HC361 - horticultura

DOSIER ALMENDRO 19 la ganancia genética. Para ello, debemos diversificar las fuentes de autocompatibilidad, actualmente dominadas por ‘Tuono’, y ampliar los recursos genéticos a utilizar. Sin embargo, importar variedades y especies de países lejanos, con el fin de cruzarlas con las nuestras y aumentar así la variabilidad genética, es actualmente muy difícil por las restricciones existentes. Por otra parte, ello indica el éxito de la mejora genética varietal realizada en España ya que la mayoría de las plantaciones actualmente se realizan con obtenciones de los tres programas existentes. Respecto a los patrones empleados sucede lo mismo. Ambos hechos no tienen precedentes en la fruticultura española. En la primera edición de DemoAlmendro celebrada el pasado mes de junio en Logrosán (Cáceres), usted comentó que sería oportuno impulsar un modelo de financiación de los programas nacionales de mejora a través de una interprofesional, imitando lo que ya se hace en Estados Unidos… ¿Es posible alcanzar este modelo en España? Sí, debería ser un modelo de financiacion de la I+D+i posible y es muy necesario establecerlo en España. Así, podríamos competir en igualdad de condiciones con los productores de paises como Estados Unidos o Australia, donde a través de sus respectivas “Almond Boards” el sector productor está unido, acuerda y define objetivos comunes y decide la financiación de la actividad I+D+i en función del interés. Así los almendricultores aportan una cantidad por su producción con este destino. Esto es básico para asegurar la renovación y el desarrollo sostenible del cultivo. Los avances en genética, y en este caso las futuras variedades y patrones, se obtienen a partir de programas de mejora, desarrollo y transferencia al sector con objetivos a largo plazo. Su financiación y participación en la definición de objetivos es necesaria que se asegure y realice a través de organizaciones interprofesionales. De hecho, el IRTA desarrolla una línea de mejora de almendro financiada por una empresa local, que define los objetivos y verifica el avance del programa. A nivel sectorial debería constituirse el “Iberian Almond Board”, ya que Portugal tiene un gran potencial y debemos unir fuerzas para poder competir mejor con las producciones norteamericanas y australianas. ¿Sería necesario fomentar aún más la colaboración entre los distintos centros de investigación para favorecer una mayor adaptación de las variedades a las diferentes zonas agroclimáticas de España? ¿Sería factible crear una red nacional de experimentación en torno al almendro? Sí, en algunos aspectos colaboramos pero indudablemente se puede y debe fomentar la mayor colaboración compuestos nutracéuticos es otra necesidad que aún no hemos abordado. Por otra parte, tambien hemos realizado mejora de patrones de Prunus con alguna obtención reciente pero a una escala mucho menor. Un estudio internacional en el que ha participado afirma que se estaría produciendo una pérdida de variabilidad genética debido al uso repetido de un número reducido de genotipos fundadores. ¿Qué supone esta conclusión para el trabajo de los mejoradores y qué se puede hacer para revertir esta situación? Sí, este trabajo liderado por el IRTA y en el que participamos mejoradores de los siete principales programas de mejora genética del almendro a nivel mundial (UC Davis EE UU, Adelaide University, ARO Israel, INRAe Francia y los 3 españoles: CITA, CEBAS-CSIC e IRTA) concluye que durante los últimos 50 años se ha producido una reducción de la diversidad genética disponible en plantaciones comerciales a través de la mejora realizada con los riesgos que ello implica (vulnerabilidad frente a enfermedades, plagas y el cambio climático). Así, el estudio de la genealogía de 220 genotipos de almendro reveló dos líneas de mejora principales basadas solamente en tres variedades (‘Cristomorto’ y ‘Tuono’ italianas y ‘Nonpareil’ americana). Se identificaron dos importantes limitaciones: el reducido germoplasma utilizado en mejora y el elevado grado de consanguinidad entre las variedades modernas. Reducir la pérdida de variabilidad genética es un reto en los programas de mejora debido al repetido uso de un escaso número de genotipos o variedades fundadoras. Es necesario tomar medidas en el diseño de cruzamientos para evitar la consanguinidad y favorecer David Pozo (izq), director del Área Agroalimentaria de Interempresas Media e Ignasi Batlle, durante la celebración de una mesa redonda en DemoAlmendro 2022.

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