C136 - Automatización para la Industria 4.0

IA Creemos que debemos centrarnos en tres objetivos clave. Primero, debemos asegurarnos de que la IA se desarrolle y utilice de manera responsable y ética. La historia nos ha enseñado que las tecnologías transformadoras como la IA requieren nuevas reglas. Los esfuerzos proactivos y de autorregulación de las empresas responsables ayudarán a allanar el camino para estas nuevas leyes, pero sabemos que no todas las organizaciones adoptarán prácticas responsables de forma voluntaria. Los países y las comunidades deberán utilizar procesos legislativos democráticos para participar en conversaciones de toda la sociedad sobre dónde se deben trazar los límites para garantizar que las personas estén protegidas por la ley. En nuestra opinión, las regulaciones efectivas de IA deben centrarse en las aplicaciones de mayor riesgo, ser duraderas y orientarse hacia los resultados frente a las tecnologías que avanzan con rapidez y las cambiantes expectativas sociales. Para generalizar los beneficios de la IA de la manera más amplia posible, los enfoques regulatorios deberán ser interoperables y adaptables en todo el mundo, al igual que la propia IA. En segundo lugar, debemos asegurarnos de que la IA promueva la competitividad internacional y la seguridad nacional. Si bien deseamos que no sea así, debemos reconocer que vivimos en un mundo fragmentado donde la superioridad tecnológica es fundamental para la competitividad internacional y la seguridad nacional. La IA es la próxima frontera de esa competencia. Con la combinación de OpenAI y Microsoft, y DeepMind dentro de Google, Estados Unidos está bien posicionado para mantener el liderazgo tecnológico. Otros ya han comenzado a invertir, y deberíamos buscar expandir esa posición entre otras naciones comprometidas con los valores democráticos. Pero también es importante reconocer que el tercer actor principal en esta próxima ola de IA es la Academia de Inteligencia Artificial de Beijing. Y, justo la semana pasada, la china Baidu se comprometió a desempeñar un rol de liderazgo en IA. Los Estados Unidos y las sociedades democráticas en general necesitarán múltiples y sólidos líderes tecnológicos que contribuyan al avance de la IA, así como un enfoque más amplio de las políticas públicas en temas como los datos, la infraestructura de supercomputación de la IA y el talento. En tercer lugar, debemos asegurarnos de que la IA sirva a la sociedad de manera amplia, no limitada. La historia también ha demostrado que los avances tecnológicos significativos pueden superar la capacidad de adaptación de las personas y las instituciones. Necesitamos nuevas iniciativas para mantener el ritmo, de modo que la IA pueda empoderar a los trabajadores, los estudiantes puedan lograr mejores resultados educativos y las personas y organizaciones disfruten de un crecimiento económico justo e inclusivo. Nuestros colectivos más vulnerables, incluidos los niños, necesitarán más apoyo que nunca para prosperar en un mundo impulsado por la IA, y debemos asegurarnos de que esta próxima ola de innovación tecnológicamejore la salud mental y el bienestar de las personas, en lugar de erosionarlos gradualmente. Finalmente, la IA debe servir a las personas y al planeta. Puede desempeñar un papel fundamental para ayudar a abordar la crisis climática, incluso mediante el análisis de los resultados ambientales y el avance en el desarrollo de tecnología para la producción de energía limpia, al mismo tiempo que acelera la transición hacia la electricidad sin emisiones. Para hacer frente a este escenario, ampliaremos nuestros esfuerzos en políticas públicas para apoyar estos objetivos. Nos comprometemos a establecer nuevas alianzas y de mayor calado con la sociedad civil, el mundo académico, los gobiernos y la industria. Trabajando juntos, todos necesitamos entender mejor los problemas que deben abordarse y las soluciones con más posibilidades de éxito. Ha llegado el momento de colaborar en la definición de las reglas del juego de la IA. Por último, a medida que he ido reflexionando sobre estos temas en los últimos meses, una y otra vez mi mente ha vuelto a algunos pensamientos que los conectan. En primer lugar, estas cuestiones son demasiado importantes para dejarlas únicamente en manos de los tecnólogos. Y, por otra parte, no hay forma de anticipar, y mucho menos de abordar, estos avances sin implicar a las empresas tecnológicas en el proceso. Más que nunca, este trabajo requerirá una gran organización. En segundo lugar, el futuro de la Inteligencia Artificial requiere un enfoque multidisciplinar. El sector tecnológico fue creado por ingenieros. Sin embargo, si la IA va a servir realmente a la humanidad, el futuro exige que reunamos a informáticos y científicos de datos con personas de todos los ámbitos de la vida y con cualquier forma de pensar. Más que nunca, la tecnología necesita personas formadas en humanidades, ciencias sociales y con una dosis de sentido común superior a la media. Por último, y quizá lo más importante, la humildad nos ayudará más que la confianza en nosotros mismos. No faltarán personas con opiniones y predicciones. Muchas serán dignas de consideración. Pero, a menudo, me he encontrado pensando sobre todo en mi cita favorita de Walt Whitman -o de Ted Lasso, según se prefiera-: «Sé curioso, no juzgues.» Estamos entrando en una nueva era. Tenemos que aprender juntos.  53

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