Menaje de mesa y cocina 119

mercados Monix Induction Express es la nueva cafetera de aluminio de Monix, con fondo difusor adaptado para todo tipo de fuegos, incluidos los de inducción. Esta cafetera tiene como característica exclusiva el sistema Full Induction sin agujeros, que incrementa la conectividad a todo tipo de placas de inducción, mango ergonómico de baquelita con insert azul y un interior pulido sin cantos, lo que facilita al máximo su limpieza. Destaca por su diseño elegante, que mejora esta cafetera de siempre y la adapta a las necesidades del día a día. Oroley La cafetera Blue Induction de Oroley es una opción colorida y diferente que cuenta con tecnología de última generación. Destaca por su llamativo color azul y su base de acero inoxidable apta para todo tipo de cocinas, incluida la inducción. Disponible en tres tamaños (6, 9 y 12 tazas), incorpora un cacillo reductor en el modelo de seis tazas para convertirlo en una cafetera de tres tazas. Oroley advierte de que, para que la placa de inducción detecte la cafetera, necesita tener una zona de cocción destinada a elementos de pequeño diámetro (máximo de 14,5 cm). «Algunos fabricantes varían las habituales dimensiones de las cafeteras e introducen bases más anchas, para aumentar la superficie de contacto entre el calderín y la fuente de calor. De este modo, se mejora la eficiencia y se ahorra energía» Bialetti Bialetti inventó la cafetera italiana en 1933, revolucionando la vida de los hogares y convirtiendo el acto de hacer un café en un ritual simple y natural para millones de familias. Actualmente Bialetti diseña y fabrica productos de gran sofisticación como la Moka Induction (en la foto), un ejemplo de diseño italiano, alta tecnología, máxima seguridad con válvula patentada y exclusivos acabados. tos. La mayoría de las marcas apuesta por la calidad del producto y por un diseño atractivo, seguro y ergonómico. Además, comprobamos que la adaptación a las cocinas de inducción se está extendiendo y ya es casi una característica generalizada y obligada en los catálogos. La apuesta por la calidad de los materiales es otro de los principales puntos fuertes, en el seno de una oferta que se divide entre el tradicional aluminio (al que se le atribuye mayor conducción térmica y, por lo tanto, ahorro energético) y el más moderno acero inoxidable, que habitualmente se asocia con la posibilidad de utilizar la cafetera en cocinas de inducción (aunque también existen modelos de aluminio aptos) y que permite acabados como el pulido espejo, que algunos consumidores prefieren. Existen incluso modelos que combinan los dos materiales (Ilsa, Bialetti...): acero inoxidable para el calderín, en contacto con la fuente de calor; y aluminio en la parte superior, para preservar todo el aroma del café. Algunos fabricantes también han recubierto la parte interior del calderín con revestimiento antiadherente, para garantizar la máxima higiene y facilitar la limpieza; o con tratamientos interiores especiales antióxido. En otros modelos, aparece el cacillo reductor, que permite limitar o ampliar la capacidad de la cafetera sin necesidad de disponer de varios modelos. A nivel de materiales, la silicona y otras alternativas como el policarbonato de colores o el polipropileno ya no son tan comunes en asas y pomos como lo fueron en el pasado. También ha perdido fuerza una innovación introducida tiempo atrás: los aros de silicona en el cuerpo de las cafeteras. La baquelita sigue siendo ampliamente mayoritaria, dado que sus características de resistencia, moldeabilidad y precio hacen que sea difícil competir con ella. En las asas, se impone, por un lado, la ergonomía y el tacto suave; por otro, que éstas se mantengan frías cuando la cafetera está en su punto máximo de calentamiento, para evitar incomodidades y no tener que utilizar manoplas de cocina a la hora de servir el café. Se tiende igualmente a realizar bases más anchas, con mayor diámetro, para aumentar de este modo la superficie de contacto con la fuente de calor. Ello deriva en tres beneficios fundamentales: acorta el tiempo de espera hasta que sale el café; ahorra energía; y reduce el sobrecalentamiento del asa. El receptáculo superior incorpora en algunos modelos una ventana, que permite controlar como sube el café, mientras que los pomos y las asas han ido evolucionando hacia formas ergonómicas y, sobre todo, materiales muy resistentes al calor. También es importante asegurar que las tapas sean antiderrame, dado que el rebose del café al transportar el utensilio puede ocasionar quemaduras al usuario; y que las asas queden sólidamente fijadas y remachadas al cuerpo, evitando movimientos. Algunos fabricantes aseguran que sus cafeteras son «para toda la vida». Para ello, es necesario un aseguramiento de los recambios y una estructura y diseño de calidad, que garantice esta promesa de durabilidad. Una oferta muy nacional Aunque las firmas italianas tienen un claro prestigio en este mercado que casi «han inventado», en España la presencia de marcas nacionales es muy importante, siendo su cuota ampliamente mayoritaria frente a las importaciones (Bra, Monix, Magefesa, Vitrinor, Jata, Quttin, San Ignacio, Ibili, Oroley, Quid, Lacor, Inoxibar, Ilsa, Taurus, entre otras...). De hecho, algunas enseñas prefieren evitar la denominación de «italianas» para este tipo de cafeteras, a las que también se llama moka, tradicionales o incluso expresso. No existe unanimidad acerca de la terminología más adecuada. En cuanto a los canales comerciales donde se distribuye este producto, 18 - menaje

RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx