, las que están apostando más por la internacionalización y por su posicionamiento en nuevos mercados son las marcas que, precisamente, acuden a grandes ferias internacionales como ISPO, donde, además de posicionarse en los principales mercados de Europa, pueden intentar entrar con fuerza en mercados emergentes. Mercados en los que casi todas las marcas, sea cual sea su origen, parten de cero y el factor marca, en muchos casos, no tiene el peso que tiene en mercados más maduros. El futuro de muchas empresas nacionales del sector dependerá, sí o sí, de su capacidad para salir de nuestras fronteras (o de seguir creciendo fuera de ellas) y, en este sentido, ISPO es un buen “empujón”

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