TradeSport 202 - Septiembre 2012

Sin duda, una feria bien organizada es una buena herramienta comercial: a pesar de las nuevas tecnologías, el auge de Internet, los emails y demás, las ferias no dejan de ser un importante punto de encuentro. Una cita donde las empresas, aparte de exponer físicamente sus productos y novedades, y en un breve periodo de tiempo, pueden ver a una gran cantidad de profesionales (tiendas, distribuidoras…) y/o consumidores, además de conocer las novedades de otras marcas. Pueden, en definitiva, tener un contacto directo con el mercado. Son, insisto, una buena herramienta para conocer, actualizar, mostrar, publicitar y vender; un buen punto de encuentro para ponerte al día de lo que está pasando en el sector y en la calle… Para los clientes, ya sean distribuidores, tiendas o consumidor final, las ferias también son la oportunidad de actualizar sus conocimientos, y de ver y tocar el producto (para mí no es lo mismo ver una imagen de catálogo o web que tener el producto en las manos). Está claro que la mayoría de marcas hacen sus propias presentaciones y eventos, tienen sus showrooms y sus vendedores con muestrarios, pero creo que representa un gran valor añadido poder tener en una misma feria a la mayoría de marcas de un sector y poder comparar o tener un feeling directo de la oferta. Por otra parte, hablando desde el punto de vista comercial, es obvio que si la feria está bien organizada y hay una buena asistencia de clientes o profesionales, es un buen punto de encuentro, y en los pocos días que dure, podremos captar nuevos clientes y ver los ya existentes, ya sean nacionales o internacionales. En pocos días y sin tener que recorrer miles de kilómetros podremos reunirnos con gente de muchos y diferentes lugares, y en ocasiones ser “encontrados” por potenciales nuevos clientes. Siempre he pensado que ponerle cara a la gente es importante, y que una conversación o negociación cara a cara siempre aporta mucho más que un largo intercambio de correos y emails (aunque no está de más dejar siempre por escrito las conclusiones o acuerdos…). Pero, insisto, para que una feria valga la pena, tiene que estar muy bien organizada, celebrarse en las fechas idóneas para el sector (fechas de interés: de lanzamientos y presentaciones), bien ubicada, bien comunicada, y lo más importante: tiene que contar con una buena presencia de expositores, que serán la clave para que sea atractiva y logre una buena afluencia de profesionales, clientes y/o público. Son ellos, al fin y al cabo, los que harán que la feria sea atractiva para más expositores y, también, para las ciudades donde se realicen, por todo lo que implica a nivel de visitantes, hostelería, turismo y demás. Pero las ferias se enfrentan a un gran peligro: morir de éxito (algo que en España ha pasado más de una vez), impulsando ferias de temáticas similares o iguales y en fechas muy próximas, una estrategia que o acaba pronto con una de ellas o, por el contrario, provoca dispersión y dudas tanto entre los expositores como entre el público: las empresas empiezan a dudar de en qué feria es mejor estar y el público no sabe cuál es mejor visitar. No hay que olvidar que los recursos generalmente son limitados -y no sólo los económicos- y todo ello puede acabar llevando a la desaparición de los eventos. En muchas ocasiones las ferias son promovidas directamente por las instituciones y el primer año suelen ser sostenibles gracias a las ayudas, pero si en la segunda o tercera edición no se ha realizado un buenísimo trabajo, ya no serán sostenibles y habremos pasado de tener una buena feria, a tener dos ferias de mediana calidad y, seguramente, como ni expositores ni público y profesionales saldrán contentos de las últimas ediciones, ambas acabarán desapareciendo. Como he comentado antes, los recursos económicos y humanos son limitados y en épocas de crisis, dos de los presupuestos que primero se recortan o se ajustan son los de marketing y personal, ambos claramente ligados a las ferias. La “duplicidad” de ferias no es algo nuevo. En España se ha repetido en múltiples ocasiones y en varios sectores, como por ejemplo el sector de la moto o del regalo. En este último caso, dos ciudades como Madrid y Barcelona celebraron ferias similares durante varios años y finalmente ambas desaparecieron o quedaron como ferias muy locales con poco interés para los profesionales. El deporte está cometiendo los mismos errores y en este año 2012 ya tenemos dos ejemplos muy claros. Y en dos segmentos fuertes: el fitness y el bike. Creo que en nuestro país tenemos ejemplos muy evidentes de que si se hacen las cosas bien las ferias pueden ser un gran negocio para todo el mundo. El Mobile Wold Congress o, en nuestro sector, la Expo Sports Zone -que se celebra durante el fin de semana de la Maratón de Barcelona- se han convertido en un referente en su universo, el primero a nivel Internacional y muy focalizado al profesional, y el segundo con un perfil más nacional y pensado para el consumidor. Son, ambos, ejemplos que benefician a todos: sector, profesionales, público y entorno. Y creo que ésta es la dirección a seguir. Para que una feria valga la pena, tiene que estar muy bien organizada, celebrarse en las fechas idóneas, bien ubicada, bien comunicada, y lo más importante: tiene que contar con una buena presencia de expositores. Ferias, sí... pero las justas ARTÍCULO DEL MES Toni Amat Responsable de marketing de TRADESPORT TS 28 Las ferias se enfrentan a un gran peligro: morir de éxito. Duplicar encuentros porque un segmento atraviesa un buen momento puede ser el paso previo a la desaparición de ambos

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