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3 Editorial Más palos en las ruedas En el último número de la revista Potencia, en este mismo espacio, alertábamos del riesgo que corría el sector ante la escalada de costes y las dificultades de las empresas para asumirlos. Desde el pasado año estaba en vigor la revisión excepcional para los contratos públicos de obras, un mecanismo con lagunas en cuanto a su ámbito de aplicación pero que supuso un balón de oxígeno para las empresas constructoras. Desde el sector, encabezado por CNC, Seopan y Anci, se advirtió de la necesidad no solo de prorrogar esta medida, sino de aumentar su cobertura y convertir la revisión de precios en un mecanismo permanente. El pasado 2 de marzo se confirmaban los peores presagios y el mecanismo de revisión de precios pasaba a la historia. Lejos de escuchar los llamamientos para que este tuviese un carácter permanente y un mayor alcance —no contemplaba los contratos de mantenimiento, tampoco la subida del precio de la energía y la revisión no podía ser superior al 20% del precio de adjudicación de la obra, entre otros—, las empresas de construcción han perdido su principal herramienta de alivio ante la escalada de costes del último año. Desde el sector alertan de una avalancha de obras que pueden quedar desiertas sin este mecanismo, un hecho que sería especialmente grave ante el importante impulso inversor procedente de los Fondos Europeos. CNC publicaba un informe el pasado mes de octubre según el cual casi 2.000 licitaciones de obras por importe de 883 millones de euros habrían quedado desiertas en el último año, y desde la patronal avisan de que, ante la previsión de que la escalada de precios no cese este 2023, la situación puede ir a peor. Esta circunstancia se suma a otras reivindicaciones que han sido desoídas desde el Gobierno, como la ausencia hasta el momento de un plan ‘renove’ para la adquisición de maquinaria —el parque español tiene una media de edad superior a los 18 años— o la exclusión de la construcción de la prórroga de la bonificación al combustible que sí han mantenido otros sectores de actividad. Son ya numerosos los agravios hacia una industria, la de la construcción, fundamental para la buena marcha de la economía española. Más si cabe en un momento como este donde buena parte de los fondos Next Generation se destinarán a la renovación, modernización y digitalización de nuestras infraestructuras. Su papel es clave en la consecución de los objetivos de la Agenda 2030, como la descarbonización de los edificios y el transporte, el desarrollo de infraestructuras para una movilidad segura y conectada o una gestión de los recursos hídricos que garantice el acceso a servicios de saneamiento e higiene adecuados y equitativos. Ante la proximidad de las elecciones autonómicas y municipales los programas políticos se llenan de promesas de construir carreteras, líneas de metro, centros de salud o colegios. Nuestros representantes públicos apuran las semanas previas para inaugurar esas obras de última hora que ayuden a rascar los últimos votos de los ciudadanos. Lo que no es coherente es seguir poniendo trabas a aquellos encargados de llevarlas a cabo.

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