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PVC 61 Naturalmente, había competencia. En aquellos días varias empresas se unieron bajo el propósito de la calidad en los cerramientos, también del reciclado, por cierto. Creo que fue el convencimiento de que teníamos un producto de mucha calidad lo que nos hizo salir adelante. ¿Con qué estrategia inicial abordasteis todo esto? ¿Cuáles fueron tus decisiones como directora? De dos tipos. Una estrategia interna y otra externa. Con la primera, configuramos la cadena de valor del sector de los cerramientos de PVC. Había que ordenarla, alinearla. Ponernos a trabajar todos juntos, aunar intereses y objetivos, desde el perfil, el fabricante, los herrajes, vidrios, hasta el montador. Esta ha sido una tarea titánica de verdad. La externa era, sobre todo, información, porque llegábamos con un producto nuevo: charlas, visitas, colegios profesionales, puntos de venta, etc. Y el resultado en obra, por supuesto, una obra te lleva a otra obra y así sucesivamente. Todo este trabajo fue dando sus frutos desde, más o menos, 1998 a 2006. ¿Y, después, una vez conseguido estos primeros hitos, la travesía hasta hoy? Primero, acatar las exigencias del Código Técnico. Eran requisitos de tipo prestacional y ahí cumplíamos de sobra, éramos y somos muy fuertes. Después, tomaron el protaTeníamos la sensación y la motivación de que podíamos hacer algo tan importante como era crear un sector industrial. Y eso lo hemos logrado. ¡Ahora es fácil decirlo, porque cuando lo haces no eres tan consciente de ello! ¡No notas que estás siendo pionera, te centras en hacer las cosas lo mejor posible! ¿Cuántas mujeres había entonces? La verdad que muy pocas. Antes de Asoven, como arquitecta técnica, siempre estuve acostumbrada a trabajar en obra. Puedo decir que nunca tuve ningún problema. ¡Comencé a trabajar en el mundo del PVC con 28 años, como product manager, con tareas desde lo comercial hasta montaje de talleres! Pero sí, sí era difícil encontrar mujeres en obra. Estaban más en administración y menos en puestos de dirección. He visto esa evolución. Por ejemplo, la incorporación a puestos de fabricación, donde era muy raro también encontrarlas. Y llegaron, porque hay que tener en cuenta que la carpintería tiene que salir perfecta de fábrica, en todos sus detalles. ¿Cómo echasteis a andar en Asoven? Fue difícil, nada fácil. Esto era un producto nuevo. Nos costó que nos conocieran y fue complejo ganar mercado. Me rio ahora al recordar que nos decían ‘perdone… ¿PVqué?’

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