OP245 - Obras Públicas

95 CARRETERAS pueden afectar a la estructura de la plataforma, alejando cualquier perspectiva realista de que la red viaria española pueda acometer en el corto o medio plazo su adaptación a los requerimientos de la nueva movilidad, con las implicaciones económicas y sociales que de ello pueden derivarse. La cara amable de este panorama tan poco alentador la ofrece el País Vasco, un territorio en el que todos los indicadores resultan paradigmáticos como modelo de red segura preparada para dar el salto hacia la digitalización y la transformación ecológica. PONER EL MARCADOR A CERO REQUIERE 9.900 MILLONES DE EUROS El 'Informe sobre Necesidades de Inversión en Conservación de la Asociación Española de la Carretera' tiene su origen en las Campañas de Inspección Visual que la entidad comenzó a realizar en 1985 con el objetivo de conocer el estado de la pavimentación y del equipamiento, así como de estimar la inversión mínima necesaria para alcanzar niveles de servicio adecuados. En la serie estadística recogida en los resultados del presente informe, se observa cómo en el año 2001 la conservaciónde la red viaria aprobaba holgadamente el examen periódico de la AEC, para llegar a situarse en 2021, veinte años después, a las puertas del muy deficiente. Darle la vuelta a esta situación requiere una inversión mínima de 9.918 millones de euros, cantidad en la que la Asociación cifra el déficit que acumula el mantenimiento del conjunto de las infraestructuras viarias del país y que se reparte, para las redes del Estado y Autonómica y Foral, como sigue: • 3.261 millones en la red que gestiona el Estado, la cual tiene una longitud de 26.400 kilómetros, y • 6.657 millones en la que administran los gobiernos autonómicos y forales, que suma un total de 75.300 kilómetros. Es preciso aclarar que esta cifra ha sido calculada incorporando una estimación -conservadora, en todo caso- de la subida experimentada en los precios de los materiales, a fin de ofrecer una imagen lo más próxima posible a la realidad actual. CONSECUENCIAS El deterioro de las carreteras españolas está limitando el importante papel que estas infraestructuras están llamadas a desempeñar en la transición hacia una movilidad más sostenible, ecológica, digital y segura. La descarbonización del transporte, la repoblación de la España vaciada, el refuerzo de la cohesión social y territorial o la reducción a la mitad del número de fallecidos por accidente de tráfico en 2030 penden de un hilo. Y es que la fotografía que muestra el estudio de la Asociación Española de la Carretera tiene consecuencias directas e inmediatas sobre la viabilidad de las distintas medidas que el Gobierno se había propuesto acometer en el marco del Plan de Acción para la implementación de la Agenda 2030. La Estrategia 'Sistema Seguro', la Ley de Movilidad y la Estrategia de Movilidad Sostenible, Segura y Conectada son tres de los cuatro grandes desafíos que están en la hoja de ruta del actual Ejecutivo, los cuales se verán amenazados si la situación de las infraestructuras viarias no da un giro de 360 grados. El cuarto, alcanzar la neutralidad climática en 2050 como meta fundamental del Pacto Verde Europeo, es, sencillamente, una quimera desde la óptica en la que las administraciones públicas españolas han instalado sus políticas de movilidad. Pero la mala conservación de la red afecta también al ya maltrecho bolsillo de los conductores: Circular por una carretera en mal estado incrementa al menos un 10% el consumo de combustible. ¿LA SOLUCIÓN? La Asociación Española de la Carretera insiste una vezmás en que, en la coyunEn la red a cargo del Estado, los elementos de balizamiento, tan importantes para la seguridad y comodidad de la circulación, logran en erste informe tres décimas más que en la auditoría precedente, pasando de un 7,2 a un 7,5 (sobre 10). Según el último informe de la AEC, hay que renovar 360.000 señales de código, el 65% con el reflectante caducado.

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