Construcción Industrializada_CW6

ACTUALIDAD Industrialización de la construcción Un constructor me decía, no hace muchos años, que en un pasado no muy lejano había cuatro materiales: cerámica, aglomerante (cal o porland), tierra y agua, y con estos se construía todo. En la actualidad, hay una diversidad de materiales y técnicas que no existían años atrás. Además, las exigencias que se le requieren actualmente a las edificaciones son cada vez mayores y más rigurosas. Estas provienen de la mayor demanda de confort y seguridad y, actualmente, también derivadas de la necesidad imperiosa de reducir el consumo de energía asociado directamente a los edificios. El primer paso para reducir el consumo de energía fue garantizar que los edificios fueran menos permeables a las pérdidas o ganancias de calor. Como decía antes, una nueva gama de materiales, así como de programas de simulación energética, han ido apareciendo con esta finalidad. Una vez reducida la demanda energética para el uso de los edificios, era necesario un segundo paso, controlar los recursos dedicados a los procesos de la construcción. Reflejados en las cadenas de producción de otros artefactos industriales, la edificación ha emprendido una nueva dirección hacia la imperiosa necesidad de llevar a cabo procesos intensamente controlados y evaluados, desde el momento de la extracción de las materias primas, hasta la formalización del producto final. De esta forma, existe la posibilidad de análisis y control de cada uno de los elementos que acabarán formalizando un edificio. Y no sólo eso, se cuantifican todos los costes (económicos, materiales o energéticos), tanto en la etapa de producción y construcción como de su desmantelamiento en el futuro. De todas formas, un edificio no debería convertirse en un artefacto consumible más, hasta con una ‘obsolescencia programada’. Pues un edificio tiene una vida útil mucho más larga, a menudo, indefinida. Un edificio será siempre un prototipo para un lugar, del cual se va a construir solamente una unidad, atado a un territorio, a un programa y a unas condiciones climáticas determinadas de la zona geográfica donde se emplazará. Eso que hace que se le considere arquitectura. Hasta la rehabilitación de un edificio difícilmente será extrapolable a los inmuebles vecinos. La industrialización de los edificios, a pesar de haber empezado emulando los procesos industriales, seguramente evolucionará con una idiosincrasia y especificidades que lo harán diferente de las empresas que elaboran productos de consumo. Afrontamos, pues, el reto de implementar una nueva y apasionante forma de construir y reconstruir nuestros edificios. EDITORIAL Oriol Muntané, Doctor Arquitecto y profesor de la UPC

RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx