Pavimentos y revestimientos 86

REPORTAJE grandes superficies únicamente trabajan los pavimentos laminados y «afortunadamente aquí todavía no han sido capaces de ponerse con la madera natural». Por su parte, Vicente Carballo es un veterano parquetista autónomo de Orense que trabaja en las localidades de esta provincia así como en Vigo y otras ciudades gallegas. Coincide en que desde el inicio de la crisis el número de «auténticos parqueteros» ha caído de forma notable, pero en cambio existe una creciente competencia desleal: «Aquí en Orense el intrusismo es una plaga, muchos pintores y carpinteros, e incluso dos guardias municipales, se han puesto a colocar flotante o laminados…». Asegura que «esos les pegan a todo, incluso al pulidos y barnizados sencillos, con barnices económicos, y la consecuencia es que los precios están machacados, y los mismo ocurre en Vigo y me temo que en toda Galicia». Carballo explica que en el año 2005 adquirió maquinaria para pulir sin polvo de Bona y decidió trabajar únicamente con productos de la compañía sueca. Habitualmente trabaja solo y reconoce que «hay clientes que nos aprietan tanto con los precios de los pulidos que están por debajo de los 12 euros/m2, de forma que solo salen a cuenta empleando barnices al disolvente para abaratar costes». Y en esos casos «yo me niego rotundamente, prefiero rechazar presupuestos y quedarme unos días en casa, aunque no me sobra el trabajo, pero no estoy dispuesto a regresar al pasado». Pero lo cierto es que se encuentra en estas situaciones «más veces de las que quisiera». Actualmente, Vicente Carballo realiza sobre todo «restauraciones de parquet en domicilios y algo de parquet pegado, muy poco, cuando antes de la crisis había colocado miles de m2 de tarima clavada». Y explica que a él le funciona muy bien internet y sobre todo el boca a boca porque «Orense no es Barcelona o Madrid, aquí no hay tiendas con exposiciones de parquet, solo unas pocas que venden laminado, y cuando acabas un trabajo prácticamente casi terminas amigo del dueño». Carballo comenta que después de tantos años tiene buenos contactos y una estrecha relación con arquitectos e interioristas: «Cuando hay gente que demanda trabajos de calidad, realizados en condiciones profesionales y con buenos materiales, no tengo demasiada competencia porque quedamos pocos profesionales del pavimento de madera». Entre estos trabajos de calidad, está poniendo «bastante parquet industrial de toda la vida, que gusta mucha a los arquitectos, en viviendas de ciudad y también en pueblos». El problema es «encontrar proveedor porque el que tenía en Galicia ha cerrado». Siempre el precio… Tradicionalmente, en Galicia la madera siempre ha sido un elemento presente en la decoración interior y, por supuesto, en los pavimentos. Pero en los últimos tiempos se ha producido un desplazamiento del consumo. Francisco Blanco explica que todos los clientes que entran en su tienda observan y admiran los parquets y tarimas de madera genuina «pero luego cuando ven que un parquet multicapa les cuesta 40 euros el m2 y un suelo laminado solo 15 euros, o menos, fácilmente ocho de cada diez se inclinan por el producto sintético». Blanco tiene claro que «aquí a la gente el parquet de madera les gusta muchísimo; eso no ha cambiado y forma parte de la manera tradicional de decorar una casa», pero la realidad es que «el bolsillo anda flojo» y ahora esos suelos «se han convertido en un producto casi de lujo y se venden poco para la reforma». Este parquetista explica que hace ocho años «más del 90% de las miles de viviendas nuevas que se construían cada año llevaban su parquet multicapa; solo en algunas promociones de viviendas más modestas se buscaban otros materiales». E incluso en las reformas se trabajaba más el parquet que el suelo laminado porque «quien hacía una reforma quería tener su casa bien». En especial, en las localidades pequeñas y en los pueblos «a la gente le gustaba sentir que tenía una madera maciza, clavada o pegada, bajo los pies». Y muchas veces «ibas a reformar una casa de pueblo o un chalet y además de roble también pedían maderas carísimas: iroko, jatoba, ipé, elondo…». En su opinión, si en Galicia algún día se volviera a construir vivienda de una calidad media – alta la madera volvería a reivindicar su lugar en los pavimentos. Y si la situación económica mejorara y la gente tuviera más confianza en el futuro, también regresaría a la reforma. Esa preferencia por el suelo de madera, sin embargo, se circunscribe a la decoración interior «porque en el exterior, por una cuestión de climatología, aquí nunca se ha puesto mucha madera» y «hay muy pocos proyectos que incluyan terrazas o piscinas donde se pueda colocar una tarima de exterior». Una cuestión destacada es que mucha de la gente que decide introducir los pavimentos de madera en una reforma de calidad sigue inclinándose por un suelo «cuanto más macizo mejor». Francisco Blanco comenta que la mitad de la madera que vende para reforma domiciliaria es la tarima maciza machiembrada de toda la vida, pegada o clavada, en su mayoría de roble pero también en wengué o incluso en pino, con diferentes anchos y espesores, barnizada en obra (cuando se trata de una reforma general) o en fábrica (en reformas más pequeñas)». Y solo la gente con un presupuesto más ajustada se inclina por un parquet multicapa más económico. La mayoría de las tarimas macizas que se comercializan en Galicia son de proveedores locales, entre ellos López Pigueiras, Maderas Besteiro, Molduras del Noroeste o Maderas Iglesias, si bien en los últimos años se ha reducido el número de fabricantes. En cuanto al parquet multicapa, cada parquetista trabaja con dos o tres marcas sin que haya ninguna con una presencia mayoritaria en el mercado. En materia de acabados, el cliente gallego se inclina mayoritariamente por los suelos barnizados mates o satinados. Según Blanco, a día de hoy el cliente particular «todavía no está muy involucrado con el tema de los aceites y la estética nórdica o centroeuropea». Comenta que «solo de vez en cuando aparece un cliente interesado en tonalidades blanqueadas o grises pues los tintes, de momento, tampoco tienen mucho éxito». En cambio, los clientes que optan por los pavimentos laminados «abren más el foco». Francisco Blanco afirma que en los laminados existe mucha oferta y los fabricantes tienen gamas amplias con colores muy bonitos «y por eso los clientes compran un poco de todo, según sus gustos, desde diseños más innovadores para integrarlos en una decoración moderna a suelos muy rústicos que parecen antiguos». Vicente Carballo 51 - PAVIMENTOS

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