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33 GESTIÓN para desarrollar sus propias estrategias de adaptación en sus hogares y ciudades (como almacenar agua para usarla cuando hay escasez) o intentar reducir los impactos de los riesgos (por ejemplo, ayudando a enfriar casas y bloques de apartamentos). Los hallazgos de este estudio señalan que las personas deben estar en el centro del diseño de SbN. En ese sentido, los autores/a del estudio concluyen que la consideración de los problemas sociales es desigual entre los proyectos de SbN analizados, ya que —si bien la mayoría de las SbN consideran alguna forma de justicia social en su diseño— en la mayoría de los casos se trata de consultas realizadas a los grupos de interés de forma superficial. Así, solo el 28 % de los proyectos mostró un compromiso real con valores diversos (y marginados) en la implementación de las SbN, y solo el 20 % hizo una consideración explícita de garantizar que los beneficios (y las cargas) derivados de las SbN se distribuyeran de manera justa. En términos de gobernanza de proyectos, alrededor del 80% de todos los proyectos fueron financiados e implementados por entes públicos, en su mayoría gobiernos municipales, lo que destaca aún más la vulnerabilidad en el largo plazo de las SbN, al estar sujetas a las prioridades y presupuestos cambiantes de los gobiernos. LATINOAMÉRICA Y ÁFRICA, LÍDERES EN TÉRMINOS DE TRANSFORMACIÓN ECOLÓGICA Y SOCIAL Otro aspecto que se ha analizado en este estudio ha sido la capacidad de SbN de crear un cambio real o transformador a largo plazo en estas ciudades. Para ello, en el estudio se ha analizado el impacto de los proyectos SbN en el sistema ecológico, en la sociedad y en la infraestructura de la ciudad. La conclusión es que menos del 15% de los proyectos muestran capacidad transformadora en cualquiera de estas dimensiones. Los autores atribuyen estas tendencias a la falta de compromiso social (más allá de idea de nexo entre “clima-biodiversidad-sociedad” (CBS) se recoge en el informe conjunto publicado recientemente del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) y el Panel Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), informaron en una nota de prensa fuentes de Ikerbasque. La primera conclusión de este estudio es que los proyectos que utilizan SbN deben prestar más atención a cómo abordar los desafíos de “climabiodiversidad-sociedad” específicos de cada contexto. El estudio muestra que solo el 2% de las SbN estudiadas tuvo en cuenta la forma en que los futuros impactos del cambio climático afectarán a las propias SbN. Tal y como explica la investigadora Ikerbasque en el BC3, Marta Olazabal, “al tratarse de soluciones basadas en procesos naturales, el tipo de plantas utilizadas en el contexto de las SbN son tan vulnerables al cambio climático como las personas. Por ello, y para que den beneficios en el futuro, las SbN deben diseñarse para que sean resistentes a las condiciones climáticas cambiantes. Por ejemplo, las especies deben ser resistentes a las altas temperaturas o a condiciones más secas en ciertos lugares”. APLICAR PERSPECTIVAS DE VULNERABILIDAD CLIMÁTICA La vulnerabilidad al cambio climático puede y debe reducirse de formas múltiples y complementarias a través de SbN. En este estudio, sin embargo, los autores/a encontraron que las SbN actuales están diseñadas principalmente para reducir la exposición y no funcionan desde otros ángulos de vulnerabilidad climática. Por ejemplo, en la mayoría de los casos las SbN intentan reducir la exposición a los peligros climáticos desviando las fuertes lluvias para evitar inundaciones (por ejemplo, parques inundables). En el futuro, las SbN deben abordar las necesidades de los habitantes urbanos La vulnerabilidad al cambio climático puede y debe reducirse de formas múltiples y complementarias a través de SbN. El ERC financia proyectos de prestigio que buscan desarrollar investigaciones novedosas y de alto riesgo. Desde su creación, el ERC ha tenido un impacto considerable en el panorama de la investigación europea

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