TradeSport 163 - Febrero 2009

mismo. Debe ser algo así como preferir la destrucción a la derrota. La base de las tres historias que he expuesto en esta redacción es la mal llamada “crisis financiera”. Para mí, se trata de una crisis, pero de la conciencia individual; la financiera, un síntoma de la otra. Es a partir de esta aceptación desde donde realmente podríamos construir un nuevo modelo de sociedad que está reclamando, a marchas forzadas, nuestra iniciativa y coraje. Es curioso que nos concentremos tanto en las cosas que nos rodean y no en nosotros mismos, que somos quienes las originamos. El capitalismo liberal está desgastado por una sociedad contemporánea enferma y desvalida. Desconocemos cómo funciona realmente hoy el dinero, viviendo en la ignorancia más profunda y creyendo que el dinero es nuestro. Somos beneficiarios temporales de un dinero que cuenta con propietario único: el Poder. El Poder con mayúscula es quién gobierna nuestras vidas porque así lo hemos decidido nosotros. Hemos vendido nuestra libertad a cambio de tener la oportunidad de adquirir cosas materiales, enajenándonos de las leyes que deben conducir una economía. Por eso no estamos entendiendo lo que está ocurriendo, porque no estamos dentro de su funcionamiento. Las grandes empresas que sirven de cobertura a ese Poder dominante han degenerado en sus relaciones íntimas, creando desconfianza y recelo entre ellos. Los afectados directos de ese conflicto serán siempre las personas que hacen que el sistema funcione, es decir, nosotros; las personas corrientes. Para confirmar este dato sólo hay que mirar objetivamente los titulares de los periódicos al respecto. El último es que el banco Santander ha dejado sin liquidez su mayor fondo de inversiones. Este hecho es de una gravedad sin precedentes en la historia de la economía capitalista. Si fuésemos valientes y decididos, iríamos hoy mismo a sacar nuestro dinero de las cuentas bancarias para depositarlo en pequeños bancos locales o en la banca ética, como el banco Triodos en España. Por el contrario, es sorprendente ver que el caso del Santander no ha suscitado la más mínima reacción, excepto en los afectados, supongo. Nuestra sociedad está enferma porque nos hemos maltratado permitiendo al Poder moverse libremente a sus anchas en su egoísta y destructor objetivo. Es el momento histórico de mayor esclavitud encubierta en las sociedades modernas o capitalistas. Lo peor de vivir como un esclavo es no darte cuenta de que lo eres; y ese es precisamente el triunfo de quienes perpetran esta esclavitud. Cuando hablamos de estas cosas a personas que desean saber, una misma pregunta aparece siempre en sus labios: Y ahora ¿qué debemos hacer? Y cuánta más inocencia y simplicidad hay en la persona, más énfasis en la pregunta. La respuesta siempre tiene que ser la misma: Tenemos que hacer lo que nosotros deseemos, lo que nosotros queramos construir. Y para lograrlo necesitaremos una conciencia sólida que comprenda, una voluntad de hierro que desee cambiar las cosas y un coraje implacable para llevarlo a cabo; y sobre todo, tendremos que hacer caso a las bellas palabras de Dostoievski cuando nos decía que “la belleza salvará al mundo”. El capitalismo liberal está desgastado por una sociedad contemporánea enferma y desvalida. Desconocemos cómo funciona realmente hoy el dinero, viviendo en la ignorancia más profunda y creyendo que el dinero es nuestro. Somos beneficiarios temporales de un dinero que cuenta con propietario único: el Poder Marcos Acosta Estudioso de la Antropología

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